Vivimos tiempos en los que el concepto de segunda mano adquiere una nueva dimensión. El reciclaje y la renovación cobran protagonismo en un entorno de sostenibilidad. Acceder a un producto de calidad a un precio menor que si fuera nuevo proporciona beneficios, tanto económicos como medioambientales, e impulsa un modelo de consumo más responsable que está calando en muchos sectores de actividad. El más paradigmático es la industria de teléfonos móviles. Para poder disponer de un dispositivo con más memoria interna y más RAM, elegimos uno no ya de última generación sino, tal vez, de penúltima, pero por un precio que no impacta tanto en nuestras finanzas, permitiéndonos renovarlo antes de lo que haríamos comprando uno nuevo, que quizás para poderse amortizar, acabaría estando obsoleto. Esta tendencia es cada vez más palpable en el sector automovilístico.
Tradicionalmente, el mercado de coches de ocasión ha sido una apuesta segura para los consumidores que buscan precios asequibles, a lo que ahora se suma el issue sostenibilidad. En el último año, en parte como consecuencia de la disaster provocada por la pandemia, la concienciación sobre las ventajas de la economía round ha ido ganando fuerza. Si bien, en enero de este año se registraron las peores cifras de matriculación de coches nuevos desde 1989, las ventas de coches usados llevan varios meses al alza, aumentando en marzo de este año un 65% respecto al mismo periodo del año anterior, según datos de Faconauto. Un dato positivo, tanto para el sector como para el planeta, si se tiene en cuenta el impacto medioambiental que supone fabricar un coche nuevo: las emisiones de CO2, los minerales utilizados para la carrocería del vehículo y el motor, las químicas utilizadas para fabricar el plástico, la pintura o el cristal de las ventanas. No en vano, según un estudio del Low Carbon Car Partnership, el proceso de fabricación de un coche de gasolina corresponde al 23% de la huella de carbono generada a lo largo de todo su ciclo de vida.
Pero no nos engañemos, en la balanza entre nuestra sensibilidad por cuestiones medioambientales y nuestras finanzas, el issue económico sigue teniendo un peso relevante. De acuerdo con el informe de la Asociación de Fabricantes de Automóviles Europeos, a pesar de las recomendaciones de cambiar de coche cada 10 años, la vida media de un vehículo en España aumenta hasta los 12,7. Nuestro parque automovilístico es antiguo, en gran medida, debido al precio que desembolsamos para adquirir uno nuevo, una media de 22.360 euros, cantidad que cuesta amortizar. La disaster económica ha impactado en el consumo y ha llevado a los bancos a endurecer las condiciones de crédito, dejando la compra de un coche nuevo fuera del alcance de un buen número de españoles, y creando una oportunidad para el segmento de coches de ocasión, como alternativa más asequible.
Si se tiene en cuenta que nada más salir del concesionario un automóvil pierde alrededor del 18% de su valor y registra una depreciación adicional de alrededor del 10% anual durante sus seis primeros años de vida, podemos llegar a la conclusión de que el destino de un coche de más de doce años es la chatarra. Esta es una de las razones de la tendencia al alta del vehículo de ocasión, parece inteligente pensar en opciones como la adquisición de un coche con apenas dos años de antigüedad y venderlo dos años después, manteniendo el 40% de su valor inicial. Y si a ello le añadimos que la oferta de este tipo de vehículos con este rango de edad –y en buen estado porque antes han sido utilizados en leasing, con un buen mantenimiento, y posteriormente reacondicionados para venderse en casi perfecto estado–, nunca ha sido mayor, parece una mejor inversión. Mejores condiciones, menos contaminantes y, en definitiva, más sostenibles a largo plazo.
Por otro lado, en el último año, el sector también se ha visto afectado por un cambio en la mentalidad de los más jóvenes respecto a la utilidad de disponer de un vehículo privado, en parte por la seguridad que ofrece para viajar desde una perspectiva sanitaria. De hecho, según un estudio realizado por CarNext el pasado mes de noviembre, el 68% de los mileniales afirmó que el menor riesgo de contraer el Covid-19 period una de las principales razones por las que utilizarían un coche en vez del transporte público. Y estamos viendo que esta preferencia por el coche privado, aunque se haya visto impulsado por la pandemia, no es sólo un cambio coyuntural. Según un estudio más reciente que hemos realizado en seis países, entre ellos España, el 78% de los mileniales esperan seguir utilizando su propio coche con mayor frecuencia incluso después de la pandemia.
En los últimos años ya habíamos visto un cambio de tendencia en la utilización del coche gracias a la proliferación de servicios como el carsharing, que contribuían a fomentar la economía round y situaban en un segundo plano el tener un coche en propiedad. La pandemia ha trastocado el avance del carsharing, si bien no ha alterado el deseo de los conductores de que su automóvil sea un reflejo de su personalidad. El mercado de coches de ocasión ha sabido readaptarse para estar a la altura de la demanda de esta nueva generación que valora el ahorro económico y la sostenibilidad. ¿Acabaremos cuadrando el círculo, regresando al afán de la propiedad, pero con el valor añadido de que el consumo se vuelve también más round?
Javier Collazos es Director Common de CarNext España
” Fuentes cincodias.elpais.com ”