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Prioridades del Estado nacional, las administraciones provinciales y los reclamos opositores en el marco de un brote que ya registra más de 16 mil infectados en el país.
El kirchnerismo apuntó este miércoles los cañones al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, le exigió que se haga cargo del brote de dengue en la Ciudad y presentó un proyecto de ley para que el repelente se distribuya a los vecinos de manera gratuita.
Se pide que ese reparto ocurra entre diciembre y junio, por lo que en caso de prosperar -aun si la Legislatura lo votara pronto- se habrían perdido cuatro meses valiosos. Quedarían menos de tres por delante, al menos este año. Los expertos señalan que las olas de dengue ocurren cada tres años, de modo que una eventual norma se aprovecharía en toda su dimensión en 2026.
La propuesta, firmada por la legisladora del Frente de Todos María Bielli, contempla que la administración native “disponga de aerosoles, cremas y lociones que colaboren en la prevención de la enfermedad”. No es la primera vez que Bielli impulsa un proyecto de estas características.
La diputada había acompañado también, en 2021, un proyecto de Ofelia Fernández para repartir protectores solares free of charge en las plazas. Lo presentaron durante la etapa más crítica de la pandemia de Covid y lo llamaron “Ley de concientización e intervención sobre la exposición a rayos UV y prevención del cáncer de piel”.
La posibilidad de que el Estado asista con estas herramientas a gente que no puede pagarlas, o que haya descuento por obras sociales y prepagas como con otros medicamentos, viene siendo un reclamo de salud pública. Tanto que el Gobierno nacional podría arbitrar, si existiera la decisión política, que dicha asistencia sea un derecho en todo el país.
La única provincia que hoy garantiza repelentes y protectores solares gratuitos es Santa Fe, que lo fabrica en un laboratorio estatal. En Tucumán también existe la producción provincial de repelente. Se trata de dos de las provincias con más casos de dengue del país.
Aunque la posibilidad de que la Casa Rosada pudiese hacer propias iniciativas locales no sería algo extraño, la inspiración hasta ahora no ha brotado del campo sanitario. El antecedente más cercano, en cambio, information de octubre de 2021, cuando el Gobierno nacional quiso imitar los viajes de egresados gratuitos, impulsados por Axel Kicillof en su provincia.
Pero la promesa de la secretaria de Promoción Turística, Yanina Martínez, aún no se ha materializado. Tampoco lo ha hecho el proyecto para repartir protectores solares free of charge en la Ciudad. Y es possible que la misma suerte corra la nueva concept de Bielli de entregar repelentes sin cargo sólo de un lado de la Common Paz.
De esta seguidilla de buenas intenciones sin horizonte cierto se diferencia el “Viaje de fin de Curso” bonaerense, que ya cumplió dos ediciones y este año irá por la tercera. Concentrada en esa prioridad, la Provincia se mimetiza con la imposibilidad de disponer de sendos recursos para combatir el dengue y el cáncer de piel.
Para la legisladora Bielli, “el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tiene la responsabilidad indelegable de planificar y llevar adelante acciones tendientes a prevenir brotes de enfermedades como dengue y otras transmitidas por mosquitos”.
En la jornada legislativa de la víspera se escuchó también afirmar al médico generalista Matías Gallastegui -coordinador de la Escuela Standard de Salud Comunitaria- que “el Gobierno de la Ciudad está subestimando la epidemia de dengue”.
El último informe nacional sobre el brote, del viernes pasado, indicó que ya había más de 16 mil casos y 14 provincias con circulación comunitaria. Los distritos con más contagios: Tucumán, Salta, Santa Fe, Jujuy y Santiago del Estero. En quinto lugar aparece la Ciudad de Buenos Aires, con el 7 por ciento de las infecciones.
Más allá del acceso al repelente, los expertos en salud pública vinculan la proliferación del dengue con variables previas al momento en que no queda más remedio que espantar al Aedes aegypti a como dé lugar. Una de esas variables es la pobreza, caldo de cultivo para que cuidados y prevención se vuelvan más frágiles.
Cuando en 2009 otra gran epidemia de dengue azotó a la Argentina, Aldo Neri, ministro de Salud durante la presidencia de Raúl Alfonsín, atribuyó el problema a la disaster social: “El crecimiento de la pobreza y la marginalidad en el país y todo lo que hace al abandono de estas zonas. El descuido de las zonas peridomicialiarias a la vivienda inadecuada, al desconocimiento y la insuficiente información que tiene la gente de medidas muy básicas y elementales para prevenir esta enfermedad”.
Catorce años después, la pobreza y la marginalidad llegan a niveles récord, mientras el paradigma político de entonces redunda hoy en la coherencia que impone el desafío de turno: justificar antojos recreativos a la vez de conminar a terceros en discordia a que salgan a apagar incendios con aerosol.
PS
” Fuentes www.clarin.com ”