Esa frase es clave para los viajeros que están pensando en reanudar sus vacaciones surcando las aguas.
Joaquin Bello, residente de Miami de 78 años, cube que fue gracias a los procedimientos rigurosos de salud que pudo persuadir a su esposa desde hace cincuenta años, Marilyn, de 68 años, de embarcarse en julio a bordo del Norwegian Encore, el barco de 3,998 pasajeros de Norwegian Cruise Line, con destino a Alaska. Norwegian está navegando con un 100% de pasajeros y tripulación vacunados, además de someterlos a pruebas de detección de COVID-19 antes de abordar. “Al principio estaba un poco temerosa”, cube Bello. “Pero cuando se enteró de las precauciones que se estaban adoptando, no dudó en aceptar ir de viaje”.
Ese viaje incluyó una excursión en barco hasta una pequeña isla donde se dieron un banquete de mariscos frescos de Alaska. Por razones de seguridad, en la embarcación a la isla se permitieron solo 20 pasajeros —aunque tiene capacidad para 40 o 50— y todos usaron mascarilla. Además, comieron al aire libre.
Bello dijo que, en normal, el crucero “superó nuestras expectativas”.
La larga pausa de los viajes en crucero
El sector turístico de los cruceros se paró por completo en marzo del 2020 cuando el mundo estaba empezando a entender los peligros de la COVID-19 y al correr las noticias de los brotes de la enfermedad en los cruceros, como el Diamond Princess que zarpó de la costa de Japón. Se llegaron a diagnosticar 690 casos positivos entre los pasajeros y los 3,711 tripulantes del Princess.
Lo que siguió fue una larga pausa —transcurrieron 15 meses antes de que los viajes desde América del Norte comenzaran lentamente a reanudarse en junio— mientras que este sector trabajaba para mitigar la posibilidad de brotes futuros.
Las compañías de cruceros contrataron asesores de primera línea para crear nuevos protocolos de salud y seguridad que abarcan, entre otras medidas, requisitos de vacunación, procedimientos de prueba de COVID-19 e instalación de sistemas de filtración de aire de grado hospitalario, así como planes de cuarentena y evacuación para los que lleguen a enfermarse.
The Royal Caribbean Group y Norwegian Cruise Line Holdings, en colaboración con expertos como el Dr. Scott Gottlieb, excomisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU., produjeron un plan de 65 páginas con 74 aspectos de seguridad, que se convirtió en el estándar de la industria. Los Centros para el Management y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC) dictaron sus propias normas y sugerencias como parte de una orden de navegación condicional, que incluye el requisito de vacunación para la tripulación.
Protocolos de seguridad
Las normas varían según cada línea de cruceros, pero el protocolo en común es el requisito de vacunación. La mayoría de los barcos operan con un mínimo del 95% de vacunados a bordo. Se hacen excepciones para un grupo pequeño de niños menores de 12 años y un número aún menor de adultos no vacunados que han tenido la COVID-19 o que tienen enfermedades subyacentes. Muchas líneas de cruceros exigen el uso de mascarilla en las áreas interiores de los barcos que están muy concurridas. Con la propagación de la variante delta, la mayoría de las líneas también agregaron el requisito de la prueba de detección de la COVID-19 antes del viaje (PCR o prueba de antígeno realizada bajo supervisión de un profesional médico) la cual es obligatoria para todos los pasajeros, ya sea vacunados o no.
Algunas líneas de cruceros incluso han ido más allá: los cruceros de mar y fluviales de Viking solo admiten pasajeros completamente vacunados, quienes también deben someterse a una prueba de hisopado nasal de detección de COVID-19 antes de embarcar, así como a pruebas diarias a bordo. (Todas las mañanas los pasajeros escupen dentro de viales y las muestras se analizan en laboratorios de servicio completo en los cruceros marítimos y en laboratorios en tierra para los cruceros fluviales). Las pruebas han detectado unos pocos casos. En julio un crucero de circunnavegación alrededor de Islandia, de ida y vuelta desde Reikiavik a bordo del Viking Sky, de 930 pasajeros, había llegado a la mitad del recorrido cuando se descubrió un resultado positivo. Los pequeños poblados a lo largo del itinerario manifestaron preocupación de recibir a los cruceristas y, por lo tanto, no fue posible parar en tres puertos de escala y pasaron más tiempo en el mar. Viking puso en cuarentena al pasajero y a su acompañante en un camarote especialmente designado para este fin hasta que el barco regresó a Reikiavik, adonde se los trasladó a tierra para terminar la cuarentena.
Las líneas de cruceros están tomando todas las precauciones para evitar este tipo de titular periodístico. Invoice Smith, residente de Buffalo, Nueva York, de 77 años, zarpó desde Bayonne, Nueva Jersey, con destino a las Bahamas en agosto a bordo del Oasis of the Seas de Royal Caribbean, uno de los barcos más grandes del mundo con capacidad para 6,771 pasajeros. Smith, quien viajó acompañado de su sobrina, dijo que se encontró con un entorno cuya prioridad period la seguridad, y lo que realmente esperaba: la tripulación usaba mascarillas y se instaba a los pasajeros a hacerlo también. Para embarcar, él y su sobrina tuvieron que mostrar las tarjetas de vacunación y el resultado de una prueba de COVID-19 realizada dos días antes del viaje. El proceso de evaluación de los documentos fue cuidadoso, ya que el private verificó y volvió a comprobar las fechas de vacunación y los resultados de la prueba. “Creo que tuve que pasar por ese control unas cuatro veces antes de abordar”, comenta Smith. “Jamás me sentí tan seguro en mi vida”. En los cruceros iniciales este verano, la mayoría de las líneas de cruceros navegaron con capacidad reducida (ocupación del 40 al 70%), para permitir el distanciamiento social y para sondear las aguas antes de reanudar por completo las operaciones (no queda claro cuándo es que muchas líneas regresarán a la capacidad completa).
” Fuentes www.aarp.org ”