Concorde, la última nave comercial supersónica, usaba cuatro turborreactores Rolls-Royce/Snecma Olympus 593 y completaba este itinerario en un tiempo récord de 2 horas, 52 minutos y 59 segundos. En un momento en el que ni siquiera existía la tecnología de chats, se consideraba el último avance en transporte aéreo y permitió que se condensaran los viajes de trabajo en pocos días (o, en casos extremos, en horas).
El reinado de los cielos del Concorde llegó a su fin tras varias décadas de actividad, cuando se sacó de circulación en 2003, debido al descenso de la demanda debido a los costes de producción y al trágico accidente de avión de julio del año 2000.
El Concorde empequeñece en comparación con el diseño del Hyper Sting, de 328 pies (casi 100 metros): 100 pies más largo que el standard Boeing 747-400 que usan muchas aerolíneas de todo el mundo. Con una longitud de ala a ala de 169 pies (51 metros), sin duda la nave sería un titán recorriendo las pistas de Heathrow y llevando en su inside a 170 pasajeros.
Aunque los diseños de Oscar son puramente teóricos a día de hoy, explica que los vuelos de larga distancia verán sus tiempos acortados a medida que los nuevos avances tecnológicos en transporte aéreo lleguen al mercado comercial. Estas innovaciones de momento se reservan para el sector militar: el proyecto ya retirado North American X-15 investigaba hace 50 años las posibilidades de alcanzar la increíble velocidad de 7.274 kilómetros por hora (Mach 6.7).
Aunque el diseñador afincado en Barcelona cree que este concepto se convertirá en realidad en un futuro no muy lejano, aún quedan muchos interrogantes respecto a los costes de producción de una nave como esta, y que en última instancia desencadenó la caída del Concorde.
” Fuentes www.traveler.es ”