Si por algo destaca el Puerto de Vigo es por los contrastes que se dan en él. Aún con la resaca del Carnival Celebration y su montaña rusa flotante, el Muelle de Trasatlánticos se centró ayer en otro tipo de viaje y actividades. El Spitsbergen noruego recalaba en la ría en su “crucero de expedición por la histórica costa atlántica europea”. Un viaje de 12 días de Hamburgo a Lisboa que tiene como principal objetivo el conocimiento.
Quien busque en este barco casinos, piscinas, teatros y otras comodidades propias de los colosos que suelen llegar a la ciudad quedarán decepcionados. Su tripulación está formada por especialistas en biosfera, historia, biología marina o glaceología; habiendo espacio también para fotógrafos y observadores de nubes o aves, parte elementary de las actividades abordo.
“Es un estilo de viaje distinto” recalca emocionado Marcelo junto a Verónica mientras apuran la visita al Náutico. Ambos conforman la única representación latina en un buque que tenía previsto hacer escalas en Caen y Roscoff (Normandía) para conocer su historia medieval y los restos del desembarco aliado de la II Guerra Mundial; pero un temporal los obligó a variar el rumbo; recalando tres días en A Coruña y Ferrol antes de conocer las Rías Baixas. “Nos equivocamos de lugar, tendríamos que venir aquí unos meses a conocer este ambiente hermoso” reconoce.
El billete incluye visitas guiadas en todas las ciudades, aunque en el caso olívico han quedado a un lado las Cíes para centrarse en su casco histórico y O Castro. En uno de esos itinerarios se encontraban Kathleen y Wes. Estos profesores canadienses embarcaron en Ámsterdam, poco antes de que se anulara también la visita a Dover (Inglaterra), donde tenían previsto vislumbrar sus famosos acantilados desde el mar.
Ambos aseguraron estar disfrutando del paseo por Porta do Sol y de la gente que “es encantadora, muy dulce, muy amable y sonriente”, por lo que se encontraron “muy cómodos” en una ciudad de la que reconocen su sencillez como fortaleza.
Navegar del polo al trópico
Las cazadoras rojas del centenar de pasajeros desembarcados llamaron la atención de los viandantes. La tripulación, formada por filipinos, polacos e ingleses lucían una serigrafiada de la misma forma.
En su página net la centenaria naviera anuncia otros viajes con un precio base de entre 5.000 y 7.000 euros. Entre ellos destaca el de la costa norte de Noruega que permite vislumbrar las auroras boreales o como la flora y fauna propia del Círculo Polar Ártico. En los próximos meses visitará Guinea-Bissau, Senegal y las islas de Cabo Verde en un paquete sobre enclaves tropicales para este invierno.
El barco construido en 2015 en Viana do Castelo cuenta 101 metros de eslora y capacidad para 280 personas. Recibe su nombre de la isla más grande del archipiélago de Svalbard y en la que está ubicado el almacén mundial de semillas de la ONU. A las cinco de la tarde despedía esta escala inaugural –que tendrá continuidad en octubre de 2023– antes de zarpar a Oporto, penúltima escala del itinerario.
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