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El tráfico world de pasajeros en los aeropuertos creció en 2019 un 4,1% interanual, según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés). En España, Aena cerró ese mismo periodo contabilizando más de 275,2 millones de viajeros. Una cifra con la que batió récord y supuso un incremento del 4,4% respecto a la del año anterior.
Hoy, predecir cuándo se volverán a estos datos parece arriesgado. La incertidumbre manda. El obligado parón de 2020 provocó que los aeropuertos españoles perdieran casi 200 millones de pasajeros. En el mundo, la demanda internacional se contrajo un 75,6% interanual.
“El año pasado fue una catástrofe. No hay otra forma de describirlo. La recuperación registrada durante el verano del hemisferio norte se estancó en otoño, y la situación empeoró durante la temporada de vacaciones de fin de año debido a unas restricciones de viaje más severas ante los nuevos brotes de la covid-19“, ha expresado Alexandre de Juniac, director common y CEO de IATA.
Lo que llevamos de 2021 no ha empezado mucho mejor. El optimismo ante la distribución de las vacunas se ha topado con las mutaciones del virus. “Instamos a los gobiernos a que cooperen con la industria en el desarrollo de estándares de vacunación, pruebas y autentificación que faciliten una reapertura de fronteras seguras y reanudar los viajes aéreos una vez que la amenaza del virus haya sido neutralizada”, pedía De Juniac hace unas semanas.
La propia IATA ha tomado la iniciativa preparando su propio documento digital de vacunación, Travel Pass; y la Comisión Europea ha presentado su propuesta para el Digital Inexperienced Cross, más conocido como el pasaporte sanitario europeo. En los aeropuertos, ya están en marcha proyectos para garantizar la seguridad de los pasajeros con el uso de la tecnología como principal recurso.
También con mascarilla
Ahora, entre las prioridades de aeropuertos y aerolíneas es hacer que el proceso de check-in sea sin contacto. El 64% reconoce que en los próximos meses invertirán en soluciones biométricas, según recoge en su informe anual la firma de análisis SITA, especializada en la industria aeronáutica. El objetivo es “proteger a los pasajeros y al personal, mejorar la experiencia e impulsar la eficiencia”.
En el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas ya está en marcha una iniciativa en fase piloto de reconocimiento facial. “Este nuevo proyecto, que aún se encuentra en sus comienzos, tiene de novedoso la utilización de equipos móviles tipo tablet”, explican a D+I desde Aena.
Además de mejorar la seguridad en todos los trámites aeroportuarios, “estos dispositivos podrán trasladarse de una puerta de embarque a otra, agilizando el proceso de atender más vuelos y destinos”.
Para evaluar el sistema, Aena está realizando pruebas en dos líneas: una nacional (Madrid- Asturias) y otra internacional (Madrid-Bruselas). Cuenta con la colaboración de Iberia, como aerolínea operadora; Inetum, como empresa integradora de sistemas; y Thales, como proveedor de tecnologías biométricas y procesos de validación de identidad.
La iniciativa ha recibido el apoyo del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial), a través del programa de cooperación I+D, con el objetivo de buscar nuevas formas de operar en el sector del transporte aéreo en el contexto de la covid-19.
“En el desarrollo de nuestros pilotos de reconocimiento facial estamos siempre en continua búsqueda de nuevas funcionalidades para mejorar la experiencia de viaje del pasajero en el aeropuerto”, afirman desde Aena. “Este proyecto incluye la posibilidad de mejorar las capacidades de detección, por lo que podría llegar a identificar a un pasajero incluso con la mascarilla de protección”.
Sistema de embarque optativo
El Adolfo Suárez Madrid-Barajas no es el único ni el primer aeropuerto que implanta un sistema de reconocimiento facial. “Con la pandemia, los operadores aeroportuarios se han visto obligados a acelerar sus procesos de transformación digital dirigidos, la mayoría de ellos, a mejorar la experiencia de sus usuarios. Uno de los primeros fue el de Beijing”, explica Miguel Mendoza, responsable comercial de biometría de Thales en España, a D+I.
El instalado en este aeropuerto, related al piloto de Madrid, tiene por objeto agilizar el embarque del pasajero. “El usuario elige en el momento del check-in si quiere utilizar este método de identificación o prefiere el modo tradicional. En Beijing, donde el sistema está operativo desde 2020, solo se utilizan quioscos. La diferencia con el proyecto de Madrid es el empleo de dispositivos móviles y ordenadores”, aclara Mendoza.
En el momento de la primera identificación el pasajero debe incluir una fotografía de su DNI o pasaporte. En ese momento su rostro se incorpora a una base datos con los registros de los viajeros con billete para ese día. En cada uno de los puntos de management hay unos arcos específicos para quienes han elegido el reconocimiento facial como sistema de acceso, también en la puerta de embarque al avión.
A partir de 2022, y según una Decisión de ejecución de la Comisión Europea, los países que forman parte del espacio Schengen deberán contar con un sistema que permita que los visitantes no Schengen registren su identidad de forma rápida y segura, incluidos sus datos biométricos (rostro y de huellas dactilares).
Sin embargo, las implicaciones del uso de esta tecnología son complejas. En España, una carta dirigida al Gobierno firmada por 71 expertos alertaba de los efectos “perniciosos” de estos sistemas que, según sus autores, no compensa sus beneficios. En el documento solicitan la puesta en marcha de una comisión de investigación que estudie la necesidad de establecer una moratoria “urgente e imprescindible” en el uso de estos sistemas por parte de las empresas, tanto del sector privado como del público.
” Fuentes www.elespanol.com ”