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La reina Sofía está imparable. Este martes, día 2 de noviembre, la madre del rey Felipe VI (53 años) cumple años y sopla 83 velas en un momento más que efervescente de su vida. Si bien se pensaba que tras la abdicación del Juan Carlos I (83) el ritmo de su consorte rebajaría, nada más lejos de la realidad.
Tanto es así que, a lo largo de esta semana, tiene agendados dos actos institucionales. El primero, el jueves, en Salamanca, donde presidirá la entrega del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el más importante galardón de poesía en español y portugués, concedido por Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca, que en esta XXX edición recae en Ana Luisa Amaral. El segundo, el viernes, en el Palacio de la Zarzuela. Sofía recibirá en audiencia a una representación de la Asociación Dignidad y Justicia, que le hará entrega de la Medalla de Oro de la entidad.
Tras muchos meses de cuidado e incertidumbre por la pandemia, este 2021, una vez que recibió las dos dosis de la vacuna contra el coronavirus, la emérita no ha hecho más que viajar. Algunos de estos periplos estaban justificados por asuntos de trabajo, como su visita al Banco de Alimentos de Cuenca o Sevilla o la recogida de residuos en Alicante. Entre sus viajes de placer en el último año se encuentra un destino muy especial para ella: Grecia, su tierra, a la que este verano ha vuelto tras un año y medio sin pisar su patria chica.
Sofía tomó un vuelo a tierra helenas cargando con una gran preocupación: el antiguo palacio de Tatói, donde nació y se crio, estuvo a punto de ser arrasado por las llamas del incendio que estalló en Atenas a principios de agosto. Allí se encuentran las tumbas del rey Pablo y la reina Federica, sus padres. Por suerte, el fuego llegó sólo hasta el bosque y no llegó a invadir la finca actual, donde se conservan hasta 100.000 objetos inventariados.
Con el rey emérito en Abu Dabi desde agosto del año pasado y sin la visita de su esposa en emiratos desde que saliera de España en agosto de 2020, Sofía se encuentra más separada que nunca de Juan Carlos I. Si bien durante décadas han hecho vidas separadas en el plano marital, al menos se reunían por obligación de la agenda oficial marcada por la Corona. En los últimos 15 meses, ni eso. Algunos medios de comunicación hablan de cruce de llamadas entre ellos, pero la intención de reencontrarse es, hasta hoy, inexistente.
En el último mes, la Reina ha continuado con sus viajes: Granada, Oviedo, a pesar de que al principio tuvo dudas de su asistir o no a los Premios Princesa de Asturias, y su último destino: Atenas, otra vez. El sábado 23 de octubre, la emérita fue una de las invitadas asistentes a la boda de Philippos de Grecia (35), hijo del exrey Constantino II (82), con la multimillonaria suiza Nina Flohr (34).
A su lado, junto a ella, su incansable compañera de vida, su hermana, la princesa Irene de Grecia (79). También su primogénita, lainfanta Elena(57), quien tras visitar a su padre en Abu Dabi hacía parada en Atenas para asistir a la boda de su primo hermano en la Catedral de la Anunciación de Santa María, el sagrado templo donde Juan Carlos y Sofía se juraron amor eterno ante los ojos de Dios el 14 de mayo de 1962. Y el resto ya es historia…
[Más información: La reina Sofía y la infanta Elena se reúnen con la realeza en la boda de Philippos de Grecia y Nina Flohr: todos los invitados]
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