En esta segunda parte quiero hablar de un aspecto elementary de las finanzas personales: tener claras nuestras prioridades en la vida. ¿Qué es lo más importante para ti? ¿Qué es lo que realmente valoras? ¿Qué deseas construir?
En mi experiencia son muy pocas las personas que saben qué es lo que verdaderamente quieren lograr. Y de ellos, son aún menos quienes se atreven a intentarlo. Es una pena, porque así es imposible tener éxito.
En la primera parte hablamos de conocer nuestro punto de partida. El siguiente paso es entonces:
3. Saber a dónde quieres llegar. ¿Qué es más importante? ¿No tener que depender nunca de nadie más que de ti, incluso cuando seas viejito? ¿Te importa más la fiesta, las diversiones y los viajes? Ambas cosas son importantes, sin duda, pero hay que buscar un equilibrio. Pero tienes que saber qué es lo que realmente quieres y hacer un plan.
4. Outline tus metas. A lo largo de la vida uno tiene distintos objetivos. Una persona en edad universitaria tiene necesidades radicalmente distintas que una pareja joven que espera a su segundo hijo. Ya hemos hablado en columnas anteriores de la importancia de establecer metas SMART (específicas, medibles, alcanzables, relevantes y con un tiempo límite).
A lo mejor quieres juntar para un carro. Necesitas saber cuánto te va a costar (por ejemplo, 200,000 pesos) y en cuánto tiempo quieres lograrlo (por ejemplo, 20 meses). Entonces necesitarías ahorrar 10,000 pesos cada mes. Eso es bastante específico. ¿Es alcanzable? Depende de tus ingresos y del resto de tus necesidades. En caso de que no lo sea, puedes replantear ya sea buscando un carro más económico, o ampliando el plazo.
Para mucha gente que realmente quiere transformar sus finanzas personales y empezar a construir un patrimonio, su primer objetivo debe ser salir de deudas. Esto será tema de la siguiente entrega. Para otros es cambiar el paradigma de comprar hoy y pagar después, lo que me lleva al siguiente paso:
5. Mejora tu cultura financiera. Los humanos somos el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra: incluso tres, cuatro o más veces. Recuerdo con cariño a un maestro de matemáticas en la secundaria que solía decir: “Equivocarse es un derecho humano. Lo que no se vale es abusar de ese derecho”. Tenía mucha razón.
Contrario a lo que mucha gente piensa, los “ejecutivos” del banco o de la operadora de fondos saben lo mismo o menos que nosotros sobre finanzas. Eso también sucede con algunos agentes de seguros, aún cuando tienen que pasar un examen que los acredita para tal actividad. A todos ellos les interesa, sobre todo, vendernos sus productos porque eso es lo que les da de comer. En ese sentido, su “asesoría” está repleta de conflictos de interés.
Por eso es importante desarrollar nuestro propio criterio y eso se logra ampliando nuestra educación financiera, conocimientos y cultura. Recordemos que una asesoría sólo es un consejo: la decisión la tomamos siempre nosotros. Ese criterio nos ayuda además a diferenciar a los “asesores” y encontrar aquellos que realmente nos agregan valor (y que son indispensables).
El conocimiento también nos ayuda a eliminar ciertos hábitos negativos y comportamientos financieros nocivos y a cambiar ciertos paradigmas que tenemos en relación al dinero y que nos llevan a adquirir deudas.
” Fuentes www.eleconomista.com.mx ”