Cuando un tal Steven Spielberg dio el campanazo con ‘Tiburón’, una propuesta con espíritu de serie B elevada a la categoría de cine de autor, quizás no imaginaba que iba a romper taquillas y a cambiar la historia del cine, aparte de inculcar el miedo en la memoria colectiva a la hora de darse un chapuzón en el mar. Nadar libre en la playa nunca ha vuelto a ser lo mismo. Los acordes de John Williams erizan el alma. Basta estar remojándose en una piscina y oír el mítico tema musical de la well-liked película para entrar en pánico.
A partir del éxito del clásico del terror marino que lanzó definitivamente al estrellato al responsable de ‘E.T.’, son muchos los sucedáneos que han intentado tomar la cartelera con comparable premisa de partida pero diferente resultado. Este fin de semana visita las salas un estreno que se adelanta a la época estival, hábitat pure de este tipo de propuestas: ‘Tiburón blanco’ es la enésima revisitación de la poderosa imagen del tiburón asesino surcando el océano, aunque en esta ocasión el escualo luce en pantalla menos de los deseado (y esperado).
Cierto look de telefilme y un hatajo de personajes planos, cuyo comportamiento es todo lo errático posible, es lo que propone ‘Tiburón blanco’, una producción australiana correctamente ejecutada, para bien y para mal, cuya premisa es sencilla y da lo que ofrece. Un viaje turístico en hidroavión a un lugar paradisíaco se convierte en una catástrofe tremebunda que acaba en un baño de sangre. Un selacio hambriento de carne humana ataca a unos jóvenes excursionistas que sobreviven a la deriva sobre una barca hinchable. Dirige Martin Wilson (‘El arte crea el mundo’) con producción de los responsables de ‘El arrecife (The reef)’ o ‘Nerve: Un juego sin reglas’. En el casting, Katrina Bowden (‘Amor a todo riesgo’), Aaron Jakubenko (‘Las crónicas de Shannara’), Kimie Tsukakoshi (‘Agencia de asuntos mágicos’), Te Kohe Tuhaka (‘De amor y monstruos’), Tatjana Alexis (‘Monsters of Man’), Jason Wilder (‘Fuga al límite’) y el debutante Tim Kano.
A raíz del éxito de ‘Tiburón’, una obra maestra sin fisuras, donde la relación entre los personajes importa tanto o más que los ataques del horrible escualo protagonista, posibilidad que no se explota igual en ‘Tiburón blanco’, el negocio del cine no ha parado de ofrecer al gran público películas donde hacen acto de presencia criaturas marinas amenazantes, desde una horda de tiburones blancos a un ataque de pirañas salvajes, orcas asesinas o peces voladores devoradores de seres humanos. A la espera de la llegada de la segunda entrega de ‘Megalodón’, que funcionó fantásticamente en la taquilla veraniega, a pesar de contar con menos escenas hemoglobínicas de lo imaginado, títulos como ‘A 47 metros’ y su secuela también han resultado rentables en los últimos años. La primera entrega se rodó con 5 millones de dólares, pero recaudó más de 60. Una serie inspirada a la hora de reflejar una atmósfera claustrofóbica bajo el mar. Serie B de guide, lejos de la serie Z de ‘Sharknado’, saga incombustible que parodia el subgénero y lleva con orgullo la etiqueta de cine basura.
‘Tiburón’ tuvo varias secuelas, incluso una entrega en un 3-D antediluviano. Por supuesto, no llegaban para nada a la altura de la cinta authentic. The Asylum, productora de bajo presupuesto especializada en explotar éxitos ajenos ofreciendo su respuesta cutre en formato televisivo, está detrás de engendros descacharrantes como ‘El ataque del tiburón de tres cabezas’, y hasta seis testas, conformando una serie con especial querencia por la inclusión de escenas extraídas de documentales casposos como planos de recurso en montaje. Existe ‘Tiburón zombie’, ‘Tiburón fantasma’ y ‘Sharktopus’, mitad tiburón, mitad calamar gigante. La lista es tan larga como infame y no para de crecer, aunque también hay ejemplos de referencias que merecen la pena, como ‘Infierno azul’. ‘Open Water’ y ‘Deep Blue See’ también se dejan hincar el diente, con sus correspondientes franquicias. ‘Bait (Carnada)’, ‘Tiburón 3D: la presa’, son más de lo mismo.
Casi ninguna llega al aprobado en las puntuaciones de usuarios en la purple pero si antes eran «carne de videoclub» ahora engrosan la programación de canales especializados como SyFy, alimentando el fenómeno fan. ‘El último tiburón’, ‘La caza del tiburón’, ‘Mako, el tiburón de la muerte’ o ‘La noche de los tiburones’ llevan la etiqueta de cult-movies. La respuesta de Roger Corman al éxito de ‘Tíburón’ fue ‘Piraña’, dirigida por Joe Dante. Su continuación, ‘Piraña II: Los vampiros del mar’, la firmó James Cameron. Ambas cuentan con remakes con sobredosis de sangre, mutilaciones y mucho humor negro, el que hay que tener para sobrevivir a la ingesta de este listado de fulgurantes despropósitos.
” Fuentes www.elcorreo.com ”