As soon as meses después de que el gobierno federal declaró la Emergencia Sanitaria Nacional por la pandemia de covid-19 en el país, Miguel Torruco Marqués, secretario de Turismo, pidió de manera formal a sus pares de las secretarías de Economía y Salud que su sector fuera considerado esencial. De modo que hoteles, destinos turísticos, aerolíneas y otros operadores podrían seguir ofreciendo sus servicios pese a que los semáforos epidemiológicos continúan en alerta. El anuncio fue apoyado por organizaciones como el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET), para quienes es imperante reactivar al turismo, una industria que representó 8.7 por ciento del Producto Interno Bruto de México en 2019, de acuerdo con datos del sistema de monitoreo DataTur.
Por causa de la pandemia, en 2020 el turismo en basic habría perdido más de 1.3 billones de dólares y la Organización Mundial del Turismo (OMT) calcula que recuperar los niveles de 2019 tomará entre 30 y 48 meses, pero para el turismo de negocios el camino podría ser mucho más complicado. El consenso es que las restricciones de movilidad, ocasionadas por el confinamiento, supusieron un duro golpe para este subsector, pero no el único. Antes de que se desataran los contagios masivos ya se registraban pérdidas, principalmente derivadas del aumento en reuniones híbridas y virtuales, el auge de la industria casual de alojamiento, y algunos cambios en las políticas gubernamentales que en administraciones anteriores estaban orientadas a la promoción de México en el extranjero como destino, sobre todo para eventos.
Frente a este escenario, las diferentes asociaciones de empresarios de turismo y turismo de negocios emprendieron una serie de iniciativas y adaptaciones para contrarrestar en algo las pérdidas. No obstante, todas las fuentes consultadas coinciden en que la industria no volverá a ser la misma.
Cuatro veces más
El turismo de negocios se outline, de acuerdo con la OMT, como el “Conjunto de corrientes turísticas cuyo motivo de viaje está vinculado con la realización de actividades laborales y profesionales”. Dentro de este segmento se cuentan tanto a las personas que por las características de su trabajo viajan para desarrollar sus actividades profesionales, como a su variante grupal, que engloba convenciones, congresos, exposiciones, ferias y viajes de incentivos y a la que se le denomina MICE (Conferences, Incentives, Congresses and Exhibitions).
Para dimensionar la importancia que tiene este segmento en el panorama de la industria turística y la economía del país, basta considerar que, según con la Worldwide Congress and Conference Affiliation (ICCA), tan solo en 2018 dejó una derrama de 25 millones de dólares (mdd), 1.5 por ciento del PIB nacional, y que una persona viajera de negocios gasta 53 por ciento más que una que lo hace por placer.
De acuerdo con la cadena Enterprise Resort CitiExpress, 60 por ciento (17 mil mdd) de este consumo se concentra solo en hoteles y aerolíneas, y hasta el año pasado, tenía un ritmo de crecimiento que rondaba 12 por ciento anual. En términos de generación de empleos, el cálculo es de 890 mil puestos al año, tanto formales como informales.
“Nosotros tuvimos un desplome a nivel nacional de 158 mil mdd a 31 mil mdd”, comenta Francisco Cachafeiro, presidente del capítulo mexicano del Assembly Professionals Worldwide (MPI), la organización de turismo de eventos más grande a nivel mundial. “Es una caída muy fuerte para todos quienes participamos de esta cadena de valor, porque estuvimos parados mucho tiempo. Hoy prácticamente solo hacemos eventos virtuales y nuestra facturación es de apenas de 20 por ciento con respecto a los números anteriores”, agrega.
Los consultores de STA concuerdan: “El segundo y el tercer trimestre fueron muy malos, y el resultado fue una caída de 28.7 por ciento general al cierre de 2020”. Por su parte, el Consejo Mexicano de la Industria de Reuniones (COMIR) informó recientemente que el daño no ha sido parejo: las proyecciones más optimistas indican una caída de -26 por ciento, aunque algunos subsegmentos, como el de decoradores de stands, llegaron a resentir pérdidas por hasta -81.7 por ciento.
Otros factores
Además de las restricciones de movilidad, la industria de turismo de negocios ha tenido que enfrentarse con circunstancias relacionadas principalmente con la situación económica nacional e internacional y con el desarrollo de nuevas tecnologías que aminoran la necesidad de traslado.
“Con el cambio de gobierno, la industria ya había bajado su facturación en 20 por ciento aproximadamente”, aclara Cachafeiro. Esta baja la explica el presidente de la MPI porque muchos de sus eventos están relacionados con la industria farmacéutica, que vio restringida la compra de sus productos por el Sistema de Salud Público, y por otro lado, la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), que ocasionó que el país perdiera visibilidad internacional y devino en una importante disminución de contratos. “Del 100 por ciento de las ferias internacionales en las que antes participábamos, hoy asistimos solo a 20 por ciento”.
“El año pasado todavía se realizaron algunos eventos de manera presencial o híbrida hasta noviembre, porque había algunos contratos que no se podían cancelar y esto ayudó a que la economía se moviera aunque fuera un poco”, recuerda Cachafeiro. Pero hoy, muchos sectores que recurrían de manera intensiva al turismo de negocios ya se dieron cuenta de que el modelo digital les scale back costos de manera significativa, además de que les permite acceder a un mayor número de personas en cada reunión.
“La tecnología ha afectado, porque antes no era un factor que jugara en nuestro sector”. Varios de los servicios involucrados en las reuniones de negocios no solían tener un papel importante en el turismo de negocios. Hoy, el streaming, las plataformas digitales, están ganando mercado a servicios como hoteles, alimentos y presentadoras. Los costos son más bajos, a pesar de que los operadores se ven obligados a contratar más mano de obra que para un evento presencial.
2021, negro panorama
“Este año que empieza todavía va a ser más difícil que el pasado”, aclara Cachafeiro, “Nuestros meses más importantes son los tres primeros, y en este momento no ha habido condiciones para organizar prácticamente nada”. Al respecto, un estudio de percepción del Consejo Mexicano de la Industria de Reuniones (COMIR) indica que en un estado óptimo el segmento de turismo de negocios comenzará a operar hasta julio, serán solo seis meses para trabajar, y eso si el programa de vacunación contra covid-19 avanza como está planeado. “La expectativa es que este año facturemos solamente 29 mil mdd”, agrega Cachafeiro.
En su reporte, la COMIR espera que las recuperaciones más altas para este año sean para recintos (34.5 por ciento), banquetes (30.7 por ciento) y audiovisuales (29.1 por ciento); mientras que las menores tasas de recuperación serán para hoteles (14.6 por ciento) y Assembly Planners (17.1 por ciento).
La mayoría de las empresas que sobrevivan a la pandemia lo harán de manera muy precaria, por lo que no se espera que puedan financiar viajes y eventos. “El mercado se está reconfigurando”, explican Staropolsky y Eduardo Chaillo, de STA. “Antes se hacían 90 por ciento de las reuniones de manera presencial, y ahora la tendencia es que la presencialidad disminuya y la modalidad sea híbrida o virtual”. ¿Cuándo se podrá regresar a los niveles anteriores? La respuesta de los consultores es drástica: “Tal vez, nunca”. La naturaleza de la industria cambió para siempre, opinan.
Acciones, iniciativas
Al igual que ya sucede en países como Japón y China, los diferentes actores del segmento de turismo de negocios están buscando salidas para volver a trabajar, si no de inmediato a los niveles anteriores, al menos sí de manera que pueda recuperarse algo de terreno. Seguridad y tecnología son los ejes de estos proyectos.
“Como MPI hemos presentado ya algunas iniciativas contra el covid y estamos en pláticas con el gobierno para activar sin arriesgar la salud de la gente”, explica el presidente de MPI México. “En los eventos que se llegaron a realizar el año pasado no hubo un solo caso de contagio masivo, como sí los hay en bodas, reuniones y fiestas, porque las familias no tienen los protocolos de seguridad que nosotros hemos implementado para las reuniones”, y agrega que las medidas de salubridad están disponibles, solo hace falta que le abran la puerta a los operadores.
En cuanto al sector aéreo, un estudio realizado por SAP Concur, empresa operadora de viajes de negocios, indica que 59 por ciento de sus encuestados espera importantes disminuciones en la concreción nuevos negocios por la falta de reuniones presenciales. Ante ello, las aerolíneas están implementado medidas a través de aplicaciones móviles y notificaciones automáticas de rastreo de contagios.
A mediano plazo
“Si este año vamos a facturar todavía menos que el pasado, en 2022 esperamos tener una recuperación de 50 por ciento. A partir de ahí va a ser escalonado. Quiere decir, que para 2028 apenas volvería a los niveles de 2019”, afirma Cachafeiro. Para regresar a los niveles antes del 2018, el segmento tendrá que esperar hasta 2030.
“A los niveles que teníamos antes no vamos a llegar”, explica Chaillo de STA, “lo cual no necesariamente es algo malo”. Se privilegiarán áreas abiertas, con más espacio y aire. Arik concuerda: “A las reuniones presenciales dudo mucho que regresemos al nivel anterior, pero las virtuales e híbridas, seguro se incrementarán”. Lo que va a cambiar realmente son los efectos de la reunión, el gasto en transporte, alimentos, souvenirs. Por otro lado, los costos de participación serán menores, lo cual ayudará a diseminar el conocimiento, agregan.
Estas cifras indican un retroceso de, aproximadamente, 10 años con respecto a la pandemia, advierte Cachafeiro. La industria va a tener un cambio drástico y se espera que los grandes eventos no vuelvan a realizarse. “Antes se cobraba por metro cuadrado y ahora tiene que hacerse por persona, eso va a cambiar todo”.
srgs
” Fuentes www.milenio.com ”