A Mary Poppins le bastaba con situarse ante un dibujo con tizas de colores. Juntaba los talones, pegaba un saltito, y –¡alehop!– por arte de magia, se hallaba dentro del cuadro. Si tuvieses ese don, ¿a dónde te gustaría transportarte?
Libros célebres, películas tremendous taquilleras, sequence, cómics… han creado un sinfín de mundos que ya forman parte de nuestro acervo colectivo.
Aquí, una selección de diez ciudades de esta cartografía de la imaginación.
La despampanante Ciudad Esmeralda, del Mago de Oz. Foto Shutterstock
Ciudad Esmeralda
En Oz, todos los caminos de baldosas amarillas llevan a la Ciudad Esmeralda. Capital de ese país –que en los libros de Lyman Frank Baum se halla en medio de un desierto y no por encima del arco iris, como cube la canción de la película– hace honor a su nombre: resplandece completamente de verde.
Tras sus muros sobresalen esplendorosos edificios de mármol verde cuajados de esmeraldas, piedras preciosas y oro. El mayor y más lujoso, situado en el mismo centro de la ciudad, es el Palacio de Oz. Construido con los más ricos materiales, dispone enormes salones de espejos y fuentes que perfuman el aire.
Con esplendorosos edificios de mármol verde cuajados de esmeraldas, piedras preciosas y oro. Foto Suhtterstock.
Las calles de la capital, por cierto, rebosan de jugueterías, tiendas de chucherías y paradas de palomitas. También hay exuberantes jardines.
Para la creación de este destino maravilloso, Baum se habría inspirado en Chicago, donde vivía cuando escribió su serie de novelas. El autor residía en un discreto edificio del barrio de Humboldt Park, decorado recientemente con un mosaico del país de Ouncesy el lema: There is no place like dwelling (la frase que pronuncia Dorothy para regresar a su hogar: “Se está mejor en casa que en ningún sitio”).
Ciudad de la Navidad
“¿Qué es? ¿Qué es?”, se preguntaba Jack Skellington a la vista de aquel puñado de casitas iluminadas con lamparitas de colores. El asombrado protagonista de El extraño mundo de Jack (Pesadilla antes de Navidad en España; The Nigthmare Earlier than Christmas el unique) acababa de aterrizar en la Ciudad de la Navidad a través del tronco hueco de un árbol.
Ese pequeño municipio se asienta en el fondo de un valle nevado, bajo un cielo salpicado de estrellas. En el centro, un gran abeto navideño en medio de una pista de patinaje. A su lado, un tiovivo con animales árticos: un oso polar, una foca, un pingüino… Y bordeando sus confines hasta encaramarse por las laderas, un trencito de juguete. En el ambiente flota la música y el olor a pasteles.
El extraño mundo de Jack. Foto Shutterstock
Las casas no pasan de dos pisos. Sus puertas están decoradas con coronas de Navidad y en su inside no falta una rama de muérdago colgada del techo. Los marcos de las ventanas, al igual que los postes de las farolas, parecen hechos de palo de caramelo.
El mayor edificio, con una estilizada torre central, es el taller de Santa Claus –Santa Clavos, según Jack–, donde se preparan los regalos y se hornean galletas de jengibre.
La Ciudad de la Navidad surge de la imaginación del director Tim Burton, autor de un poema llamado igual que la película –The Nigthmare Earlier than Christmas–, que a su vez se inspiraba en otro poema del norteamericano Clement Moore: A Go to from St. Nicholas, conocido también como ‘Twas the Night Before Christmas’.
Quién engañó a Roger Rabbit transcurre en Dibulywood.
Toontown o Dibullywood
En las afueras de Los Ángeles, en California, hay un misterioso túnel. Sobre su arco están pintadas dos caras de Félix el gato, una sonriente y otra triste, como las máscaras del teatro. El inside del túnel está débilmente iluminado. Sus paredes, revestidas de azulejos blancos.
Al last no se ve la luz… sino unas cortinas rojas sostenidas por dos cordones dorados que se mueven a su antojo. Al descorrer las cortinas, dan paso a un mundo dibujado… Es Toontown o Dibullywood, la ciudad de los dibus de ¿Quién engañó a Roger Rabbit?
La ciudad del conejo desafía toda lógica.
Se trata de un lugar completamente animado. No solo tienen vida sus personajes, también el paisaje (los árboles, las plantas, el sol…), los vehículos, los objetos y hasta algunos edificios. Ahí rigen las leyes de los dibujos. Desafiando toda lógica, una puerta puede dar al vacío, las balas se desvían para perseguir a su objetivo o se puede arrancar la línea continua de una carretera.
Una de sus mayores construcciones es un edificio residencial de lujo cuyo ascensorista es el perro Droopy. Ahí tiene también su nido el famoso Piolín. Sin embargo, hay una cara oscura de Dibullywood. Las tétricas callejuelas de sus bajos fondos parecen terreno abonado para el crimen.
La ciudad está ambientada en el mundo de los detectives privados clásicos del imaginario norteamericano, como Philip Marlowe y Sam Spade. Y aunque en la película los personajes que la habitan son de Disney, Warner Bros. y MGM, en las novelas originales de Gary Wolf pertenecían a las tiras cómicas. Como por ejemplo, Snoopy y Dick Tracy.
Macondo
Junto a la orilla de un río de grandes piedras blancas, la familia Buendía fundó este modesto municipio. Se halla aislado entre una sierra casi impenetrable y una zona pantanosa donde, según los gitanos llegados a Macondo, viven unos seres parecidos a las sirenas.
Casa Natal de Gabriel García Márquez en Aracataca, Colombia. Foto: Eduardo Barroeta
Fue el patriarca José Arcadio Buendía quien, inspirado por un sueño mientras atravesaba las montañas junto a su esposa e hijos y un puñado de amigos, eligió tan recóndito emplazamiento. Con el paso de los años, Macondo prosperaría gracias al cultivo del plátano. Pero caería en desgracia tras una matanza entre los trabajadores (un episodio que remite a la “masacre de las bananeras” de 1928 en Colombia).
Entre sus principales lugares de interés se encuentra por supuesto la casa de los Buendía. Ampliada en fases sucesivas a medida que la familia va creciendo, dispone del laboratorio de alquimia donde trabajó ya José Arcadio.
El cuartel representa otro un punto clave en la historia de Macondo, marcada por décadas de guerras civiles. Como su cementerio, custodio de tantos secretos silenciados.
El escritor colombiano Gabriel García Márquez concibió este municipio a partir de los recuerdos de su Aracataca natal, que en 2006 –en vida del autor– se planteó adoptar el nombre de Macondo. Sin embargo, la consulta fashionable no consiguió movilizar a suficientes vecinos como para tener validez.
Metrópolis
El hogar de Superman en la Tierra brilla con luz propia. Metrópolis es próspera, tecnológicamente avanzada, con estilizados rascacielos recubiertos de cristal que definen su skyline… Por ello se apoda ‘la ciudad del mañana‘.
Un antiguo anuncio del cómica Batman y al referencia a Metropolis.
Unos as soon as millones de habitantes pueblan esta megápolis norteamericana reflejo de Nueva York. Pese a que el dibujante Joe Shuster se inspiró inicialmente en su Toronto natal y en Cleveland –donde conoció al otro padre de Superman, Jerry Siegel–, a la postre el paralelismo con la ‘Gran Manzana’ no deja lugar a dudas.
Entre otros guiños, Metrópolis tiene su resort Halldorf, trasunto del Waldorf Astoria; una joyería como Tiffany’s llamada Spiffany’s; un Film Theater que evoca el Radio Metropolis Music Corridor… y hasta su propia estatua de la Libertad.
Metrópolis está dividida en seis distritos: Bakerline, Hell’s Gate, Queensland Park, St. Martin’s Island, Park Ridge y Nueva Troya, una isla situada entre el West River y el Hobb’s River. Es en este último distrito donde se erigen dos de los edificios bandera de la ciudad. Por un lado, la sede del periódico Every day Planet, coronada por un globo terráqueo dorado. Y por el otro, la imponente central de Lexcorp.
El superhéroe protege su ciudad.
Pese a su calidad de vida, Metrópolis no es una ciudad tranquila. Además del hombre de hierro, cuenta con la protección de otros superhéroes como Booster Gold y Blue Beetle.
Piedradura
La famosa Piedradura, de Los Picapiedra.
En la Edad de Piedra, todas las comodidades se encuentran en Piedradura, una ciudad de 2.500 habitantes, según constaba en los créditos de la primera temporada de Los Picapiedra, situada en lo que en el futuro serían los Estados Unidos.
Más específicamente, en algún punto del Medio Oeste: a dos días en troncomóvil de Rock Vegas y a pocas horas de Indiarockolis (por lo tanto, entre Las Vegas e Indianápolis).
Los creadores de la serie, William Hanna y Joseph Barbera, trasladaron la sociedad de consumo de los años 60 al imaginario de la época de las cavernas.
En Piedradura, así, no faltan los automóviles –de tracción humana–, las líneas regulares de aviones –a lomos de dinosaurios voladores–, las cadenas de comida rápida –como Bronto King y RockDonalds, con sus jugosas costillas de brontosaurio–, los autocines y una amplia gama de electrodomésticos en los hogares.
Piedradura: la sociedad de consumo de los 60 trasladada a la Edad de Piedra.
Las casas, por lo común, son unifamiliares y de una sola planta. Con su buzón ante el jardín, su caminito hasta la puerta de entrada, su garaje adosado… Todo, por supuesto, en sólida roca. La ciudad dispone, por lo demás, de todo tipo de servicios, como supermercados, restaurantes, hospitales, bancos, universidades, boleras y estadios de béisbol.
Más allá de los populares Pedro Picapiedra y Pablo Mármol y sus esposas Vilma y Betty, Piedradura cuenta con su propio star system. Por sus calles han pasado famosos de la edad de piedra con un sorprendente parecido a Cary Grant, Alfred Hitchcock, Jacqueline Kennedy o los Rolling Stones.
St. Petersburg
Escenario de las correrías de Tom Sawyer, Huckleberry Finn y sus amigos, St. Petersburg (San Petersburgo) es un municipio ficticio del estado de Missouri, a orillas del río Mississippi. Fundado en la década de 1810, su arquitectura es la característica de la época: con predominio de viviendas bajas construidas a base de tablones de madera, algunas con su jardín y su valla.
Tom Sawyer y Huckleberry Finn, de St. Petersburg.
La valla de tía Polly, por ejemplo, mide unos 30 metros (como se encarga de recordar Tom cuando debe repintarla como castigo).
San Petersburgo se halla a los pies del monte Cardiff, donde hay una mansión encantada. Es uno de los lugares que más fascinan a los niños, junto con la cueva de McDougal. Tras su entrada en forma de A y su puerta de roble, en la cueva se despliega un laberinto de galerías lóbregas y húmedas que podrían ocultar un tesoro…
Hannibal, la ciudad en que vivió Mark Twain y que tomó como modelo de su San Petersburgo.
Sin embargo, el lugar más concurrido del municipio es su iglesia. Se trata de un templo insignificante con cuatro tablas dispuestas en forma de cucurucho a modo de campanario. Los asientos, de respaldo alto y sin tapizar, pueden dar cabida a unas 300 personas.
Mark Twain tomó como modelo de San Petersburgo la población donde creció: Hannibal, también en Misuri, que cuenta hoy con cerca de 17.000 pobladores. La residencia del escritor se conserva como museo.
También puede visitarse una casa con el nombre de Huckleberry Finn y otra con el de Becky Thatcher, la niña de quien Tom Sawyer estaba prendado. Otro de los atractivos es un crucero en un barco de vapor que transporta a los visitantes a la época de las novelas.
Springfield
Los Simpson viven en una ciudad cambiante. A lo largo de las 33 temporadas de la serie, Springfield ha sufrido inexplicables transformaciones. Según los intereses de cada episodio ha tenido playas, prados, bosques, desiertos y hasta un glaciar. Y pese a todo, conserva elementos que le dan su identidad.
Springield con las inconfundibles torres de la planta nuclear.
Principalmente, las letras al estilo Hollywood proclaman su nombre desde la colina, y las chimeneas gemelas de la central nuclear dominan el paisaje. Springfield es un municipio norteamericano de algo más de 50.000 habitantes, cuya trama urbana destaca por una cuadrícula formada por casas unifamiliares.
Una de ellas, la de la familia Simpson. Un edificio bastante común: dos plantas, paredes rosa o marrón claro -esto también varía según el capítulo-, una chimenea que recorre uno de sus muros laterales y el tejado shade chocolate. Dispone de jardín, rodeado por una valla, y storage adosado.
En EE.UU. hay varias Sprinfield, pero los autores de la tira confunden sobre la ubicación de su ciudad ficticia.
Otro punto emblemático es la taberna de Moe: sus ventanas de rombos verdes y naranjas ocultan un inside pequeño y descuidado, presidido por una mesa de billar.
Pero la visita a la ciudad no sería completa… sin su planta nuclear. La falta de medidas de seguridad, evidente a todas luces, ha sido causa de incontables catástrofes.
La pregunta del millón es: ¿dónde se encuentra exactamente Springfield? Este topónimo es uno de los más comunes en los Estados Unidos. Y los guionistas de la serie han mareado a sus followers a base de pistas falsas y contradictorias… De hecho, se han convertido ya en uno de los gags más recurrentes.
St. Mary Mead
St Mary Mead, creación de Agatha Christie
En plena campiña inglesa, a apenas 40 km de Londres y conectado en tren con la estación de Paddington, se ubica este pequeño municipio. Rodeado de bosques y sembrados, lo cruzan dos vías principales: Excessive Road y la calle de la Vicaría.
A su alrededor vive un puñado de vecinos mayormente chapados a la antigua. En St. Mary Mead casi todos se conocen. Un remanso de paz, se podría pensar, pero… ahí habita Miss Marple. Y eso indica múltiples e intrincados crímenes.
Winterbrook Home, la casa en que vivvió Agatha Christie y que inspiró Danemade Cottage.
La casa de Miss Marple, Danemade Cottage, se halla justo al lado de la vicaría. Sea desde su sofá donde pasa horas leyendo el periódico o haciendo sus labores, sea en el jardín en donde mima sus flores, la avispada viejita siempre está ojo avizor.
Otro punto donde circula gran cantidad de información es el pub Blue Boar. Ahí los locales comparten, entre copa y copa, sus chismorreos; mientras los visitantes se alojan en sus habitaciones de alquiler.
La reina del crimen, Agatha Christie, concibió St. Mary Mead a partir de sus vivencias en la Inglaterra rural. De hecho, el Danemade Cottage de Miss Marple estaría basado en el que fue su propio hogar durante 40 años: una hermosa residencia a orillas del Támesis llamada Winterbrook Home, en el término de Henley-on-Thames, al sur de Oxford.
Villa Pingüino
¿Dónde se puede ver a una boñiga parlante o al sol lavarse los dientes? Pues en una pequeña ciudad de Gengoro, isla ficticia de Japón, llamada Villa Pingüino. Cuenta con medio centenar de residentes habituales; no solo humanos sino también robots, animales antropomorfos y otros seres extravagantes.
Villa Pingüino es la creación del japonés Akira Toriyama.
El municipio tiene su playa, su puerto y su faro, pero también una zona de terrenos agrícolas y suaves colinas. La mayor parte de las casas son construcciones sencillas, de paredes blancas y tejados de colores: amarillo, rosa, violeta, azul… Este es el marco que ideó el autor de la serie manga Dr. Stoop, Akira Toriyama, para su serie de alocadas aventuras.
En la calle de la Ardilla voladora, número 1, se encuentra la residencia del physician Senbei Norimaki. Su aspecto no impresiona mucho: dos plantas, tejado de paja, dos chimeneas y un jardín de césped rodeado por una valla blanca. Pero del laboratorio de su segundo piso, atestado de tubos y máquinas, han salido algunos de los inventos más asombrosos del municipio.
En Villa Pingüino no solo viven humanos sino también robots, animales antropomorfos y otros seres extravagantes.
Más vistosa es la cafetería de Aoi Kimidori. Tiene forma de cafetera gigante y echa volutas de vapor. Un tercer punto singular sería la escuela, un edificio blanco de dos plantas y una torre central con un gran reloj. Lo curioso es que la hora de entrar no la da ese reloj, sino que la anuncia un cerdo con un altavoz incrustado en su cabeza y conectado a un micrófono de pie.
En realidad, uno de los grandes atractivos de Villa Pingüino es que se topa uno con escenas de lo más inverosímiles.
Víctor Vives
” Fuentes www.clarin.com ”