Primera modificación:
La reactivación del turismo, trayendo consigo la actividad económica, ha alegrado a quienes viven de él. Si bien también ha encendido el histórico descontento de quienes pensaron que la pandemia podía replantear la situación medioambiental de la laguna. Pese a que existe una ley para construir puertos alternativos, la licitación no ha sido convocada por las autoridades y las embarcaciones continúan surcando muy cerca la plaza San Marcos, entre otros.
El placer de unos es la indignación de otros. Este 5 de junio, decenas de ciudadanos y organizaciones ambientalistas coparon las aguas y el puerto de la Laguna de Venecia con rótulos de “No Grandi Navi”, en rechazo al arribo de cruceros y cansados de la contaminación de las aguas de esta ruta turística.
La intención de los manifestantes period evitar el paso de transatlánticos a través de las aguas de la histórica ciudad. Pese a que el Gobierno ha prometido que evitaría el ingreso, regularmente las embarcaciones cruzan frente a la plaza de San Marcos para recorrer el Canal de la Giudecca y dirigirse a la Estación Marítima donde atracan, al oeste de la isla.
Este sábado, la industria de cruceros retomó sus actividades tras las prolongadas restricciones por el nuevo coronavirus, con el cruce de la embarcación ‘MSC Orchestra’, que partió desde Venecia para recorrer el mar Mediterráneo. Pero antes se topó con la manifestación de decenas de personas en el puerto y en pequeñas embarcaciones gritando consignas en su contra.
En la otra cara de la moneda, las autoridades portuarias, sus trabajadores y autoridades de la ciudad, dieron la bienvenida al crucero, como un símbolo de la reactivación económica.
“Estamos felices de estar de regreso para reiniciar los motores. Nos preocupamos mucho por Venecia y hemos estado pidiendo una solución estable y manejable para los barcos durante muchos años”, afirmó Francesco Galietti, director nacional de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA).
En mayo pasado, el Parlamento italiano convirtió en ley un decreto que establecía la convocatoria de una licitación pública para incentivar proyectos de construcción de puntos de amarre para buques de más de 40.000 toneladas, dedicados al transporte de pasajeros. Aunque la prohibición del paso por la turística ciudad seguirá vigente hasta que se completen las terminales a las afueras de la misma, la licitación para su construcción ni siquiera ha sido anunciada.
“Estamos aquí porque estamos en contra de este paso, pero también en contra de un modelo de turismo que está destruyendo la ciudad, expulsando a los residentes, destruyendo el planeta, las ciudades y contaminando”, opinó Marta Sottoriva, una veneciana de 29 años.
Desde hace tiempo, organizaciones y ciudadanos piden al Ejecutivo italiano que construyan un puerto alternativo. Entre las opciones está San Niccolò, en el Lido, para que los turistas vayan a Venecia en transbordadores.
“Es un día importante para nosotros, para los 4.000 trabajadores y muchos otros que laboran en este sector. Empezamos de nuevo después de más de 17 meses, finalmente hay luz al final del túnel”, valoró Alessandro Santi, presidente del grupo Federlogistica, mientras veía zarpar al barco de 16 cubiertas con capacidad para 3.000 pasajeros y 1.000 tripulantes, pero que debido al Covid-19 se mantendrá a la mitad de su capacidad.
El negocio de cruceros representa más del 3% del Producto Interno Bruto de Venecia. Tan solo en 2019 cruzaron unos 667 cruceros que transportaron a alrededor de 700.000 pasajeros. “Venecia es donde comienzan o terminan muchos itinerarios, el impacto económico en Venecia es enorme”, añadió Galietti, afirmando que “si Venecia se quita de los itinerarios, todo el Adriático sufrirá las consecuencias. Sería un gran impacto”.
“Creo que esta lucha es muy larga. Creo que estamos en contra de un interés financiero muy grande. Si le preguntas a la gente que vive en Venecia, no quieren estos barcos aquí. Y, además, después de un año y medio que todo se detuvo debido a la pandemia, lo que nos preocupa es que la situación vuelva a la situación que teníamos antes de la pandemia”, declaró Marco Baravalle, miembro del Comité que organizó las protestas.
En 2012, la Unesco solicitó al Gobierno italiano buscar alternativas al tráfico marítimo en la zona de la laguna veneciana, para así terminar con el paso de grandes barcos. Poniendo como condición, entre otras, el evitar que Venecia sea eliminada de la lista de Patrimonio de la Humanidad.
La batalla por los cruceros que zarpan y llegan a Venecia se intensificó después del incidente con el crucero ‘Costa Concordia’. También en 2012, este se hundió frente a Toscana, causando la muerte de 32 pasajeros y tripulantes. Hace dos años, otro crucero, el ‘MSC Opera’, chocó contra un muelle y un barco turístico, hiriendo a cinco personas mientras maniobraba a través del Canal de Giudecca.
Con EFE, Reuters y AP
” Fuentes www.france24.com ”