Después de pasar casi tres décadas recorriendo el mundo, el ilustrador francés Nicolas Jolivot (1965) hizo el viaje de su vida sin salir de una modesta parcela acquainted de 300 m2 a orillas del río Loira, donde pasó dos años dibujando las plantas, los pájaros y los insectos que veía cada día durante su envidiable experiencia ‘gradual’. El resultado de ese periplo por la naturaleza doméstica es ‘Viajes por mi jardín’, un formidable libro –por calidad, originalidad y tamaño– que acaba de publicar en España la editorial Errata Naturae, con traducción de Inés Clavero.
Escena doméstica ante la vivienda que construyó en la parcela el antiguo propopietario.
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Así justifica el autor el motivo que le empujó a ralentizar su vida para concentrarse en el cuidado del ciruelo y la flor de la correhuela y la observación del mirlo y el arrendajo: «En febrero de 2019, al regresar de mi enésimo viaje a China, sentí que había cumplido con mi cupo de desplazamientos. Había llegado el momento de aflojar el ritmo. Sin que lo viera venir, un humor más sedentario le había ganado el pulso al deseo de andar todo el día de acá para allá. Aquel mes de marzo empecé a ocuparme de mi jardín acquainted, motivado con la concept de inventariar su contenido. Al cabo de un mes de prospección, me di cuenta de que el movimiento perpetuo de la naturaleza y la infinidad de lo diminuto hacían de mi empeño una empresa quimérica. Comprendí entonces que, para un observador atento, mi jardín de trescientos metros cuadrados es tan vasto como China», explica un artista y viajero que cometió la osadía creativa de recorrer toda Francia para dibujar el viento.
EL LIBRO
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Título.
‘Viajes por mi jardín’ -
Autor.
Nicolas Jolivot -
Editorial.
Errata Naturae -
Traducción.
Inés Clavero -
Precio.
38,90 € (216 páginas)
El huerto al que regresa Nicolas Jolivot es una parcela que pertenece a su familia desde 1919, aunque la historia de estos minifundios que se inundaban periódicamente con las crecidas del río se remontan dos siglos atrás. El autor también dibuja esos tiempos pasados de su jardín, cuando allí se producían hortalizas básicamente.
Ilustración de un mirlo en el jardín.
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El trotamundos renegado cultiva y dibuja primorosamente hasta nueve tipos de lechugas, tomates San Marzano –más grandes y alargados que los de pera–, manzanas reineta y otras frutas y verduras; se obsesiona con la exuberancia floral que le proporcionan dalias, tulipanes, amapolas, rosas amarillas japonesas y el bello acanto; examina decenas de especies de insectos, del standard zapatero al escarabajo del sudario;se deja acompañar por urracas y pinzones, sapos espinosos y erizos comunes;pero también reconstruye la memoria acquainted, las vidas de sus abuelos y de sus vecinos en un edén semiurbano que ahora redescubre en su edad madura.
Insectos y arbustos silvestres.
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Dejarse llevar entre las páginas de este libro durante los primeros días de la primavera es acariciar la felicidad.
” Fuentes www.laverdad.es ”