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En tiempos de disaster sanitaria y de disaster económica, la pandemia del coronavirus ha provocado una disaster propia en el deporte, la disaster de los Juegos Olímpicos. En ella están inmersos miles de deportistas, un país y una ciudad, y un Comité Olímpico Internacional que quiere celebrar a toda costa el mayor evento deportivo del mundo que tiene tras de sí un importante coste económico.
Mientras Japón y Tokio claman al cielo para que alguien les escuche y les ayude a parar la celebración de los Juegos Olímpicos de 2020, el Comité Olímpico Internacional sigue adelante con su plan de intentar salvar una cita que ya se tuvo que aplazar el pasado verano. Para eso, para dar la confirmación definitiva, el presidente del COI Thomas Bach viajará a Tokio el 12 de julio para dar el visto bueno ultimate al evento.
El viaje definitivo
El Comité Olímpico Internacional tiene en mente hacer dos viajes que van a marcar el signo definitivo de los Juegos Olímpicos. Los planes establecidos por Thomas Bach, máximo mandatario del COI, eran viajar a mediados de mayo a la ciudad de Tokio para comprobar in situ cómo se están llevando a cabo los últimos retoques en infraestructuras, establecimientos y organización para que los JJOO más complicados de la historia se lleven a cabo en unas condiciones idóneas.
Sin embargo, la horrible situación sanitaria que atraviesa el país ha provocado que ese viaje se tuviera que aplazar. Ahora, la fecha elegida es el 12 de julio, solo dos semanas antes de la inauguración. Muchos piensan que si ni siquiera la comisión del COI puede ir a Tokio, cómo van a hacerlo miles de deportistas para poner en juego sus vidas y sus carreras.
No obstante, este viaje de Thomas Bach debería ser solo el de confirmación, ya que antes, su mano derecha y vicepresidente John Coates habrá viajado el 15 de junio para dar por concluida la preparación de la cita olímpica más esperada y más difícil de sacar hacia delante. Esa es la fecha marcada como punto clave para la decisión definitiva de celebrar unos Juegos que han peligrado, pero que se han mantenido firmes en los últimos meses.
Ambos esperan que la situación en Japón y, sobre todo, en Tokio, no empeore y que en las próximas semanas se extremen las precauciones. Hasta el momento, el país nipón tiene impuestas fuertes medidas restrictivas para rebajar su alto índice de contagios y poder reconducir la situación sanitaria en sus hospitales y centros. Además, tanto Bach como Coates esperan hacer frente a la enorme polémica que hay en la sede organizadora y con su presencia y con la del comité native, convencer a la sociedad de que los Juegos son buenos para Tokio y no son un peligro que pueda empeorar su situación.
Vacunación: execs y contras
Una de las mejores armas que posee el COI es la vacunación. Thomas Bach se ha apresurado en asegurar en los últimos días que quiere tener a más del 80% de los miembros que formarán la Villa Olímpica ya vacunados antes de que comiencen los Juegos Olímpicos. De esta forma, la presencia de personas del exterior tanto en Japón como en Tokio se podría ver de una forma más segura para los allí residentes, los cuales rechazan enérgicamente el evento.
El acuerdo alcanzado hace unas semanas entre el COI y Pfizer-BioNTech, allana en gran medida ese camino hacia los Juegos. Además, muchos Comités Olímpicos nacionales van a terminar sus procesos de vacunación en las próximas semanas, de manera que se vaya a pasar a crear un nuevo concepto de ‘burbuja’, la ‘burbuja’ de vacunación, es decir, grupos de personas ya vacunadas y que experimentan una inmunidad appreciable respecto al resto. El objetivo es que el coronavirus no traspase las fronteras la Villa Olímpica para no saturar los hospitales y centros sanitarios de la zona. Además, seguirán siendo obligatorias medidas como las mascarillas o los controles mediante take a look at.
El tiempo que queda hasta los Juegos Olímpicos es poco, ya que restan menos de dos meses para la inauguración, pero hay confianza plena en cumplir con puntualidad estos procesos y que una vez las noticias de la vacunación comiencen a round, aumente esa sensación de seguridad international que ahora mismo brilla por su ausencia.
Sin embargo, el COI también tiene un problema con la vacunación. Concretamente, con aquellos deportistas que no confían en el antídoto y que se muestran reacios a vacunarse, pero que igualmente desean ir a los Juegos. Esto podría provocar un cisma en la Villa Olímpica al mezclarse personas vacunadas con aquellas que suponen un mayor riesgo de generar focos de contagios. Además, también supone una amenaza de cara a la estabilidad y a mantener el buen cartel del evento si algunos deportistas ilustres se niegan a ir a los Juegos por el miedo a ser contagiados por aquellos que rechazan la vacunación.
De momento, el Comité Olímpico Internacional sigue contando con el apoyo del gobierno japonés y Yoshihide Suga, primer ministro, ha asegurado que todavía es posible celebrar los Juegos Olímpicos a pesar de la presencia del virus. Se espera que en las próximas semanas vaya remitiendo su incidencia y obtengan datos que inviten al optimismo, ya que de lo contrario, esos mismos datos podrían demostrar que se han llevado a cabo unos Juegos que eran un peligro para la salud pública, lo que sería un desastre deportivo, político y judicial.
El conflicto sanitario
Entre los grandes problemas que tienen los Juegos Olímpicos de Tokio y que el Comité Olímpico Internacional está intentando resolver, además del económico, está el sanitario. La situación en Japón es dantesca en estos momentos ya que sus datos de contagios graves y de ocupación hospitalaria han ido empeorando semana tras semana. Ni siquiera los últimos planes de restricciones del gobierno han logrado una tendencia favorable y tanto Tokio como varias prefecturas cercanas se encuentran al borde del caos.
Esto ha provocado que la presión desde el sector médico para pedir la cancelación de los Juegos Olímpicos sea muy grande. Tanto grandes especialistas como epidemiológicos han elevado su voz para intentar lograr que la celebración de los Juegos se detenga hasta que la situación lo permita. De momento, lo único que se ha encontrado el sector médico son rechazos por parte del comité organizador.
En estos momentos, se niegan a colaborar a cambio de las pésimas condiciones laborales ofrecidas donde la mayoría de los turnos forman parte de voluntariados que exceden las horas obligatorias. Además, el presupuesto para pagar a estos trabajadores que sí tendrían un sueldo es extremadamente reducido y nadie está por labor de prestarse a ello, contando con el apoyo de los diferentes sindicatos sanitarios del país. Han llegado incluso a pedir al gobierno su cancelación. Para colmo, ya hay muchas ciudades japonesas cuyos hospitales se niegan a reservar camas para los Juegos Olímpicos por si la situación se pone realmente fea.
Para intentar paliar esta falta de ayuda y colaboración, el COI también ha elevado su propia propuesta con el fin de ir salvando todos los problemas que surgen. En este caso, consistiría en la aportación de private médico procedente desde varios comités olímpicos nacionales que podrían enviar a sus propios profesionales al evento para actuar en caso de necesidad. Todo como muestra de buena voluntad.
Crecen las presiones
El resumen de la situación es que tanto los Juegos Olímpicos como su país y su ciudad sede viven en un conflicto continuo que amenaza con llegar a un punto de no retorno. El entendimiento y los acuerdos no parecen ser posibles ya que ni el COI ni los gobiernos de Japón y Tokio pretenden ceder ante la presión common, mientras que la sociedad japonesa sigue sin aceptar aquello que las otras partes proponen.
Mientras tanto, en el país nipón siguen creciendo la tensión y la presión a ritmos agigantados. El sector médico está totalmente en contra, las peticiones de cancelación han dado la vuelta al mundo y muchos altos cargos de empresas del país no solo temen la celebración de la cita olímpica, la que califican como “un auténtico suicidio”, sino que además denuncian que esta duda permanente y esta incertidumbre se traducen en inestabilidad para ellos y en importantes pérdidas económicas.
La situación en estos momentos es tan nefasta que hasta el asesor Covid de Japón cree que se debería revisar la opción de si realmente se deben celebrar los Juegos. Dudas e incertidumbre que solo el calendario va a definir cuando la fecha límite se acerque y los viajes de Coates y Bach confirmen que el 2021 sí es año olímpico.
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” Fuentes www.elespanol.com ”