El fenómeno que es, para muchos, el mejor regalo de la naturaleza y el espectáculo más misterioso del firmamento a menudo se asocia tan sólo con una parte del mundo. Nos referimos a esas danzas etéreas que se divisan sobre el cielo estrellado como si fueran cortinas multicolores. Es decir, a las auroras que, casi inevitablemente llevan siempre el apellido de boreales.
Sin embargo, muchos no saben que esta especie de milagro de las noches del Ártico también se produce en otras latitudes. Que hay otros rincones del planeta donde también se puede asistir a este juego de destellos de tonos verdosos, púrpuras o violetas que, tiene, claro una explicación científica: al llegar a la Tierra, las partículas que constituyen el viento photo voltaic son desviadas por el campo magnético terrestre hacia las regiones polares, donde chocan con las capas altas de la atmósfera emitiendo energía en forma de luz.
Cercanía a los polos
Las auroras boreales, también llamadas “luces del norte”, se producen de octubre a marzo, aunque los meses álgidos, dicen los expertos, suelen ser enero y febrero. Y para contemplarlas hay que llegar muy al norte, concretamente a esa franja ovalada que rodea el polo y que coincide, más o menos, con el círculo polar. Es por eso que los mejores lugares son Alaska, Noruega, Islandia, Groenlandia, Finlandia y Canadá.
Hasta aquí, todo conocido. Pero, como decíamos, hay otro tipo de auroras: las que llevan el nombre de australes. Un fenómeno de luces hermano al de la aurora boreal, al que se le conoce como “luces del sur”. Y aunque se trata del mismo fenómeno y la belleza es su rasgo común, no tiene lugar en los mismos parajes ni tampoco en la misma temporada del año.
Dragones en el cielo
Las auroras australes son aquellas que se producen en las inmediaciones del polo sur y al igual que sus homólogas del norte, se observaron en Occidente hace cientos de años, cuando fueron consideradas serpientes o dragones en el cielo. No fue hasta el siglo XVII cuando los científicos comenzaron a estudiarlas, y hasta el año 1768 cuando Henry Cavendish logró comprender y explicar el fenómeno.
Si bien ambas son muy parecidas en su forma, en el caso de la aurora austral es común que aparezca en forma de puntos luminosos o en arcos muy alargados que se extienden al horizonte, alineados con el campo magnético terrestre. En cuanto a los colores, pueden ser rojos, naranjas, verdes o amarillos, o producirse varios al mismo tiempo.
Australia, Nueva Zelanda, Antártida, Islas Malvinas y diversos puntos de Sudamérica (especialmente en Argentina y Chile) son los mejores lugares donde contemplar las auroras australes, entre otros rincones del hemisferio sur.
También en otro planetas
Y el momento, claro, es en el que hace más frío, puesto que el periodo de luz photo voltaic es menor y las noches tienden a ser más largas, condiciones ideales para que se produzca el fenómeno. Es decir, el otoño y el invierno, dos estaciones que, por estos parajes, tienen lugar entre marzo y septiembre.
Como la boreal, la aurora austral puede durar desde unos cuantos minutos hasta varias horas. Según los científicos, es alrededor de la medianoche cuando mejor pueden contemplarse, ya que en ese momento las luces aumentan mucho su brillo y después, por la mañana, lo van perdiendo hasta desaparecer.
El fenómeno de las auroras (tanto las boreales como las australes) también ocurre en otros planetas del sistema photo voltaic que tienen comportamientos similares a la Tierra. Hay quien asegura que en Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, que tienen fuertes campos magnéticos, también podrían contemplarse.
” Fuentes viajar.elperiodico.com ”