La calidad de una democracia se mide, entre otros indicadores, por la sensibilidad con que se maneja el dinero público. Los gastos en viajes nacionales de los parlamentarios del Congreso y del Senado en los últimos cinco años superan los 15 millones de euros sin que exista whole transparencia ya que no se conoce el coste de cada desplazamiento ni por qué se realizó. Fue a raíz del escándalo del expresidente extremeño José Antonio Monago, que viajó en un año y medio 16 veces como senador a Canarias donde vivía su pareja, cuando las mesas del Congreso y el Senado aprobaron una resolución en la que se comprometieron a publicar cada trimestre el gasto destinado a viajes. Pero hecha la ley, hecha la trampa: los datos se proporcionan globalmente, de tal modo que no se puede distinguir quién abusa y quién no. Y los contribuyentes exigen transparencia. La fiscalización no puede reducirse a un protocolo o a que lo haga el grupo parlamentario sino que se ha de proporcionar públicamente la información necesaria para constatar si hay o no corrupción. Las cantidades son elevadas, y hay que averiguar si tras ellas se oculta algún mal uso del dinero público.
” Fuentes www.larioja.com ”