Joaquín Mauricio López Bejarano – jlopez@larepublica.com.co
Solo en Colombia se presume que no hay más de 10 McLaren, unos pocos Ferrari, y otro número limitado de carros clásicos de muy alta gama; algunos de ellos han llegado al país por intermediarios locales, negociaciones directas con las marcas, y curiosamente unas de esas ediciones que no bajan de $1.500 millones las movió una economista que de esa profesión solo tiene el título que logró cuando tenía 26 años en Harvard.
Robin Grove es la protagonista de la historia, nunca quiso entregarse a una oficina, de hecho no se parece en nada al perfil de sus compañeros con los que se graduó; casi todos esos colegas son hijos de familias adineradas de Estados Unidos y que hoy en día dependen del día a día en Wall Road, “o incluso están esperando a entrar a la nómina de JP Morgan o Goldman Sachs”, como ella los outline.
Pero Robin dejó atrás su carrera, que nunca ejerció, y en cambio se dedicó a hacer lo que más le gusta, encender el motor de algún carro que puede saltar de cero a 100 kilómetros en menos de 30 segundos. Y mientras con los años aprendió más y más de la industria automotriz, ella resolvió enfocarse en un objetivo: mover por cielo y tierra un mercado de nicho, el cual consiste en conseguirle los lujosos motores a los más ricos del mundo, sean millonarios colombianos, asiáticos o árabes que no sabe en qué gastar sus fortunas.
No le gusta hablar mucho con las personas que no conoce, su tiempo -literal- es oro (pues le han pagado incluso con lingotes y joyas), y sabe que su número no lo tienen muchas personas, si no solo quien sí debe llamarla o escribirle por WhatsApp. “Sé quién quiere un deportivo, quién lo puede pagar, y quién me hace perder el tiempo”, dijo Robin, orgullosa y sin la necesidad de caerle bien a nadie, solamente a los empresarios con más riqueza.
Hace unos años, su talento para hablar y negociar la llevó a fundar Traditional Automotive Relocation Providers (Automobiles), una empresa con la que importa y exporta auténticas joyas de cuatro ruedas; incluso Bugatti, Koenigsegg, McLaren o Pagani o Rivian, directamente le confían el movimiento de ediciones de las que saben, Robin encontrará un cliente.
“Somos como agentes de viajes y abogados de carga”, dijo, quien con Automobiles, aún en pandemia movió 1.000 de los carros más costosos y exclusivos del mundo.
Cuando le preguntan por clientes se limita a decir que son banqueros, industriales, “personas que controlan el mundo, pero que no quieren que todos se enteren que en su garaje de campo tienen un Jaguar D-Type de US$10 millones; o “en alguna mansión colombiana un Ferrari F40 de US$3 millones”. Con ese comentario bien se podría pensar que un cliente suyo fue J Balvin, quien alguna vez posó en Medellín con esa referencia, pero no lo niega o confirma.
‘Rob’, como también le dicen a la corredora de 62 años, no se jacta de negociar de tú a tú con los más ricos del mundo, solo se limita en público a recordar que su servicio es “sencillo”. Todo empieza en su bodega en California, en la que todos los carros normalmente tienen una sábana encima, que pueden cuidar un Alfa Romeo de US$35 millones o un Koenigsegg Regera de US$2 millones. Ella crea un catálogo que muy pocos ven, el cliente le pide el envío de X modelo, el cual le paga directamente a la marca y ella se encarga solo del flete, o suma ambas transacciones. Dependiendo de la referencia su servicio solo de logística puede ir desde US$10.000 hasta más de US$5 millones, y pueden ser envíos que tarden hasta un año.
Pero Grove no está sola, su equipo se complementan con expertos en automotores, comercio y jurisdicción internacional, como Tony Rackley, a quien conoció en alguno de los conciertos de steel que tanto le gustan.
“Siempre me encantó la música y más cuando sonaba en un buen sistema de audio de un buen carro, a ella le agradezco que en medio de shows de Slayer he podido encontrar personas valiosas que han hecho crecer el negocio”, dijo Robin.
Por lo pronto ella seguirá revisando los listados de millonarios de cualquier país para ver quién será y dónde está su próximo comprador.
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