un viaje a la capital monumental del África Oriental


Sentimos un profundo amor por Etiopía. Es uno de los mejores países del mundo para viajar y, también, un lugar dónde es posible recuperar el viaje de aventura en el sentido clásico pero sin riesgos. ¿Es el momento de volver a Etiopía? Sí. Y por varias razones. Pero la más importante es porque hace falta. El país se recupera en estos momentos de la peor sequía de los últimos 50 años y es necesario ayudar de cualquier manera. Y viajar por el país es de lo mejor que podemos hacer para echar un cable. El país es de los más seguros del África y sus gentes son, sencillamente, maravillosas. La realidad de Etiopía es poliédrica. En los últimos años se ha producido un growth económico con tasas de crecimiento altísimas que se dejan notar en la transformación urbana que está viviendo Addis Abeba. Pero el 80% de la población etíope vive en zonas rurales y la sequía ha ocasionado que otra vez asome el fantasma de la hambruna en bastantes regiones. Nosotros tuvimos la posibilidad de viajar al país dos veces. La primera para trabajar en una serie de reportajes sobre la situación del país a finales de los 90. Y la segunda fue por puro placer. ¿Qué es lo que más nos gusta del país? Su cultura y su gente. Ir a Etiopía con una agencia responsable.- Si optas por un viaje organizado garantiza que tu estancia deje una buena huella en forma de respeto e impacto positivo en la economía native. Rift Valley es una agencia española pionera y referente en el turismo responsable en África. Se conocen el país como tú el barrio.


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Y por eso te vamos a hablar de Gondar, una de las joyas patrimoniales e históricas de África que nos habla de un país fuerte, orgulloso, independiente y rico: un país que fue capaz de crear verdaderas joyas de la civilización humana como las Iglesias de Lalibela o Gondar. La llaman la Camelot de África. Y no es una exageración. Gondar está situada en una posición estratégica justo en un lugar dónde se unen hasta cuatro importantes rutas caravaneras históricas que comunicaban el país con el Océano Índico y el Mar Rojo, las rutas del Nilo y los caminos que se internan hacia el corazón de África y el Sur. También está muy cerca del Lago Tana, un punto de referencia espiritual y simbólico para el país durante milenios y famoso por sus monasterios ortodoxos (según la tradición, aquí fue donde se guardó el Arca de la Alianza después de un azaroso viaje desde tierras de Palestina siguiendo el cauce del Nilo Azul –que precisamente nace aquí-). En el siglo XVII, el emperador Fasilides decidió crear aquí una nueva capital para su país. Y el resultado fue Gondar, un lugar repleto de antiguos castillos, baños monumentales, grandes iglesias y palacios. Cada nuevo emperador añadió un edificio, un palacio, una iglesia… Y el resultado es espectacular.



¿Cómo llegar a Gondar? La forma más cómoda y rápida es por avión. Ethiopian Air Lines conecta Gondar con Addis Abeba, Axum y Lalibela. Un dato a tener en cuenta a la hora de programar un viaje a Etiopía es que si vuelas desde el exterior al país en Ethiopian Air Traces, después tienes todos los vuelos interiores con un rango de precios entre los 25 y los 50 euros por trayecto. Para los viajes por carretera puedes optar por alguna de las tres compañías de buses privados (Limalimo, Selam y Sky Bus). Los precios son mucho más altos que los buses públicos, pero son más rápidos, muchísimo más cómodos y con horarios fijos. Moverse en transporte público es fácil y muy barato (unos 50 céntimos de euro cada 100 kilómetros). Si tienes suerte podrás viajar en minibuses más o menos bien puestos, pero la mayor parte de las rutas las cubren combis de pocas plazas que van dando saltitos cortos (no hacen trayectos muy largos) y que paran cada dos por tres. Para darte un ejemplo. Desde Addis Abeba a Gondar hay 662 kilómetros: un bus privado tarda unas nueve horas y en transporte público, con suerte, no bajarás de 16. No hay agencias de alquiler de coche en Etiopía. Así que la única manera de contar con auto privado es tomar un coche con chófer guía (muy útil para visitar las aldeas del sur. Según leemos, el precio ronda los 180 dólares norteamericanos al día. UN CONSEJO PARA MOCHILEROS: Si se mueven en transporte público por carretera no se olviden de llevar bolsas grandes de plástico resistente. Es muy possible que tengan que dejar el equipaje en la vaca de las furgonetas y si les llueve ninguna tela impermeable del mundo les va a salvar de acabar con la ropa empapada.



Una pequeña guía de Gondar.- La Ciudadela de Fasil Ghebi (también conocida como Recinto de los Palacios Reales) es el epicentro en torno al que gira toda la ciudad de Gondar. La llegada a la ciudad es un poco desesperante: la trama urbana es un sin sentido de manzanas de casas de bloques de cemento y techos de chapa que engaña ya que esa primera impresión dista de la concept de ciudad Patrimonio de la Humanidad que tenemos en Europa. Pero acá y allá van saliendo los viejos palacios, las iglesias y las murallas de una ciudad que se construyó para dar lustre internacional al imperio etíope en una época en la que el país se codeaba con las grandes potencias de la época. Y de ahí el aspecto de sus construcciones monumentales dónde podemos ver rasgos orientales (sobre todo de La India y del entorno islámico del Mar Rojo), europeos –por la presencia de portugueses en el área- y, por supuesto, locales. El Recinto de los Palacios Reales es un conjunto amurallado que se articula en torno al Palacio del Emperador Fasili, fundador de Gondar.



Y en torno a este enorme edificio se encuentran otras residencias reales (de los sucesores), una biblioteca, unos baños, dependencias, almacenes, una iglesia y varias fortificaciones. Algunos edificios están mejor conservados que otros (los ingleses y los italianos hicieron bastantes destrozos durante la Segunda Guerra Mundial) pero el conjunto es impresionante.  Acá mismo puedes visitar el Ras Gemb uno de los palacetes del recinto que se ha convertido en un pequeño museo con una interesante colección de objetos históricos. La Ciudadela es un enorme complejo que te va a suponer varias horas de visita. A un par de calles de aquí puedes ir a ver la Iglesia de San Miguel, otra de las herencias que dejaron los emperadores etíopes durante los dos siglos de esplendor de Gondar.



La otra gran referencia patrimonial de la ciudad es la Iglesia de la Santísima Trinidad – Debre Birhan Selassie- que fue mandada a construir por el hijo del Emperador Fasili (Iyasu I) a finales del siglo XVII. Este lugar es especial por varias razones y pone de manifiesto la influencia extranjera en la corte. Hasta ese momento, las iglesias locales eran redondas o con forma de cruz griega (como las magníficas iglesias excavadas de Lalibela), pero aquí se construyó un edificio a la ‘europea’ con planta basilical. Por fuera, la apariencia es tosca (como ver su techo recubierto de paja) pero su inside es maravilloso. Los techos están cubiertos de madera finamente decorada con cientos de caras de angelotes regordetes y las paredes muestran una multitud de escenas bíblicas. El otro lugar que hay que ver sí o sí son los Baños de Fasili, que quedan un poco lejos del centro pero que merecen la pena, y el Monasterio de Kusquam. Aquí, a unos cuatro kilómetros del centro, se construyó el Palacio de la Emperatriz Mintwab, esposa de Iyasu I que se retiró aquí para alejarse de los mentideros de la corte. Este lugar es especial por varias razones: la primera es por el propio palacio (hoy alberga un pequeño museo dónde pueden verse hasta los restos mortales de la propia emperatriz y su hijo –Iyasu II-) y la segunda es que fue el escenario de un robo famoso. El ‘aventurero’ escocés James Bruce llegó aquí para ‘descubrir’ las fuentes del Nilo Azul (algo que ya había identificado el jesuita español Pedro Páez casi dos siglos antes) y, de paso, aprovechar la hospitalidad de las gentes del lugar para robar el Libro de Enoch una colección de textos bíblicos de gran valor y varios textos sobre la historia del país. Un verdadero gentleman…



Un paseo por la ciudad.- Más allá de los viejos restos de la gloria de Gondar, la ciudad de hoy es una animada urbe africana con todo lo que eso supone. La mayoría de la gente que llega hasta aquí pasa un día y se va al Parque Nacional de Simien para ver sus montañas y su impresionante concentración de biodiversidad. Pero merece la pena pasar aquí al menos dos noches para ver los monumentos con calma y aprovechar para dar algún paseo por la Gondar de nuestros días. Con sentido común y amabilidad no se pasan riesgos en el 90% de los lugares de este mundo. En el extremo sur de la ciudad se encuentra el Mercado Kidame Gebya, uno de los más grandes de todo el país. Aquí puedes encontrar casi cualquier cosa, pero sobre todo bullicio, coloration y mucha música. Iglesias para parar un tren, calles animadas y lugares verdaderamente increíbles y llenos de vida como el eje que forman la Plaza Meskel y Atse Tewodros Sq., donde los gharis (carritos tirados por caballos) van y vienen sin descanso. Otra curiosidad de Gondar es su comunidad judía. La Aldea de Wolleka (a varios kilómetros al norte de la ciudad) acoge aún a una de las comunidades judías más importantes del país (falashas). Aquí puedes ver una humildísima sinagoga y un cementerio israelita.

Fotos bajo Licencia CC: Rod Waddington; joepyrek; Rick McCharles; Adam Jones; Scott Edmunds

” Fuentes www.eldiario.es ”