Cómo vivieron el conflicto bélico es algo que Sergio Manganelli y Sergio Tapia nunca olvidarán. Esa época quedó marcada de por vida en cada uno de los soldados. Su recuerdo a cuatro décadas de la guerra por las Islas Malvinas.
Sergio Manganelli y Sergio Tapia. Crdito: El Litoral
Noelí Rojas
Quienes fueron entrevistados para que relaten en primera persona su vivencia y su participación en la guerra fueron los ex combatientes Sergio Manganelli, de la ciudad de San Cristóbal, y Sergio Tapia, oriundo de Salta y radicado en la ciudad del noroeste santafesino. Ambos integran el Centro de Ex Combatientes de Familiares y Caídos en Malvinas del departamento San Cristóbal. Un espacio donde se mantiene viva la historia y que tiene una participación activa en la comunidad.
En el caso de Sergio Manganelli, después de la instrucción de la guerra que tuvieron, lo enviaron al Crucero ARA Normal Belgrano. Su rol designado period de artillero, cargaba proyectiles de 6 pulgadas para unos cañones que tenían un alcance de 24 kilómetros aproximadamente. “El buque que me tocó tuvo la participación los últimos días de abril y hasta el 2 de mayo que fuimos atacados por un submarino inglés con torpedos muy certeros que averiaron de muerte nuestro buque, donde íbamos 1.093 tripulantes y lamentablemente en ese ataque murieron más de 300 compañeros. Argentina en ese momento contaba con esa herramienta para defender nuestras islas y puso todo lo que tenía para tratar de sostener la celeste y blanca que flameó durante 74 días”.
Tal como lo cuenta Sergio, cuando fueron atacados aquel 2 de mayo, el comandante dio la orden de abandono del buque, algo que les parecía imposible porque se encontraban en el medio del mar y tenían que refugiarse en balsas destinadas para grupos de 20 personas.
“Fuimos tirando las balsas al mar, nuestra balsa se rompió al tirarla porque se enganchó en las barandas y recurrimos a otras que había. En mi balsa éramos 33, a pesar de todo eso sobrevivimos en una noche muy temerosa, muy violenta por la tormenta que hubo y fuimos rescatados el 3 de mayo por otro buque de la Armada Argentina. Nos llevaron a Ushuaia, nos desembarcaron a todos y ahí fue la desilusión que de los 1.093 que éramos, 323 ya no estaban con nosotros. Entre ellos, dos hijos de este departamento: Julio César Lobos, de San Cristóbal, y Néstor David Córdoba, de Ambrosetti”.
El regreso a casa fue difícil, una vez que culminó la guerra Sergio terminó el servicio militar obligatorio. Cada uno tuvo una manera diferente de sobrellevar lo vivido y a algunos les costó más que a otros. “Yo lo soporté de una forma a la cual me pude insertar en mi vida laboral, no como si nada hubiese pasado, costó un tiempo hasta que pudimos salir adelante. Lamentablemente no tuvimos la atención de nuestros gobiernos de turno, muchos compañeros quedaron con secuelas, postrados, no tuvieron lo que necesitaban y muchos quedaron en el camino. Con el tiempo, los ex combatientes hemos logrado agruparnos y creo que es la fuerza que nos da para seguir adelante como nuestra familia. Ojalá nunca vuelva a ocurrir y bregamos por la paz para que nuestras Malvinas vuelvan a ser nuestras como son”.

Sergio Manganelli y Sergio Tapia.Foto: El Litoral
Otra historia
En el caso de Sergio Tapia, fue tripulante del Destructor ARA Santísima Trinidad. El buque llegó el 1° de abril a las Islas Malvinas con tropas especiales y a las 21.30 horas se inició el desembarco, en donde el common Giachino fue el primer fallecido de la contienda y allí transcurrió lo siguiente.
“Después de que se tomó Malvinas y se rindieron los marines que estaban posicionados dentro de la casa del gobernador hicimos de torre de control para todos los aviones que venían con las tropas para quedarse instalados dentro de las islas. Siguieron los conflictos hasta que llegaron los ingleses, preparamos la defensa del crucero Belgrano y después venía el portaviones que había que cuidarlo de que no sucediera lo mismo que con el crucero”.
Sergio, al igual que muchos de sus compañeros, padeció el síndrome de la posguerra, costó un poco pero logró sobreponerse. “Mi regreso fue un poco caótico, con mi barco estuve casi cuatro meses en el agua, porque una vez que terminó la guerra había que custodiar a los buques que traían a los prisioneros de Malvinas y los desembarcaban en Puerto Madryn, nosotros acompañamos a esos dos buques para que no erraran el rumbo destinado. Ojalá que esto no se repita, no pudimos soportar la gran tecnología de avanzada que ellos tenían y era imposible mantener esto, pero, en ese momento nos sentíamos más argentinos y dueños de estas islas”.
” Fuentes www.ellitoral.com ”