El gobierno vivió ayer un día candente que reflejó, una vez más, la situación de debilidad objetiva que vive el Presidente: voceros oficiosos y oficiales de la Casa Rosada debieron salir a negar la posibilidad de renuncia de Alberto Fernández, una versión que se extendió en el mundo político y financiero durante toda la mañana y buena parte de la tarde.
Ese rumor cobró especial dimensión cuando tracendió una reunión secreta, celebrada el miércoles a la tarde-noche, entre Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, el trío que conforma la alianza gobernante. Del que, a esta altura ya nadie lo duda, sobresale claramente el peso político de la vicepresidenta por sobre el resto.
Oficialmente el gobierno intentó negar la reunión, obsesionado con alejar la concept de perdida de autoridad del Presidente. Un concepto que se instaló luego de la renuncia -inesperada para él- de Martín Guzmán al ministerio de Economía, que se leyó como un triunfo de su gran objetora: Cristina.
“El Presidente está en control del país”, tuvo que aclarar la portavoz oficial, Gabriela Cerruti, durante una conferencia de prensa en la Rosada ofrecida a la tardecita. Se sumó así al líder del Movimiento Evita, Fernando “Chino” Navarro, que horas antes salió a negar la dimisión de Alberto porque “es un hombre que tiene valor”.
Puede sonar a obviedad, pero es notable el grado de fragilidad presidencial que denota el sólo hecho de que su leales tengan que salir aclarar que Fernández no se va.
En especial porque las usinas de las que emanan esos rumores son del propio peronismo.
Tuvo ribetes de patetismo la aparición de Cerruti de ayer: intentó comunicar datos oficiales supuestamente positivos del crecimiento de la industria y de las obras públicas. “Cada pueblo tiene una obra en marcha del gobierno nacional”, dijo.
Fue un desgarrador intento por colar una buena noticia en una jornada en la que, por ejemplo, el Banco Central profundizó el cepo cambiario cortando la financiación en cuotas de las compras que se realizan en los free retailers y cuando toda la industria turistica se puso en alerta porque un día antes la ministra Silvina Batakis casi que anunció que irán por los viajeros al exterior al afirmar que “el derecho a viajar colisiona con la generación de puestos de trabajo”.
Cuando Cerruti apareció en su atril, arreciaban rumores de que se realizarían anuncios en materia económica, básicamente sobre el dólar. No sucedió eso. Tal vez porque la ministra Batakis todavía no pudo armar un equipo completo para desembarcar en Economía.
Se la vio nerviosa a la vocera presidencial, que alguna vez fue periodista. Se ve que no recuerda el oficio porque le respondió a uno de los colegas que le preguntaron con un seco “La pregunta no corresponde”. Su esfuerzo de ayer, que es el esfuerzo del gobierno, pasó por mostrar a un Presidente trabajando, tomando decisiones, no acorralado por el cristi-camporismo como insisten en desparramar las versiones de palacio.
Conviene volver al encuentro del miércoles a la noche. El gobierno lo niega en forma oficial a pesar de que fuentes del propio oficialismo, en estricto off the document, lo confirman. No sería nada raro, en un contexto regular, que se reúnan las tres personas más importantes de cualquier gestión.
El problema es que la reunión se dio luego de la saga del fin de semana pasado en la que renunció Guzmán. Massa intentó una movida para empoderarse -quería ser un tremendous jefe de gabinete- que le salió mal y, en cierta forma, lo devaluó frente a sus socios y Cristina, una vez más, vapuleó a Fernández desde un atril, en este caso en Ensenada, jugando incluso con información privada.
La cena posterior, el lunes a la noche, entre el Presidente y Cristina no hizo más que agrandar las versiones sobre más cambios en el gabinete, que por ahora no se han dado.
“El Presidente está en control del país”, tuvo que salir a aclarar la portavoz oficial
Y ahora falta el fin de semana que comienza. Desaparecido de la luz pública en los últimos cinco días -suspendió agenda de actos, por ejemplo- Alberto debería encabezar los festejos por el 9 de Julio, que se realizarán mañana en Tucumán. ¿Se habrá acordado alguna línea discursiva en aquella reunión secreta que para la vocera no se hizo?.
Cristina, al menos hasta el cierre de esta edición, tenía planificado hablar hoy a la tarde en un evento público en El Calafate, su lugar en el mundo. ¿Más lluvia ácida sobre Fernández? ¿Habrá alguna recomendación a Batakis, que ya dijo que piensa seguir la línea económica professional Fondo Monetario Internacional que abona el Presidente? Una vez más, la vice logró que todo el mundillo político este pendiente de ella.
” Fuentes www.eldia.com ”