La misión de un astronauta estadounidense y dos cosmonautas rusos en el espacio concluyó con éxito este miércoles, luego de que aterrizaran en la Tierra a bordo de la Soyuz MS-19. Podría tratarse de la última vez que un astronauta estadounidense vuela a la Estación Espacial Internacional a bordo de una nave rusa, en la medida que crece la tensión entre Occidente y Rusia por la guerra en Ucrania.
El astronauta de la NASA Mark Vande Hei y los cosmonautas rusos Antón Shkaplerov y Piotr Dubrov aterrizaron sanos y salvos en Kazajistán este miércoles 30 de marzo. Esto, luego de haber permanecido 355 días en la EEI, aunque Shkaplerov se unió a ellos en octubre, junto a un equipo de filmación ruso.
Lo hicieron a bordo de la Soyuz MS-19, cohete de la agencia espacial rusa Roscosmos. De esta manera, pusieron fin a las especulaciones de que la corporación se negaría a traer a Vande Hei de vuelta en represalia a las sanciones impuestas a Rusia tras el inicio de la invasión en Ucrania.
En la pantalla del Centro ruso de Management de Vuelos se podía leer “Aterrizaron. ¡Bienvenidos de vuelta, Antón y Piotr!”, así como también “¡Bienvenido de vuelta, Mark!”
El viento puso la cápsula de lado tras el aterrizaje, y el trío, que fue recibido por un pequeño equipo de médicos y otro private de la NASA, salió uno por uno. El último en salir fue Vande Hei, quien sonrió y saludó mientras lo llevaban a una silla reclinable en la estepa kazaja.
El astronauta estadounidense expresó que, a pesar de que fue un viaje “muy bonito”, está “deseando estar al aire libre sin importar el tiempo que haga”, pues ha trabajado “en interiores las 24 horas del día durante casi un año”.
También está “deseando prepararse una taza de café para él y su esposa Julie, y comer guacamole y patatas fritas”.
Por su parte, Shkaplerov manifestó en una emisión en directo de la NASA, que si bien “la gente tiene problemas en la Tierra” en la órbita “somos una sola tripulación”. La estación espacial es un símbolo de “amistad y cooperación y el futuro de la exploración del espacio”, agregó. Esto, en referencia a la guerra de Vladimir Putin con Ucrania, un tema del que prefirió no hablar en el espacio con sus compañeros, a pesar de llevarse “fantásticamente”.
Antes de abandonar la estación espacial, el cosmonauta ruso se despidió de sus “hermanos espaciales” con un abrazo, ya que está previsto que Vande Hei, de 55 años, vuelva a Houston este miércoles.
Tres rusos, tres estadounidenses y un alemán aún quedan a bordo. Sin embargo, regresarán a la Tierra a bordo de naves de la empresa estadounidense SpaceX, de Elon Musk, que comenzó a transportar astronautas de la NASA a la EEI en 2020.
Durante ese lapso, Rusia ofreció el único servicio de taxi, con la NASA desembolsando decenas de millones de dólares por asiento de Soyuz. El viaje de Vande Hei fue parte de un intercambio con Axiom, con sede en Houston.
Nuevos récords espaciales
Luego de 355 días seguidos en el espacio, el astronauta Vande Hei se convirtió en el estadounidense que más tiempo ha permanecido en órbita, 15 días más que el astronauta retirado Scott Kelly, quien se mostró feliz por el logro de su compatriota ya que significa “que estamos progresando”.
Además, el cosmólogo ruso Dubrov logró posicionarse entre los cinco mejores de Rusia.
Sin embargo, un cosmonauta-médico a bordo de la estación espacial Mir de los años 90, sigue siendo el récord mundial, tras permanecer 437 días y 17 horas en el espacio.
La plataforma espacial llevó a cabo 5.680 órbitas alrededor de la Tierra, un recorrido de más de 300 millones de kilómetros.
Debido a la escalada de tensión entre Rusia y Estados Unidos por el conflicto en Ucrania, podría tratarse del último astronauta estadounidense en volar a la EEI a bordo de una nave rusa. Este quizás, sea el hito más simbólico.
La Estación Espacial Internacional, pendiente de un hilo
El conflicto en Ucrania también llevó a Occidente a imponer sanciones que se extienden al ámbito espacial, como la suspensión de los lanzamientos de satélites europeos con cohetes rusos y el estancamiento en la Tierra durante otros dos años del rover europeo-ruso que tenía como objetivo llegar a Marte.
En efecto, la agencia espacial Roscosmos ha dejado claro que Rusia podría retirarse de la EEI, que lleva más de dos décadas al servicio de la humanidad y es quizás uno de los mayores frutos de la cooperación espacial internacional al implicar a cinco agencias de 15 países, lo cual sería equivalente a su fin.
Esto, porque Dmitri Rogozin, el director basic de esta corporación, considera que es imposible controlar la EEI sin la participación de Rusia, ya que “es el país responsable de la orientación de la estación y la previsión de colisiones peligrosas, además del suministro del combustible y cargamento”.
Por eso, “el 31 de marzo es el último día que tienen la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA) para responder a nuestro requerimiento de que levanten las sanciones contra dos de nuestras empresas”.
Esto definirá la decisión rusa sobre su disposición a prolongar la vida de la plataforma orbital internacional hasta 2030, al igual que sobre la reanudación de los vuelos conjuntos con la NASA. De momento, Rusia tiene previsto participar en la EEI hasta 2024, con la intención de lanzar después su propia estación.
Sin embargo, Roscosmos ya ha dicho que dejará de suministrar motores para cohetes y propulsores a Estados Unidos.
El programa de lanzamientos rusos desde el cosmódromo de Kourou, en la Guayana francesa, la puesta en órbita de satélites británicos OneWeb y el programa ruso-europeo de exploración de Marte Exomars también se han visto afectados por la guerra en Ucrania.
Con EFE y AP
” Fuentes www.france24.com ”