Piensen en las cosas que normalmente se esperarían que tuviera un carro y seguramente la tercera generación de la Suzuki Hayabusa lo tiene. ¿Modos de manejo? Sí. ¿Management de tracción? Sí. ¿Asistente de arranque en pendiente? También. ¿Pantalla digital? Presente. ¿Management de crucero? Por supuesto.
Piensen ahora en sistemas que incluyan las motos más avanzadas y sin duda la Hayabusa también los tiene. ¿Launch management? Sí. ¿Anti-Elevate Management (evita que la rueda delantera se levante en arranques)? ¡Que no falte! ¿Unidad de medida inercial (IMU), que mide la tasa angular y aceleración para monitorear todos los movimientos de la moto y ajustar los controles de tracción y frenada? Tampoco podría faltar.
La sobredosis de siglas y sistemas de esta moto, que no alcanzaríamos a describir en tan poco espacio, no es simplemente un capricho de coleccionar tecnología que adorne fichas técnicas y agrande brochures (y hasta egos), sino que con un motor de cuatro cilindros en línea, 1.340 cm3, 190 caballos de potencia, un peso de 264 kg en orden de marcha y la capacidad de alcanzar los 100 km/h desde parado en apenas 3,2 segundos, cualquier ayuda para controlar este cohete será más que bienvenida y, en muchos casos, absolutamente necesaria.
De adentro hacia afuera, la Hayabusa parte de un chasís de doble viga, basculante de dos brazos y subchasises fabricados en aluminio, estructura que adelante se conecta a la rueda por medio de una suspensión de horquilla invertida y por supuesto ajustable, y atrás con un monoamortiguador, todo firmado por KYB. Brembo hace lo propio con los frenos, y Bridgestone con las llantas Battlax Hypersport S22 que desarrolló específicamente para esta moto.
Los ojos de cada quien decidirán si su diseño es bonito o no, pero lo que sí es innegable es que se trata de una Hayabusa. No hay cómo confundirse. Así como hay evoluciones puntuales frente a las anteriores generaciones y un cambio en la geometría para la posición de manejo, la silueta aerodinámica es prácticamente la misma y es interrumpida únicamente por la figura de quien se decida a domarla.
Algo que, como mencionamos, tiene todo el apoyo tecnológico necesario. Veamos lo que cube Suzuki: el launch management se puede limitar a tres niveles de rpm según la experiencia del conductor: 4.000 rpm, 6.000 rpm y 8.000 rpm. Se suelta el embrague y el ‘despegue’ llega por cortesía del acelerador electrónico, que tiene una respuesta ligera y lineal gracias a que se mejoró en un 5 por ciento en el cuerpo de aceleración el flujo de la mezcla a los cilindros, lo cual también sube la entrega de potencia en bajas y medias revoluciones, cambios que se hacen sin necesidad de operar el embrague, y todo viajando por una nueva curva de torque más plana y que elimina las caídas del anterior modelo. En suma, más que de tiempo, será cuestión de espacio para que se alcancen los 300 km/h que el limitador electrónico no permite superar.
Esto solo son palabras, claro, y la experiencia ‘de verdad’ será un cuento totalmente distinto, que incluso con el arsenal de tecnología andando con el acelerador a fondo merecerá toda la prudencia del caso. De cualquier forma, para algunos terminará siendo más peligroso andar a 30 km/h tratando de poner a punto la infinidad de ajustes que buscar sus 300 km/h de velocidad máxima en las pocas carreteras del mundo que lo permitan.
¿El precio? En el Reino Unido se anuncia por 16.499 libras esterlinas, 81 millones de pesos al cambio del día, que aún tendrían que ser sometidos a los jugosos impuestos locales. ¿100 millones? Por ahí pasará tan fácil como por los 100 km/h.
Ficha técnica
Motor: cuatro cilindros en línea
Cilindraje: 1.340 cm3
Potencia: 190 caballos a 9.700 rpm
Torque: 150 nm a 7.000 rpm
Transmisión: 6 velocidades
Peso: 264 kg
Datos
*10 son los modos del Anti-Elevate Management, que evita que la rueda delantera se levante en los arranques. También se puede desconectar del todo.
*La Suzuki Hayabusa fue lanzada en 1999 y su nombre significa ‘halcón peregrino’, en japonés. Le dio inicio a la categoría de las motos hypersport y no tardó en convertirse en objeto de culto por su diseño y capacidades, que solo mejoraron con su segunda generación, lanzada en el 2008. Hasta 2018, cuando salió del mercado, se habían fabricado cerca de 200.000 unidades. Su motor es tan potente y versátil que se utiliza en muchísimos autos de competencia.
Cuadro de instrumentos
Más parecido al de un carro que al de una moto, está compuesto por dos instrumentos análogos (tacómetro y velocímetro) y una pantalla TFT en el medio donde se despliega toda la información y los menús de su larga lista de ajustes. Para navegar por estos se utilizan los mandos en el puño izquierdo del manillar, desde donde también se puede ajustar el funcionamiento del management de crucero.
” Fuentes www.motor.com.co ”