Turismo en tiempos de COVID

La lucha se centró entonces en la salud, en salvar vidas frente a la COVID-19, desconocida hasta fines del año anterior cuando las alarmas empezaron a sonar desde China. Su carga viral y poder diseminador inundaron el planeta, donde todavía no hay management en este combate de rebro

tes y más rebrotes, ya con la certeza de que deberemos convivir con él por un tiempo hasta que se disponga de una vacuna eficaz.

No ha habido una esfera que haya quedado inmune a tal azote, como también resulta el caso del turismo, motor impulsor de muchas naciones, entre ellas Cuba, urgida de recomponer su contraída economía aun en medio del enfrentamiento al SARS-COV-2, ahora con fase detransmisión autóctona limitada en La Habana y Ciego de Ávila.

Por supuesto que la apertura internacional limitada de hoy en la Isla a la industria del ocio procura un poco del oxígeno económico que requiere la Antilla Mayor- azotada, además, por el inamovible bloqueo de EE.UU.-; pero la decisión ofrece garantías plenas a la vida, como demuestran las experiencias pioneras en el polo Jardines del Rey, donde turistas de Bahamas y Canadá han reconocido ya la calidad de las prestaciones y el respeto de los protocolos sanitarios para evitar los contagios.

También desde Rusia y otros mercados de Europa llegaron las señales para el reinicio de los viajes, cuando las dos partes den el visto bueno a cada caso en explicit, teniendo en cuenta por supuesto el contexto interno, bilateral e internacional.

Como antes, en la nueva- futura- normalidad, la industria de la recreación estará llamada a seguir siendo la caja registradora diaria para solventar el déficit creciente de divisas. Cuando retornen los vuelos, los cruceros y los flujos de clientes se muevan entre mercados y destinos y viceversa, también para este giro habrá otros entornos diferentes, más higiénicos, saludables, sostenidos y seguros.

Esta etapa de cese de las actividades por la aparición del horrible virus se aprovechó justamente para impulsar las inversiones en marcha; así como hacer mejoras en establecimientos, viales, aeropuertos y trazar estrategias encaminadas a priorizar, a tono con la pandemia, las modalidades turísticas de salud y bienestar; cultura y patrimonio; y naturaleza.

Cuando se decidió con un grupo de limitaciones abrir algunas ofertas, primero, para el Turismo nacional y luego el de fuera de fronteras- a partir de principios de julio y únicamente en la arrancada para las cayerías norte y sur por ser sitios aislados-, ello aconteció mediante estructuradas medidas y protocolos, que de manera escalonada (III fases), permitirán al dinámico rubro retomar su camino poco a poco como sector económico estratégico, por ser fuente de ingresos, de empleo e impulsor de los imprescindibles encadenamientos productivos.

Atrás quedaron las proyecciones del stability del 2019, cuando se aspiraba en el ejercicio en curso llegar a la cuantía de 4 500 mil visitantes contra los 4 275 mil 561 del periodo previo, cuando Donald Trump se ensañó todavía más contra la ínsula, muy en explicit se las tomó con su native industria sin humo, en su afán de asfixiarnos económicamente con muchas más vueltas de rosca a su cerco felony, injerencista y extraterritorial.

Tales proyecciones quedaron frustradas, al menos de momento, y a partir de ahora y por un tiempo habrá que convivir con la COVID-19, en nuevo escenario donde en el turismo primarán la paz, la salud y la seguridad.

En consonancia con esas exigencias en este 27 de septiembre Cuba se suma a la celebración del Día Mundial del Turismo, bajo el lema de Turismo y desarrollo rural, y lo hace ponderando acciones más higiénicas y seguras para el ramo, en medio del azote pandémico que ha sitiado el orbe por cualquier latitud.

De manera conjunta varias naciones del Mercosur centralizaran los actos por la ocasión, cuando queda claro que la actividad turística dista hoy mucho de ser aquel giro dinámico, que aportaba el 10 % del PIB mundial, el 6 % del complete de las exportaciones y generaba uno década 11 puestos de trabajo en el globo terráqueo.