Cube la leyenda que el mismísimo Hernán Cortés le regaló estas tierras a “La Malinche” en 1524, y que para el siglo XVIII la Hacienda de Galindo period la más importante de lo que hoy conocemos como el municipio de San Juan del Río, en el precise estado de Querétaro. Pero cuando pongo un pie en esta propiedad, no pienso en los datos históricos. Tengo la sensación de que voy a pasar unos días en un museo vivo, donde puedo echar un vistazo al pasado pero con un spa o un bar junto a la alberca y otras comodidades más.
Los techos altísimos con vigas de madera, muros gruesos y los jardines frondosos se convierten en una constante frente a mis ojos, mientras el ruido de la ciudad e incluso de la carretera, desaparecen por completo durante mi estancia.
Con una historia que se remonta a los inicios de la Nueva España, Fiesta Americana Hacienda Galindo Resort & Spa es una propiedad restaurada que alberga un lodge Canine Pleasant y diversas actividades, las cuales celebran la cultura de esta región.
Se encuentra a poco más de dos horas de la Ciudad de México. Queda a solo a 15 minutos de San Juan del Río y a menos de una hora de destinos como la ciudad de Querétaro y los pueblos mágicos de Tequisquiapan, Bernal y Amealco.
Se trata de un sitio perfect para un fin de semana de relajación, una vacación cortita en familia (con todo y el perrito) o una escapada romántica con el pretexto de un aniversario o una propuesta de matrimonio.
Muros llenos de historia
Se tiene registro de que, al menos, una parte de la leyenda que vincula a “La Malinche” con la Hacienda Galindo es cierta. Tal vez nunca sabremos cuánto tiempo disfrutó doña Marina (como se le llamaba a la intérprete de Cortés) de estas tierras, pero sí que su nieto, Pedro de Quezada, fue el primer dueño de la propiedad.
En un principio, Galindo formó parte de una finca gigantesca llamada Mayorazgo de La Llave, la cual se construyó por indicaciones de Hernán Cortés, y con el tiempo se separó en haciendas de diversos tamaños.
Durante la mayor parte de su historia, Hacienda Galindo fue tierra agrícola y ganadera, pero en el siglo XX vivió algunos de sus cambios más drásticos: pasó de museo privado a propiedad abandonada y, desde finales de los años setenta, se transformó en un lodge que ha encontrado su personalidad.
Hoy en día, cuando camino por el alojamiento, considerado Patrimonio Cultural de Querétaro por el INAH, me encuentro con testimonios de diversas épocas. Una de las partes más antiguas es la capilla del siglo XVII, donde se realizan bodas con frecuencia. El lodge muestra la estructura de una hacienda tradicional, con arquerías, varios patios decorados con frondosos árboles y fuentes, y puertas dobles de madera.
Los largos pasillos, cuyo juego de sombras les da un aire de misterio, exhiben en las paredes una colección de cuadros del siglo XVIII, la mayoría de tipo religioso.
La propiedad también está embellecida con detalles labrados en cantera, hechos en décadas recientes.
Sin olvidar el presente
Al entrar a mi habitación por primera vez, encuentro un tipo de elegancia muy distinto al del resto del lodge. Aquí tienen protagonismo las comodidades del presente, como una pantalla de televisión de 55 pulgadas, un minibar y un jacuzzi. Sin embargo, también hay recordatorios del lugar en el que estoy: basta mirar la cama con dosel, las paredes decoradas con esténciles de colores (algo que puedes ver mucho en el estado) y pinturas de caballos, en referencia a la herencia ganadera de la hacienda.
Las 168 habitaciones tienen aire acondicionado, cafetera, secadora para el pelo, package de planchado y caja de seguridad, además de conexión a web gratuita y bastante eficiente. Algunas incorporan lujos additional, como balcones amueblados, tinas, terrazas completas y tu propia tumbona apartada en el área de alberca.
Hay opción de suites adaptadas, por si viajas en familia, o con mejores accesos, por si tienes una discapacidad.
Experiencias únicas
Como te decía al principio, Fiesta Americana Hacienda Galindo Resort & Spa, es un lodge Canine Pleasant . Puedes llevar a tu “lomito” si es un perro de raza pequeña o mediana que no pese más de 20 kilos; le dan su package de bienvenida, pero tú debes hacerte cargo de su alimentación. Está permitido sacarlo con su correa por áreas designadas, o se puede quedar adentro con un letrero de “Mascota en la habitación”.
Lo primero que hago es recorrer por completo la propiedad, lo cual puede tomar más de una hora, si vas con calma y aprovechas para tomar fotos. Hay apacibles jardines con hamacas donde absolutamente nada puede perturbarte y algunas banquitas donde se antoja muchísimo leer. Mención aparte merece la alberca climatizada al aire libre, con chapoteadero y snack bar abierto los fines de semana.
Si de verdad quieres sacarle provecho al lodge durante tu estancia, te recomiendo tomarte al menos un día sin salir. Estas son algunas de las actividades que ofrece.
1. Un picnic en los jardines. El equipo del lodge se encarga de llevarte el mantel, la canasta, la botella de vino native y la tabla de quesos y carnes frías para una tarde al aire libre. Si quieres un ambiente más romántico puede hacerse de noche, con frazadas, cojines y una serie de luces que realza todo el montaje.
Si hace mucho frío, hasta te pueden poner el picnic en la terraza de tu habitación. Y, si viajas con tu “perrhijo”, a este también le hacen su montaje en miniatura.
2. El spa. Lo primero que haces aquí es disfrutar de un ritual de bienvenida: un momento de paz en la sauna y el baño de vapor. Después está el menú de tratamientos que se pueden disfrutar en solitario, en pareja o hasta en familia (pueden entrar niños, en compañía de uno de sus padres).
Hay masajes de reflexología, a cuatro manos y de piedras calientes, por mencionar solo unos cuantos ejemplos. También destacan los exfoliantes con ingredientes marroquíes y los faciales. El spa cuenta con jacuzzi y temazcal.
3. La Granja. Un espacio perfecto para llevar niños pero que también conquista muy bien a los adultos. Es un pequeño recorrido autoguiado que incluye una visita a los conejitos, las ovejas, los cerdos, las cabras y las aves de corral. Puedes ver a los animales de cerca y la mayoría son muy curiosos con los visitantes, pero la regla de oro es no golpear las jaulas para llamar la atención ni perturbarlos si están durmiendo.
De manera adicional, está la posibilidad de contratar un paseo a caballo.
4. El viñedo. Fiesta Americana Hacienda Galindo Resort & Spa produce su propio vino y el campo de cultivo está a la vista de los huéspedes. Si vas en fin de semana, reserva una cata o maridaje para conocer más sobre la producción.
5. Los deportes. La propiedad cuenta con canchas para “echar la cascarita”, jugar basquetbol o tomar clases de tenis. También hay una pista de jogging de 600 metros.
Cómo comer (mejor que) en casa
Lo primero que destacaría de El Florentino, el restaurante principal de la hacienda, es que los platillos mantienen un toque hogareño, lo cual resulta excelente con recetas tradicionales como las enchiladas queretanas, el chile relleno, los sopes de arrachera, la barbacoa o el filete chemita.
Para el desayuno, uno de los imperdibles son los huevos Galindo, que se fríen dentro de una tortilla y se bañan con salsa ranchera.
Los domingos hay brunch dominical en uno de los patios de la hacienda.
También, en fin de semana, puedes tomar un trago en el bar Château (con cava que puedes rentar para celebraciones privadas) o el Karaoke Bar El Caballito.
Este es un destino perfect, si vives relativamente cerca del estado de Querétaro, para reencontrarte con la familia durante los festejos de Navidad o de Año Nuevo o, simplemente, para descansar unos días durante las vacaciones decembrinas.
Datos útiles de Fiesta Americana Hacienda Galindo Resort & Spa
Carretera a Amealco Km. 5.5, San José Galindo, San Juan del Río, Querétaro.
Tel. 800 504 5000
https://bit.ly/3l8h3QL
” Fuentes www.eluniversal.com.mx ”