Hoy en día, en la sociedad actual existe una preocupación generalizada por el estado de salud de nuestro planeta y por cómo el ser humano puede mitigar su impacto en el medio ambiente. La mayoría de ciudadanos adapta sus rutinas y las acciones que realiza diariamente con el fin de contribuir al cuidado del entorno.
Ahorrar agua, reciclar los residuos, utilizar bolsas biodegradables, reutilizar la ropa, desconcertar aparatos que no se estén utilizando, evitar el ascensor o utilizar el transporte público son algunas medidas que muchas personas ya practican en su día a día. Gran parte de estos hombres y mujeres concienciados con el medioambiente quieren llevar más lejos sus acciones y convertir su día a día en algo menos contaminante, pero, sin embargo, desconocen cómo hacerlo.
Una de las acciones humanas que más daño hace al planeta tierra es el transporte, ya sea de personas, como de materiales y mercancías. Por ello, una buena forma de reducir nuestra huella de carbono es viajar de una manera lo más ‘verde’ posible. Para ello, podemos adoptar unos pequeños cambios que posibilitarán volar de forma más ecológica.
Evita los vuelos cortos
La mejor forma de viajar de forma ecológica es estudiando diferentes alternativas al avión. Si el viaje es corto es muy probable que existan diversas rutas y formas en las que viajar sin la necesidad de consumir la cantidad de combustible que requiere un avión de pasajeros. En nuestro país hay un gran número de aeropuertos que nos permiten hacer viajes cortos entre comunidades autónomas próximas, algo que deberíamos evitar por el bien de nuestro planeta. Trenes, autobuses o coches compartidos son excelentes formas de movernos por la península sin necesidad de tomar un vuelo.
Vuela directo
Si, por el contrario, vamos a hacer un viaje de mayor distancia y vemos necesario coger un avión siempre debemos procurar que se trate de un vuelo directo. Los despegues y los aterrizajes suponen un mayor consumo que el vuelo a gran altitud, por lo que debemos hacerlo cuantas menos veces, mejor.
Los viajes muy largos, en cambio, son una excepción. En estos casos resulta más favorable hacer una parada para evitar que el avión deba cargar una gran cantidad de combustible.
Transporte al aeropuerto
Una vez que hemos decidido que vamos a viajar por el aire no hay que sentirnos culpables, pero sí podemos compensar esta huella ambiental que vamos a provocar. Por ejemplo, podemos acudir al aeropuerto en tren, autobús o en un coche compartido y podemos hacer lo mismo cuando lleguemos a nuestro destino.
Compara las emisiones de CO2
Si queremos volar de la forma más verde posible debemos prestar atención a los vuelos de las aerolíneas que menos emisiones de CO2 producen para realizar el mismo trayecto. La mayoría de los buscadores especifican cuál es el que menos emisiones produce, por ejemplo Skyscanner lo hace con la etiqueta ‘Elección más ecológica’.
Vuela económico
Elegir aerolíneas de bajo coste supone contribuir de mejor manera a cuidar el medioambiente, puesto que son los vuelos en los que más se aprovecha el espacio destinado a cada pasajero del avión.
Equipaje ligero
Cargar un equipaje básico que no sea pesado no solo ayuda a ahorrar algo de dinero a la hora de comprar el billete de avión, sino que con ello cargaremos menos kilogramos y el vuelo será menos contaminante. Si cada pasajero hiciera este pequeño esfuerzo el peso que se ahorraría en el avión sería muy reseñable. Los productos de higiene básico puedes comprarlos en el lugar en al que viajes, por ejemplo.
Evita la clase business
Evitar los vuelos en los que haya clase business o primera clase es una buena manera de poner nuestro granito de arena para reducir las emisiones de CO2, ya que estos lugares son más espaciosos y los asientos son más robustos y pesados y permiten portar equipajes más pesados.
Huye de los suplementos
Algunas personas adquieren paquetes con extras y suplementos que, si bien pueden hacer que disfrutemos un poco más del viaje, no son nada positivos ecológicamente hablando. Acceder a alimentos y refrigerios durante el vuelo, disfrutar de almohadas, mantas, auriculares o este tipo de ‘mejoras’ ocupan espacio y aumentan el peso de la carga.
Baja la persiana
Cuando nos encontremos en el interior del avión podemos realizar un pequeño gesto que ayudará a consumir un menor combustible: bajar la persiana. Con esta simple acción podemos reducir la temperatura de la cabina y ahorrar la energía que consume el aire acondicionado a una mayor potencia. Aunque, hay que recordar que durante los despegues y los aterrizajes es recomendable que la persiana permanezca abierta por motivos de seguridad.
Compensaciones
Por último, podemos aportar económicamente comparando compensaciones de carbono de las aerolíneas. Se trata de programas de compensación de carbono sin fines de lucro que te permiten pagar dinero a proyectos que tratan de ahorrar energía y emisiones en otros lugares. Algunos ejemplos son la plantación de árboles y el subsidio de cocinas de bajo consumo de combustible en África.
” Fuentes amp.epe.es ”