La oferta de ocio del crucero de lujo ‘SH Vega’ no incluye «casino ni espectáculos de Broadway» pero sí conferencias sobre naturaleza, historia, arqueología o antropología. Sus viajes por todo el mundo incluyen escalas poco habituales, lugares únicos. El barco, con capacidad para 148 afortunados pasajeros -pocos más que las personas que componen la tripulación- y «casi un rompehielos», pasa cuatro meses al año navegando por el Ártico. Otros cuatro por la Antártida, «un lugar mágico» para el armador, Andrea Zito, que ayer contaba cómo el ‘SH Vega’, con apenas 115 metros de eslora y 5,5 de calado, parecía un minúsculo punto entre la inmensidad del hielo antártico. Y los otros cuatro por Europa, África, Asia u Oceanía.
Realiza viajes de expedición a lugares, mares, océanos, que «nos muestran lo maravilloso que es este planeta» y, a la vez, «nos sitúan ante la realidad de lo que podemos perder», destacó el presidente de la Fundación Philippe Cousteau ‘Unión de los Océanos’ y piragüista olímpico Herminio Menéndez. «Estamos en un punto de no retorno. O tomamos medidas drásticas o la próxima generación no verá estas maravillas», advirtió.
Lo hizo en el salón principal del ‘SH Vega’, que ayer hizo escala por primera vez en Gijón con una treintena de pasajeros, en su mayoría norteamericanos. Mientras estos conocían la región, a bordo, Menéndez sellaba con el CEO de la línea de cruceros Swan Hellenic, Andrea Zito, y el presidente de la organización SDG4MED (Objetivos de Desarrollo Sostenible para el Mediterráneo), Mario Dogliani, un acuerdo de colaboración en el marco del Foro Mundial por la Paz, que ayer se celebró en Gijón.
El ‘SH Vega’ es uno de los tres barcos de expedición de la naviera -los otros dos son el ‘SH Minerva’ y el ‘SH Diana’-; un crucero «de última generación» que se estrenó hace menos de un año y pretende ser extremadamente respetuoso con el medio ambiente. «Las emisiones son mínimas. Todo lo hacemos de la manera más responsable posible», aseguró Andrea Zito. El barco está dotado con motores diésel-eléctricos de propulsión y «consume entre un 30 y un 40% menos». Todos los residuos que se generan se reciclan y se bajan a tierra. Y «el agua que botamos cumple los estándares de Alaska. Son más altos que los del agua potable», añadió el armador.
A partir de 4.000 euros
Con unos precios por pasaje que parten de los 4.000 euros, los interiores del barco son de auténtico lujo. Tiene camarotes exteriores de entre 20 y 50 metros cuadrados, piscina y jacuzzi exteriores, biblioteca, gimnasio, sauna con vistas al exterior, clínica médica y de belleza, restaurantes… Pero también está equipado con un laboratorio científico. «Esto es algo más que ir de turismo», reflexionó Herminio Menéndez. Y el jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón, Alberto Aguilera, también invitado al acto, elogió «esta filosofía» de los cruceros de expedición: «Si sirve para cambiar conciencias, bienvenida sea».
” Fuentes www.elcomercio.es ”