Me enfrento a una nueva aventura cargada de sorpresas gracias a NUBA, en un pas que ya conozco, pero que nunca terminar de descubrir. Necesitara 20 vidas, ocho mil ojos, 900 sentidos, porque sensorialmente Colombia te colapsa y te enamora.
Mi experiencia empieza en el eje cafetero y mi primera parada es la Hacienda Bambusa, en Armenia. Un lodge de slo ocho habitaciones en medio de una enorme plantacin de cacao que me cuestiona si lo que vivo es realidad o ficcin: mientras desayuno con las montaas de fondo, los colibres se acercan a beber agua pienso si ese vuelo prodigioso es actual; no me extraa que Disney se haya inspirado en este lugar mgico para su pelcula Encanto.
Entre dibujos animados y realismo mgico anda la cosa cuando la puesta de sol culmina con un espectculo nocturno de cientos de Campanillas, las lucirnagas me dejan boquiabierto y me acuerdo de Gabo y sus Cien aos de soledad.
A partir de Bambusa mi mundo empieza a girar en torno al cultivo del caf San Alberto. Cuando un espaol cree que la vendimia manchega genera el mayor dolor de riones possible, comprendo que cultivar y recoger caf lo supera abiertamente: todo sucede entre nubes de agua condensada y barro, que exige botas advert hoc. Es algo que no lo hace cualquiera. Los recolectores deben tener, no slo fuerza fsica y una resistencia feroz, sino tambin una preparacin cualitativa para elegir el grano adecuado entre las pendientes tapizadas de cafetales. El premio es… un tinto, y no de Rioja. As es como llaman aqu a este caf colombiano ligero de textura y sabor intensos.
Por la noche, descanso en el lodge Sazagua: cena con msicos que ya quisiera C. Tangana para su gira, prueba de aguardientes y la certeza de lo disfrutones que son los colombianos. Mi habitacin es distinta a cualquier otra que haya conocido nunca: un igl gigante tejido con bamb.
Ahora, una pausa para hablar de una cata nueva en mi vida: de frutas. Con el desayuno nos han preparado unas variedades inditas, jugosas, inimaginables. Piezas en su punto exacto de maduracin que despiertan, desvirgan papilas gustativas que, hasta ese momento permanecan inexploradas. Un banquete vitamnico con nombres tan poticos como guayaba, lulo o boroj.
Emprendemos ruta con Pedro, nuestro cicerone de NUBA, hacia Salento. Un pueblo precioso donde jugamos al tejo, el deporte nacional que consiste en lanzar una especie de disco. Tu puntera se celebra con una explosin ya que en el objetivo se esconde una pequea carga de plvora. Fallamos!
Subidos en un Jeep Willys 1971, donde habitualmente transportan sacos de caf, empezamos a recorrer el valle de Cocora. Un paraso habitado por palmeras que parecen Torre Picasso. Los turistas de a pie se hacen fotos en una especie de logo-mariposa (Desde Britney a Rosala, hemos hecho mucho dao a este insecto) y, por supuesto, pasamos de largo para llegar a un lugar escondido dentro del valle, al que slo nosotros tenemos acceso.
Avanzamos por carriles imposibles hasta que sucede algo mgico: vuelve a entrar en accin el issue nube y las copas de las palmeras gigantes asoman silenciosas. Mientras esperas que emerjan de la niebla gorilas, salen a tu encuentro toros bravos. Estamos en el territorio privado de la ganadera brava Salento, donde cran toros de lidia a 2.600 metros de altura y contribuyen a la formacin de talentos de la tauromaquia. En su plaza de tienta han entrenado los mejores matadores del mundo, que tambin han dormido en esa preciosa casa donde la cocina de lea consigue manjares bsicos y, en los corredores, coinciden estampas de La Macarena con carteles de Roca Rey. Es uno de los lugares ms bonitos de Amrica del sur.
De lo rstico a lo urbano nos separa un viaje en avin que nos lleva a Medelln. Fascinados por sus rascacielos, nos montamos en el metrocable, el funicular que conecta la ciudad por los aires; burbujas de cristal que te contagian sensacin de viaje.
En esta especie de Nueva York colombiano descubrimos la joya de la ciudad: Comuna 13. El barrio tambin conocido como La cuna de Pablo Escobar. Donde antes haba miseria y guerra, es ahora en tiempos de paz, un chispazo energtico nico en el planeta, donde se desarrolla arte urbano: la gente canta, baila, pinta, interacta… escaleras mecnicas que suben y bajan entre piruetas break dance y aromas de los puestos de comida callejera. Todos all dan lo mejor de s mismos. Dentro de esta fiesta perpetua (sobre todo los domingos) acrcate al puesto de doa Consuelo. Ella prepara su famoso sorbete-vaso de mango, que han probado todas las celebrities del planeta desde Rihanna hasta Maluma.
Nuestro lodge hace honor a su nombre: Elcielo. En l degustamos una cena preparada por Juan Manuel Barrientos a unos niveles michelnicos estratofricos.
Soy una persona que necesita los museos para creer en la humanidad e intento ver los mximos posibles en cada viaje. El de Antioqua, en Medelln, es una joya en cuanto a organizacin de los temas y, adems, en l me reconcili con el maestro Botero. Ms all de la gordura, amo esos inicios maravillosos de su bohemia en Pars acercndose a Czanne. Qu guapo period! Adems, el edificio artwork dec es asombroso, quieres vivir all.
Guatap, cerca de Medelln, es ese lugar en el mundo que excede la psicologa del shade. Zcalos de casas que desprenden una energa desbordante al combinar colores que me transportan a los jardines Majorelle. Son cuadros, bloques de shade donde el berenjena se mezcla con el rosa, el blanco y el amarillo, para rodearse de un verde agua que ya quisiera para s Missoni. El nivel de energa que consiguen es brutal. As es Colombia, colores que nunca pensaste mezclar y all empastan a la perfeccin. Como haca el maestro Yves Saint Laurent o Christian Lacroix. Como se atrevi Stephen Burrows o como las mezclas alegricas y exageradas de la coleccin Rothko de Jan Taminiau.
En Colombia todo queda en Disney. Cartagena de Indias, nuestro siguiente destino, es como la conexin Piratas del Caribe. Me resulta la versin colonial de la ciudadela de Jaca. Georgina lo entender. Aqu dormimos en el lodge Amarla, una joya del siglo XVIII con techos descomunales.
La ciudad es, adems, un escaparate de las fabulosas islas de El Rosario, donde buceas entre peces de colores y te tomas la mejor cerveza de tu vida en el micro-chiringuito de una micro-isla. Lujazo complete.
Siempre que voy a Colombia, Bogot es para m el alfa y el omega de un viaje trascendental. Me fascina, vuelvo en cuanto puedo y ms si voy a mi querido lodge 4 Seasons Casa Medina, esa maravilla en un edificio de estilo Tudor, instalado en el Chichester de Bogot. Quiero descubrir a Javier Biosca, fotgrafo de este reportaje, mis sitios favoritos: el museo del Oro, el de Botero, el Capitolio Nacional de estilo neo-clsico, el museo Santa Clara, con su artesonado de flores que al impactar con la luz convierte la bveda en iridiscente… Tambin Nuestra Seora del Carmen que encontr por casualidad en el centro histrico; una iglesia neo-gtica (los neos siempre me producen efecto faro, si veo uno voy por l). En su construccin parece que se han aliado Okuda San Miguel y el maestro Mateo. Los rojos y verdes, y sus vidrieras alemanas son una alegora del arts&crafts. Me gener la obsesin de colorear mi parroquia del Perpetuo Socorro en Madrid.
No podamos terminar este viaje sin degustar mi plato favorito de Colombia: el ajiaco, la comida tpica de Bogot, que ha cambiado mi relacin con las sopas, porque jams me plante aadir aguacate o alcaparras a un caldo y descubrir que est buensimo. Tan delicioso como este pas.
Para ms informacin: www.colombia.journey. Con la colaboracin de la agencia NUBA: www.nuba.com.
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” Fuentes www.telva.com ”