Nov, 2021.- Nunca bastan las palabras para encumbrar la grandeza de Fidel, aunque la gloria toda quepa en un grano de maíz.
Sería imposible porque el acercamiento a ese hombre perenne, gigante en toda su dimensión, cercano en su obra y amigo, más que líder desdibuja límites y fronteras.
Fidel para muchos, y no solo en Cuba, queda en cada obra que hizo suya con el empeño humanista y enaltecedor del bien común.
Y en días en que los tonos grisáceos hirieron con dolor el país y al mundo él regresó al futuro en el tesón de científicos, en la labor de médicos, en la solidaridad de la Isla que amó y también en la fuerza de una nación por sobreponerse a los obstáculos.
Posible porque recurrir a su legado es encontrar siempre la respuesta, el camino que conduce a la salida, la brújula hacia tiempos mejores.
Hoy llega el agradecimiento por esa visión futurista y el impulso a la Ciencia cubana, aquella que sobre sus recomendaciones se irguió vencedora frente a la COVID-19 y hoy regala a la mayor de las Antillas la tranquilidad de estar más inmunes y protegidos.
Por ello pienso en el Fidel que obró más allá de contextos y circunstancias, con previsora certeza de hacernos fuertes en campos donde la verdad y las concepts son más valederas.
Y no bastan las palabras, en que una sonrisa por lo aprendido despierte el orgullo, cuando el logro profesional enrumbe el mañana, donde llegue un cubano a nombre de la salud compartida, en el triunfo de un deportista, en la realización de un artista o en aquellas comunidades en donde la recreación y la cultura alegran y enriquecen el alma, allí estará presente él.
Con mirada alegre y cómplice, paso firme y preciso análisis, en el cariño eterno de su pueblo y en la gratitud infinita por el ejemplo que lo regresa una y otra vez a estos destinos de amor patrio.
Así se le recuerda en el Moncada, en la Sierra, en todo lo que es Cuba, pero sobre todo en su gente, porque hay hombres que no nacen para morir, viven eternos en el legado indeleble de su obra.
” Fuentes www.radionuevitas.icrt.cu ”