Pasajeros habituales del transporte público creen que «a estas alturas su uso ya es innecesario», aunque otros dicen sentirse «más seguros» si se mantiene
Un tren procedente de Reinosa acaba de llegar a la estación de Santander a las doce y dos minutos del mediodía. Tras abrirse las puertas, los usuarios comienzan, poco a poco, a abandonar los vagones. Todos con la mascarilla puesta. Aunque esta imagen, igual que en los autobuses, los taxis o los aviones, puede que tenga ya los días contados. Algu
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