La pelea entre taxis y apps de viajes se intensifica y los pasajeros que viajan asiduamente a Buenos Aires desde el exterior, porque el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery se ha convertido en receptor de vuelos regionales, y los usuales usuarios de las provincias argentinas, saben, claramente, que cuando toquen suelo porteño conseguir un automóvil público de pasajeros será casi una misión imposible.
Y, dentro de los horarios para arribar a la Capital, mejor es hacerlo durante el día porque si se tomó un vuelo nocturno y no hay quien esté para conducir al viajero desde la avenida Costanera Obligado hacia algún destino específico, lo más possible es que la persona que aguarde en la parada de taxis habilitada ingrese en un cuadro agudo de ansiedad que limite con la desesperación.
Síntomas psicológicos que vivió la sanjuanina Sandra Clara Alcaraz que es periodista de radio Libertad en la ciudad de La Rioja y que observó, al llegar a Buenos Aires hace una semana, “la enorme fila de gente de otros vuelos nocturnos que estaban aguardando desde hacía más de una hora por un taxi. Algunos intentábamos combinar los viajes, por ejemplo, si había dos personas que tenían que ir a Belgrano o a Puerto Madero, compartían el taxi, pero aun así la demanda superaba a la oferta y la fila se iba agrandando a medida que llegaban otros vuelos de otras provincias”.
Roberto Martínez es porteño y regresó de la ciudad de Córdoba junto a su esposa y al hacerlo se encontró con la mala experiencia de no conseguir un auto que lo lleve a su casa en el barrio de Mataderos.
Los pasajeros de Aeroparque, en medio de una guerra entre taxis y apps de movilidad.
“En un momento, cansados por el viaje y por esperar un taxi en la fila hicimos lo peor que puede hacerse en estos casos, moverse para intentar conseguir un taxi y pensamos en cruzar la avenida para tomar uno por la otra mano. Ni lo intenten, con valijas es imposible, no hay luz, hay barro, había llovido y no hay vereda porque nos dijeron que están en obras. Por lo que tuvimos que regresar para hacer una cola más larga, aún”.
Un par de testimonios que en su mayoría son similares y que demuestran el pobre nivel de servicios que ofrece la ciudad cuando se llega a Buenos Aires por aire.
Aeroparque: remodelaciones, pocos taxis y una guerra
Las razones son varias, desde una obra de remodelación en la zona que avanza de forma morosa, pasando por el cierre de una calle interna por la que solían desplazarse los vehículos que pasaban por el aeroparque para buscar o dejar pasajeros, a lo que se le suma la caída de taxistas disponibles registrada después de la pandemia de coronavirus y, por último, pero no menos importante, la pelea entre taxistas y choferes de las aplicaciones de viajes.
Las remodelaciones en la terminal aeroportuaria están relacionadas con la construcción de un estacionamiento subterráneo que contará con dos niveles en la mano opuesta al ingreso por Rafael Obligado en tierras ganadas al Río de La Plata.
Además, hay obras en las veredas para ganar en movilidad en el ascenso y descenso de pasajeros que lleguen al aeroparque. El problema es que algunas de estas obras no estarán terminadas en lo inmediato.
La tradicional calle interna a la que llegaban los automóviles particulares, remises o taxis se cerró desde que aparecieron los testeos por Covid-19 que se realizan, a los pasajeros, en el laboratorio de la fundación Stamboulian.
Además, existen algunos puestos de comida rápida, meals vans, que se han estacionado en esta callecita que, en principio, fue reemplazada por otra, según voceros de Aeropuertos Argentina 2000, pero que no conecta de manera directa con el corridor de la estación aeroportuaria. Por lo que, los usuarios, deben esquivar los meals vans y el puesto del laboratorio para poder alcanzar el corridor principal.
El otro issue determinante de la escasez de taxistas se debe, en parte, a la disaster acaecida tras las cuarentenas decretadas producto de la disaster sanitaria por el coronavirus.
Uber, una de las apps elegidas por muchos viajeros.
En CABA hay un 60% menos de taxis
Conseguir un taxi en un barrio porteño puede demandar una espera de entre 15 y 30 minutos y esto se debe a que, al menos, se redujo a la mitad la cantidad de techos amarillos disponibles.
En el gremio de choferes aseguraron que “hay un 60% menos de vehículos de los que podrían estar en actividad”.
Las cuentas más conservadoras, con fundamento en registros del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, indican que un lustro atrás, circulaban hasta 38.000 unidades mientras que en la actualidad no llegan a 15.000. Y, en horarios nocturnos, la espera en alguno de los cien barrios porteños, se alarga hasta los 40’-45’ minutos en promedio.
Por lo que esa escasez de servicios se traslada al aeroparque metropolitano de manera automática a pesar de ser una parada con clientes asegurados cada vez que arriba un vuelo nacional o regional.
Las razones de tan escasos servicios hay que hallarlas en el cambio de oficio de muchos peones luego de la cuarentena, pero, también, en la disaster económica que ha hecho retroceder la demanda de viajes en la ciudad, el aumento de los costos para mantener los autos y la pérdida de recaudación diaria, la ausencia de subsidios que tiene la actividad de los taxis, al revés de lo que sucede con el resto de los transportes públicos de pasajeros en la ciudad y, según, fuentes gremiales y de la asociación de taxistas de capital que conduce Marcelo Mezzotero, “la competencia desleal de las aplicaciones como Uber o Cabify, que son ilegales”.
El número de taxis en la Ciudad de Buenos Aires declina.
Y, es en esa pelea entre choferes, que se ha registrado en numerosas páginas policiales, donde también reside las causas de la caída de viajes que salen desde el aeroparque porteño.
Aeropuertos Argentina 2000 había instalado un tótem para la empresa Cabify que facilitara el encuentro entre los usuarios de la app con los choferes, pero fue completamente destruido por los integrantes del Sindicato de Peones de Taxis que suelen realizar movilizaciones y cortes de calles en la ciudad para visibilizar las protestas porque entienden que se trata de una competencia desleal.
Las apps de viajes no han hecho más que crecer y a las reconocidas Uber, Cabify, hay que sumarles Didi y Beat. Su influencia ha crecido tanto entre los pasajeros que muchos taxistas que se resistían han comenzado a asociarse a ellas para ganar viajes. Sucede con la app Beat y también, desde luego, con la aplicación del Gobierno de la Ciudad, BATaxi.
En las usuales movilizaciones de taxistas, Jorge Luis García, referente del sindicato de peones, explica que “hay un aumento de choferes que trabajan sin estar registrados, en negro, y evitan ir a levantar viajes al aeroparque porque hay autoridades de control que detectan quienes no están registrados”.
Según sus cálculos “hoy hay 12.000 afiliados de los cuales 5.000 están en negro”.
Ahora bien, tantos controles estatales se produjeron por culpa del propio accionar de muchos inescrupulosos que estaban manejando un taxi y que, uniéndose para realizar estafas a los pasajeros, fueron ampliamente conocidos por integrar la denominada “mafia de los taxis”.
Taxis con tarifa prefijada en Aeroparque
Para evitar “avivadas” se propuso una opción para pagar el viaje al taxista con una tarifa prefijada que se obtiene de escanear un código QR, seen en el inside y exterior del aeropuerto, e indicar la cantidad de pasajeros, las valijas o bultos que acarrea el usuario y el destino.
El sistema tecnológico calcula el costo del viaje y emite un ticket digital que debe ser enseñado al conductor al tiempo que éste ingresa en su celular el código alfanumérico que figuraba en el ticket digital.
Los taxis con ticket digital, una solución que hizo retroceder a las mafias.
Este sistema se dispuso en marzo de 2019, junto a una barrera lectora de patentes que chequea si la unidad cumple con los requisitos para round. Son tres. El seguro, el carnet de conducir del chofer y la licencia del taxi.
Cuando se cae el sistema hay inspectores que con una Pill corroboran la información. Lo cierto es que desde que se implementó este sistema las mafias retrocedieron al igual que los taxistas que se acercaban a levantar pasajeros.
Y, si bien en la zona de arribos existen tres compañías de remises, los precios son más caros que una tarifa de taxi o de una app. Al menos un 30% más en promedio. Al closing del día, ante la ausencia de techos amarillos y la ansiedad por llegar a destino de los pasajeros, los remiseros del aeroparque se han convertido en los ganadores del sector de transporte.
” Fuentes www.iprofesional.com ”