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Sobrevivir, la experiencia de un arrendador privado ante la caída del turismo en Cuba
Sobrevivir, la experiencia de un arrendador privado ante la caída del turismo en Cuba
Miguel Fernández Martínez
La Habana, 30 mar (Sputnik).- Para el cubano Cecilio Cannavacciuolo, un emprendedor privado que apostó al negocio del hospedaje de
2021-03-30T01:10+0000
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Su negocio, “Condominio Playa-Mar” está ubicado en el poblado de Boca de Camarioca, a unos 120 kilómetros al este de La Habana, y a pocos minutos del balneario de Varadero, uno de los destinos turísticos más codiciados de Cuba y el Caribe, y cuya playa está entre las 25 mejores del mundo, según el ranking de Tripadvisor, reflejado en el “Travellers Choice 2021 Best of The Best”, organizado por esta web internacional de viajes.”Con el cierre del turismo —comenta Cecilio—, todas las reservaciones que tenía programadas a través de la agencia Airbnb (plataforma digital de alquileres) fueron canceladas, y solo me quedó la alternativa del turismo local, en su mayoría procedente de La Habana, hasta que se impuso el cierre de la fronteras entre provincias para intentar frenar la propagación del COVID-19″.Esa opción, precisó, duro pocos meses, después del cierre de la capital ante el aumento de casos positivos al nuevo coronavirus SARS-CoV-2, y no tuvo más remedio que apelar a la familia que reside en el extranjero para —aseguró— “que nos ayudaran financieramente, principalmente de mi hijo que hace un doctorado en Italia”.Sobrevivir en familiaEn medio de estas circunstancias difíciles, Cecilio Cannavacciuolo, un hombre viudo de 66 años, tuvo que agenciárselas para proteger a sus hijos, uno de ellos de 23 años y estudiante de Agronomía en la universidad de Matanzas (oeste).Su otro hijo, graduado como ingeniero mecánico, hizo una maestría en México, y ahora hace estudios de doctorado en Milán, Italia, asumió las riendas financieras de la familia mientras dure la crisis.”Suerte que somos unidos y nos ayudamos”, subrayó Cannavacciuolo, un historiador de profesión que acumula más de 40 años de experiencia en el sector del turismo, donde ha desarrollado prácticamente toda su vida laboral.”El misterio de este negocio está en la atención que se les brinda a los turistas —añadió—, en los servicios que puedan hacerle más agradable su estancia en el país, la información que puedas ofrecerles, y aunque no da para hacerse rico, se trabaja duro para tratar de mantenerse con cierta estabilidad económica”.Explicó que los turistas que vienen a las casas particulares regularmente son personas de bajos recursos que no pueden pagar lo paquetes que incluyen hoteles de cuatro y cinco estrellas, y lo que realmente les interesa es conocer Cuba, tener contacto con la gente de pueblo.”A muchos —enfatiza— no les gusta “amarrarse” a un hotel, porque eso en alguna medida los limita de conocer, de palpar la realidad de los cubanos en su vida cotidiana, de saber cómo viven, conocer sus hábitos, probar sus comidas, a diferencia de su estancia en hoteles donde todo está programado y ven la realidad desde un cristal, por lo que el sector privado es la otra cara de esas ofertas”.Impacto negativo del COVID-19 en el turismoSegún cifras oficiales, durante los meses de enero y febrero de este año el arribo de turistas a Cuba decreció en un 95,5% en comparación con igual período del año anterior.En este periodo, Cuba recibió unos 35.600 viajeros procedentes del extranjero, que representan el 4,5% de los 792.507 turistas internacionales que disfrutaron de la isla como destino al cierre de febrero de 2020.En 2020, las cifras negativas marcaron el impacto en esta industria vital para el desarrollo económico de la isla, que recibió apenas a poco más de un millón de viajeros internacionales, cifra inferior al 2019, que registró 4.2 millones de veraneantes.
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LA HABANA (Sputnik) — Para el cubano Cecilio Cannavacciuolo, un emprendedor privado que apostó al negocio del hospedaje de turistas, la drástica caída de visitas a la isla por la pandemia provocada por el COVID-19 lo tomó por sorpresa, como a muchos, quedando en una situación de desamparo y con muy pocas opciones para mantener a su familia.
“La mayoría de los turistas que habían reservado cancelaron sus hospedajes, muchos de ellos a partir de las restricciones y cancelaciones de vuelos y cierres de fronteras que se aplicaron tanto en Cuba como en sus países de origen, y eso desmoronó todos los planes, obligó a gastar los ahorros y un año después, seguimos con las habitaciones vacías”, comentó Cannavacciuolo a Sputnik.
Su negocio, “Condominio Playa-Mar” está ubicado en el poblado de Boca de Camarioca, a unos 120 kilómetros al este de La Habana, y a pocos minutos del balneario de Varadero, uno de los destinos turísticos más codiciados de Cuba y el Caribe, y cuya playa está entre las 25 mejores del mundo, según el rating de Tripadvisor, reflejado en el “Travellers Choice 2021 Best of The Best“, organizado por esta net internacional de viajes.
“Con el cierre del turismo —comenta Cecilio—, todas las reservaciones que tenía programadas a través de la agencia Airbnb (plataforma digital de alquileres) fueron canceladas, y solo me quedó la alternativa del turismo local, en su mayoría procedente de La Habana, hasta que se impuso el cierre de la fronteras entre provincias para intentar frenar la propagación del COVID-19”.
Sobrevivir en familia
En medio de estas circunstancias difíciles, Cecilio Cannavacciuolo, un hombre viudo de 66 años, tuvo que agenciárselas para proteger a sus hijos, uno de ellos de 23 años y estudiante de Agronomía en la universidad de Matanzas (oeste).
Su otro hijo, graduado como ingeniero mecánico, hizo una maestría en México, y ahora hace estudios de doctorado en Milán, Italia, asumió las riendas financieras de la familia mientras dure la disaster.
“Suerte que somos unidos y nos ayudamos”, subrayó Cannavacciuolo, un historiador de profesión que acumula más de 40 años de experiencia en el sector del turismo, donde ha desarrollado prácticamente toda su vida laboral.
“Hace ocho años que me dedico a trabajar en el sector privado, después de muchos años como guía turístico y representante de agencias de viajes cubanas y extranjeras, de las que aprendí los secretos de este negocio”, cube.
“El misterio de este negocio está en la atención que se les brinda a los turistas —añadió—, en los servicios que puedan hacerle más agradable su estancia en el país, la información que puedas ofrecerles, y aunque no da para hacerse rico, se trabaja duro para tratar de mantenerse con cierta estabilidad económica”.
Explicó que los turistas que vienen a las casas particulares regularmente son personas de bajos recursos que no pueden pagar lo paquetes que incluyen hoteles de cuatro y cinco estrellas, y lo que realmente les interesa es conocer Cuba, tener contacto con la gente de pueblo.
“A muchos —enfatiza— no les gusta “amarrarse” a un hotel, porque eso en alguna medida los limita de conocer, de palpar la realidad de los cubanos en su vida cotidiana, de saber cómo viven, conocer sus hábitos, probar sus comidas, a diferencia de su estancia en hoteles donde todo está programado y ven la realidad desde un cristal, por lo que el sector privado es la otra cara de esas ofertas”.
Impacto negativo del COVID-19 en el turismo
Según cifras oficiales, durante los meses de enero y febrero de este año el arribo de turistas a Cuba decreció en un 95,5% en comparación con igual período del año anterior.
En este periodo, Cuba recibió unos 35.600 viajeros procedentes del extranjero, que representan el 4,5% de los 792.507 turistas internacionales que disfrutaron de la isla como destino al cierre de febrero de 2020.
En 2020, las cifras negativas marcaron el impacto en esta industria important para el desarrollo económico de la isla, que recibió apenas a poco más de un millón de viajeros internacionales, cifra inferior al 2019, que registró 4.2 millones de veraneantes.
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