Los dos aspirantes a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva, se enfrentan cara a cara este viernes en el último debate televisivo, un evento que puede ser determinante a dos días del balotaje. Tal como en la primera vuelta, hace dos semanas, Nación Media realizará una cobertura exclusiva con el periodista Juan Carlos dos Santos como enviado especial en el vecino país.
Lula, que llega con 77 años y como favorito en los sondeos, y Bolsonaro, que busca la reelección a sus 67, debatirán durante dos horas en TV Globo, tras un mes de campaña regada de golpes bajos y desinformación en la TV y las redes sociales. En el último sondeo de Datafolha, publicado el jueves, Lula recuperó una ventaja de seis puntos al reunir 53% de los apoyos contra 47% del mandatario, considerando los votos válidos, sin nulos ni en blanco.
La semana anterior, esa distancia se había encogido de seis a cuatro puntos. En la primera vuelta del 2 de octubre, Lula obtuvo el 48% de los votos y Bolsonaro un sorpresivo 43%, superando lo que anticipaban las encuestas. En un escenario de alta polarización, el debate es considerado essential.
“Lo único que puede cambiar (la situación) en este momento es el debate. El 55% de los brasileños afirma que es muy importante en su decisión. Cualquier tropezón o frase mal colocada puede ser determinante”, dijo a la AFP el politólogo Felipe Nunes, director de la consultora Quaest. En el debate anterior, el 16 de octubre en la emisora Bandeirantes, el intercambio entre Bolsonaro y Lula fue menos agresivo que en los de la primera vuelta, cuando intercambiaron ataques directos ante la presencia de otros candidatos.
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Bolsonaro parecía confiado tras el resultado de la primera vuelta, pero al menos dos hechos de la última semana pueden haber complicado su avance: declaraciones de su ministro de Economía, Paulo Guedes, sobre una posible desvinculación del aumento del salario mínimo al valor de la inflación, y la insólita reacción de un exdiputado bolsonarista que al ser arrestado respondió con granadas y tiros que hirieron a los agentes policiales.
Acorralado, Bolsonaro, que había dejado a un lado sus críticas al sistema de urnas electrónicas, levantó esta semana un nuevo foco de sospechas al denunciar supuestas irregularidades en la difusión de piezas publicitarias en radios del noreste del país. El Tribunal Superior Electoral (TSE) desestimó las alegaciones por falta de pruebas mínimas y advirtió a la campaña del presidente que la denuncia presentada podría constituir un “crimen electoral” y un intento de “tumultuar la segunda vuelta” a pocos días del balotaje presidencial.
Analistas sostienen que Bolsonaro está preparando el terreno para cuestionar los resultados caso pierda el pleito. Esto ha despertado temores de que se produzcan incidentes como la invasión del Capitolio tras la derrota de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos en el 2021.
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