Antes de que Emily Dickinson muriera por la belleza afirmó que «para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro». Y hay viajes entre hojas de papel encuadernadas en los que, aparte de salir con el pelo y las concepts alborotadas, uno no es capaz de salir ileso.
Existen libros que cimentan, edifican y reconstruyen. Libros que hurgan en aquella herida que cicatrizó mal y hacerla volver a sangrar. Autores, como Gaite, quien con la palabra y la escritura engendran una «patria indiscutible, escabrosa y recóndita». Y hacen florecer, entre las sombras, obras que culminan en el hallazgo de soledadesbeatíficas, porque es very important estar bien cuando se está con uno mismo. Capaces de gestar diálogos en los que hallar quietud, engendrar conversaciones sobre la vida y sus infortunios -o no- a través de personajes refugio y generar largos y constructivos coloquios en la mente de quienes los leen. Ya lo aseguró Lorca, cuando las hojas del neonato otoño del 31 aún estaban por caer, que no sólo del pan vive el hombre. «Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro», expresó el poeta en lo que fue la inauguración de la biblioteca de su pueblo natal. Y no estaba exento de razón.
«Es por la herida que entra la luz», formuló Rumi, poeta sufí, y resalta Jordi Nadal , autor de ‘ Libroterapia ‘, editor y fundador de Plataforma Editorial. «Aquella literatura que habla del dolor te hace sentir menos solo», expresa el escritor. Numerosos estudios avalados por prestigiosas universidades, tales como la Universidad de Navarra o la Universidad Complutense de Madrid, y científicos demuestran que la lectura es buena para la salud física y psychological. «Hay una literatura científica que demuestra las ventajas de la lectura más allá del sentido común. La literatura sirve para crear mejores condiciones de educación y darte más medios y elementos para defenderte. Quien lee, en common, está más preparado para la vida», manifiesta.