Arturo Bullard ha cumplido varios de sus sueños a los 52 años, pero hace poco concretó uno de los más especiales: trabajar en la jungla de África. Aquel niño apasionado de las revistas y los documentales de la Nationwide Geographic, el que de joven confirmaría su vocación al ser asistente en una comisión en la selva peruana comandada por Frans Lanting, uno de los mejores fotógrafos del mundo, habla hoy de sus aventuras como si fuera un chiquillo de 16. Rápido, con emoción, alucinado de lo que cuenta. Y lo que narra, ciertamente, es alucinante. Ha pasado tiempo ya desde que abandonó el mundo corporativo para recorrer el planeta y registrarlo con su cámara de fotos. También desde que fundó una empresa con la cual acompaña a grupos de viajeros ávidos de aeropuertos, lanchas, senderos, carpas, carreteras y destinos. La última misión en la que se llevó a un par de estos fue, precisamente, a Botswana, a un safari de esos que vemos en las películas, con jeeps, binoculares, calor y pantalones caqui. De qué otra forma se puede observar, pues, a los animales salvajes en libertad más maravillosos de la Tierra.
El trotamundos peruano, con más de 58 mil personas en Instagram que le siguen el paso, lidera excursiones en las que sumerge al viajero en experiencias que van mucho más allá de las turísticas. La selva de Costa Rica y el Salar de Uyuni (Bolivia) han sido protagonistas de algunas de ellas. Sin embargo, volvió recientemente de su primer periplo de este tipo a ese país africano y en estas páginas comparte con Somos imágenes del mismo.
“Este viaje a África lo armé en sociedad con Epic Travel, una agencia boutique de viajes peruana. Ellos se encargan de la parte logística y yo de curar y liderar la ruta, conducir al grupo. Enseño fotografía –aunque no es un workshop–. Cruzamos esencialmente la Reserva Nacional de Chobe y otras áreas protegidas. Volví con dos grupos, de 10 personas cada uno, hace unas semanas y aún seguimos reventando el WhatsApp de recuerdos, fotos, bromas. Nadie ha vuelto realmente como cuando partió de Lima. Algo cambia en el alma”, narra Arturo.
Cada experiencia dura seis días y cinco noches en las que todos duermen en carpas en medio de la sabana. Si bien estas cuentan con comodidades como cama o ducha y baño portátil o agua a disposición, tampoco es que alguien vaya a exfoliarte el rostro o a ofrecerte copas de champagne. De hecho, no hay luz ni cercos de seguridad, por lo que fácilmente puedes replicarle la mirada a un elefante que te está viendo almorzar a unos metros o ver grabada en una cámara trampa cómo una hiena cruza muy cerca del campamento por la madrugada. Sobra decir que no hay espacio en la mochila para el smartphone con Web.
De día, en tanto, el grupo recorre en jeeps largas distancias con el objetivo de avistar, respetuosamente, animales en su hábitat y en su interacción con otros. “Observar la fauna: esa es la idea. Podemos ver desde jirafas paseando plácidamente en familia hasta leonas cazando para sus cachorros o hipopótamos arrojando a leones de sus territorios. La naturaleza como es”.
Arturo sostiene que es imposible volver como si nada a la rutina después de vivir algo como aquello. “Este es un viaje como ningún otro. No solo te saca de tu zona de confort, sino que te hace reflexionar sobre lo hermosa que es la vida, porque la has visto como nunca en animales, la naturaleza, el cielo… El mundo es un lugar precioso al que hay que querer y cuidar”, concluye Bullard. Él quiere llevar otros grupos en mayo y junio del 2023, y mientras, se proyecta organizar travesías similares, pero a Islandia e Indonesia. Dentro del Perú, ya tiene a Puno en el mapa. //
Además…
EL DATO
Cualquier persona puede tomar los servicios de Arturo Bullard y Epic Journey, aunque se recomienda que no sean menores de 12 años. “A menos, claro, que estos tengan un background de viaje intenso”, señala el fotógrafo. La ruta más tomada para llevar a Botswana desde Lima implica hacer escalas en Madrid (España) o París (Francia), de ahí a Johannesburgo (Sudáfrica) y luego a Botswana. Los grupos son liderados por Bullard, pero acompañados por guías y private forestal native que se encargan de velar por la seguridad dentro de la jungla.