Sí, no podemos hablar de grandes mafias pero sí de delincuentes, muchas veces organizados en pequeños grupos, que se aprovechan de un perfil de turista que viene a beber y desmadrar. Hablamos de carteristas o de mujeres nigerianas que los atraen con propuestas sexuales pero que realmente quieren robarles, a veces con mucha violencia.
“No paramos de investigar quién nos viene y qué negocios se abren”
La pandemia ha supuesto un paréntesis pero este verano, si todo sigue según lo previsto, la actividad turística va a ser brutal.
Sí, según los datos de Aena se espera un 10 por ciento más de llegadas que en 2019, que ya fue potente. Y es regular. El coronavirus ha cambiado el mundo pero no ha acabado con las ganas de divertirse de la gente ni con los ahorros generados en todo este tiempo. Esperamos una temporada muy fuerte de trabajo.
Cuando cube temporada fuerte de trabajo se refiere a que la Policía no va a tener un solo día de tregua.
Mucho me temo que será así. Igual que vuelven los turistas, volverán los delincuentes. Por eso ya estamos trabajando con la vista puesta en ese escenario. No paramos de investigar, vemos quién nos viene y qué negocios se abren.
Su brigada también se encarga del fenómeno de inmigración de pateras. ¿Ha cambiado el perfil?
No. Hablamos de varones, de entre 20 y 30 años, en perfecto estado de salud y físicamente bien. Su objetivo, como ya se ha comentado en reiteradas ocasiones, es llegar a Europa –principalmente Francia y Bélgica- pero es cierto que una minoría se queda en la isla.
Y de esos que se quedan, ¿la tasa delincuencial es alta?
Repito que se quedan muy pocos, pero de ellos, bastantes se quedan a cometer delitos. Son un grupo muy concreto y los tenemos perfectamente identificados porque los hemos detenido varias veces. Lo que ocurre es que, como la tipología delictiva que cometen no implica el ingreso en prisión, acaban siempre libres acumulando causas judiciales. Lo cual también nos genera otro problema porque no podemos ejecutar su expulsión. Es la pescadilla que se muerde la cola.
“De los argelinos que se quedan, que son una minoría, algunos cometen delitos”
¿Les ha afectado operativamente la llegada masiva de pateras?
Por supuesto, en ciertos momentos nos hemos visto desbordados. Ha habido que reorganizar y destinar todos los efectivos a este asunto.
Usted aún no estaba al frente de la Brigada cuando se desarrolló la Operación Alssariq, pero, sin duda, fue un éxito. Los vecinos de Pere Garau estaban atemorizados.
Evidentemente. Piense que okupaban casas y que robaban cada vez con mayor violencia. Muchos vecinos estaban preocupadísimos. Por eso fue importante desarticular ese grupo aunque hay que recordar que sólo uno, el líder, entró en prisión. El resto están en libertad.
De su ámbito, ¿cuáles son las mafias que operan en Mallorca?
Mafias, entendidas como grandes organizaciones, no tenemos. Por ejemplo, volviendo a los jóvenes argelinos, aquello que dicen que vienen en barcos nodriza de las mafias, no es cierto. Nunca hemos constatado nada de eso, sólo imágenes grabadas por ellos mismos durante la travesía. No nos olvidemos que, hace algunos siglos, los argelinos venían aquí sin propulsión, ni nada. Lo que hay son grupos que van creciendo y perfeccionando la técnica, con motores cada vez más potentes, que se han aprovechado del cierre de fronteras durante la pandemia para enviar inmigrantes sabiendo que no los íbamos a devolver, pero eso ya ha cambiado. De la última oleada de diciembre los hemos retornado a todos.
“No podemos de hablar de grandes mafias asentadas en Mallorca -en lo que respecta a mi competencia- sino más bien de delincuentes o pequeños grupos organizados”
Decía que no hay mafias como tal (de su competencia).
No, hablamos de grupos pequeños, por ejemplo, de rumanos asociados a los delitos contra el patrimonio (carteristas) o la explotación sexual. También tenemos a las mujeres nigerianas que se dedican a robar –a veces con violencia- a turistas ebrios, pero no son grandes organizaciones. Las hemos detenido varias veces y funcionan de manera autónoma y, esporádicamente, se juntan dos o tres.
Hace poco liberaron a dos mujeres sudamericanas que eran explotadas sexualmente en un piso en Palma.
Sí, y es solo un caso de tantos otros que hay. No paramos de investigar.
Las obligaban a prostituirse 16 horas al día.
Sí, la explotación sexual ha cambiado. Antes se daba en los burdeles pero ahora, en líneas generales, ya no ocurre ahí. Sin entrar en el aspecto ético -que no me corresponde- y centrándome en el policial, le diré que las mujeres que ejercen en esos “locales de neon” tienen su seguridad social. ¿Dónde está ahora la explotación?: En pisos, y ahí tenemos un problema para investigar enorme porque son territorio privado.
No pueden entrar sin autorización judicial.
Sí, y eso nos complica muchísimo las investigaciones. Por eso estamos tanteando una nueva vía para atacar a los explotadores a través de la vía administrativa. Si son pisos que están operando como un native –con servicios de bebida, música, and so forth.- ya no son pisos, ya no son viviendas.
“El problema de la explotación sexual es que se ha movido a los pisos y ahí se nos complica mucho la investigación para desarticular, detener y liberar a las víctimas”
Por último, otro frente que abordan es la explotación laboral.
He de decir que hemos sido bastante pioneros en este campo. No olvidemos aquella operación con la que cerramos una veintena de cafeterías y restaurantes en la Plaça Main, Palau Reial, Cort , La Lonja y Competition Parc por tener a los trabajadores en condiciones de semiesclavitud. Sin embargo ahora ya no vemos tanto de esto. Hay casos puntuales, pero ha bajado mucho.
¿Y las tiendas de chinos, indios, badulaques? Pasas y siempre están trabajando…
Nos hemos hartado a investigarlos, diría que los hemos visitado todos varias veces, y nunca hemos detectado explotación como tal. Es su forma de vida. No entienden la jornada laboral de X horas como nosotros.
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” Fuentes www.mallorcadiario.com ”