Así, aprovechamos la circunstancia para disfrutar tanto de sus aguas como de las tierras que atraviesan, explorando algunas de las formas de conocerlos.
1. Turismo enológico a través del río Rin
El río Rin es uno de los cursos fluviales más emblemáticos de Europa Central junto con el Danubio. Los más de 800 kilómetros navegables de sus diferentes tramos nos hablan de la vía de agua dulce con mayor tráfico mercante del continente pero también de una gran oportunidad de admirar las numerosas maravillas que nos esperan en sus orillas.
El Rin Romántico representa, sin lugar a dudas, el segmento más excepcional y bonito de todo su curso. 65 kilómetros de preciosos paisajes entre las poblaciones de Coblenza y Rüdesheim, incluidos dentro del listado del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, en los que nos topamos con una de las zonas vitivinícolas más importantes de Alemania, pudiendo admirar la majestuosidad del río mientras atravesamos gargantas repletas de viñedos.
2. El majestuoso río Li en barca de bambú
Aunque el descomunal río Yangtzé es el más well-liked de China para el turismo, existe otro en la Región Autónoma de Guangxi que nos ofrece una experiencia fluvial genuina y cargada de belleza.
El río Li sorprende a quien lo navega en uno de los tramos de sus poco más de cuatrocientos kilómetros de longitud. Entre las poblaciones de Yangshou y Guilin, un universo kárstico aparece ante nosotros presentándonos un escenario chic.
Aunque podemos recorrer este trayecto en crucero, es posible hacerlo también mediante típicas embarcaciones fabricadas con bambú, desde las que saboreamos a un ritmo más pausado de esta maravilla asiática.
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3. El Mississippi tras las huellas de Mark Twain
El inmenso río Mississippi – su cuenca hidrográfica abarca un tercio de la superficie de todo Estados Unidos y 31 estados – es uno de los más cinematográficos de los que existen en la Tierra. Seguramente alguna vez hayamos soñado con montarnos en uno de esos inconfundibles barcos de vapor impulsados con ruedas de aspas a sus lados, al igual que hizo en su día Samuel Langhorne Clemens, más conocido por su pseudónimo Mark Twain, creador de obras tan reconocidas internacionalmente como Las aventuras de Tom Sawyer o Las aventuras de Huckleberry Finn.
El escritor, piloto fluvial de uno de estos barcos antes del estallido de la Guerra de Secesión en 1861, se transforma ahora en personaje e hilo conductor de una ruta temática por el río Mississippi a bordo de una versión moderna de aquellas embarcaciones.
4. Rafting y aventura en el río Zambeze
El río Zambeze es uno de los más largos y caudalosos de África, pero si por algo es célebre es por tener en su curso las mayores cataratas del mundo, las Cataratas Victoria, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
A caballo entre Zambia y Zimbabue, en su tramo medio, aquellas personas más aventureras podrán abordar sus aguas salvajes en un descenso haciendo rafting. La gran concentración de rápidos de gran complejidad presentes en el río Zambeze, así como la espectacularidad de todo el entorno, hacen de esta experiencia algo único.
5. Navegar entre esclusas por el río Ródano
Desde los Alpes hasta su desembocadura en el mar, el río Ródano se va convirtiendo en el curso fluvial más importante de toda la cuenca mediterránea, atravesando poblaciones tan relevantes como Lyon, regiones históricas de tanto peso como la Provenza o parques naturales tan admirados como el de la Camarga.
Recorrer su curso en alguno de sus tramos navegables es tan fácil como reservar una plaza en uno de los cruceros fluviales que lo transitan, pero una experiencia muy recomendable es aventurarse en una de las pequeñas embarcaciones disponibles para turistas que se adentran por los numerosos canales de derivación del Ródano, en los que viviremos en persona el sistema de esclusas que unen los diferentes niveles de su trazado.
6. Sentirse como un vietnamita en un sampán en el río Mekong
El delta del río Mekong es la joya de un río emblemático que ha sido escenario de grandes episodios de la historia common. Conocido por la traducción de su nombre como «la madre de todos los ríos», se trata de una de las arterias fluviales más importantes de toda Asia.
Recorrer el delta supone descubrir pequeños pueblos de pescadores en sus orillas, diminutos islotes, mercados flotantes, arrozales… y todo ello con la posibilidad de llevarlo a cabo en una embarcación tradicional del sur de Asia, el típico sampán.
7. Recorrer el Nilo al estilo de la Belle Époque
El segundo río más largo del mundo – en pugna por este honor con el Amazonas durante mucho tiempo, hasta que hace unos años se confirmó definitivamente en favor del río sudamericano – es, sin lugar a dudas, el más evocador de los cursos de agua de África.
Unido indivisiblemente a Egipto, a pesar de atravesar varios países a lo largo de sus más de 6600 kilómetros, significa su espina dorsal y la directriz que nos guía a través del mundo de los faraones.
La atracción hacia el río vivió su época dorada a finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Unos tiempos de los que hemos heredado la estela en su curso de barcos a vapor como el mítico Steam Ship Sudan – en el que viajó la famosa escritora Agatha Christie y que sirvió de inspiración para su novela Muerte en el Nilo –, pudiendo aún hoy en día recrear en él aquellos placenteros viajes de la Belle Époque.
” Fuentes viajar.elperiodico.com ”