En el corazón de La Mancha, cerca de Toledo, te espera esta tierra, olvidado y próspero enclave del Imperio Romano, en la que se han disputado importantes batallas a lo largo de los siglos y que hoy es tierra amable y hermosa, en la que el viento mueve molinos, se extienden viñedos y crece el azafrán, la especia más cara del mundo. Un destino lleno de tradiciones y curiosidades que atraparán la atención de grandes y pequeños. El lugar perfecto para disfrutar de una escapada. En familia, en pareja o con amigos. Consuegra es para todos y hay muchos motivos que lo demuestran. A continuación, solo cinco de ellos:
La artesanía única
Porque la falta de prisas da permiso a la calidad. Porque el tiempo es el mejor aliado para un artesano que ame su trabajo. Y en Consuegra, donde el estrés de la ciudad no tiene lugar, se amontona el talento. Si recorres las hermosas calles de su casco histórico, te sorprenderán tiendas y talleres en los que descubrir en primera persona la complejidad de su arte. La forja toledana, el tallado en piedra, el arte de las vidrieras en el que se tintan cristales que recuerdan a la Edad Media. Cada detalle es un espectáculo en sí mismo y ver a los artesanos mimar sus piezas es una enseñanza de vida para niños y mayores. Vivir de cerca el arte de domar el cuero, su olor, su fuerza, o visitar el único alfar que mantiene viva la tradición consaburense, será una experiencia única. Procura hacerte con alguna pieza, aparte de su belleza, te llevarás a casa el testigo de un arte que perdura a los siglos y las prisas.
Los molinos y el castillo de La Muela
En lo alto del Cerro de Calderico, origen de la historia de Consuegra e inconfundible “skyline” de La Mancha, vigilan doce molinos de viento del siglo XIX y el imponente castillo de La Muela, escenario de batallas cruentas y de la muerte del hijo del mismísimo Cid Campeador. Subir a esta colina y admirar la inmensidad de la llanura manchega hace que la visita a Consuegra ya valga la pena. Desde aquí se pueden apreciar los atardeceres más hermosos, mientras caminas por el complejo molinero más grande y mejor conservado de España. Una belleza que puedes conocer en profundidad si contratas una de las visitas guiadas que se ofrecen en el molino Bolero, la oficina de turismo. Podrás conocer las entrañas de un molino tradicional y las anécdotas más significativas del paso de romanos, musulmanes y los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén por la fortaleza de Consuegra. Intrigas, luchas de poder, conquistas y batallas entre caballeros de brillante armadura que harán soñar a los más pequeños con historias de héroes cercanos.
El rastro de la historia en sus monumentos
Porque recorrer las hermosas calles del casco histórico de Consuegra es buscar el rastro de los pueblos que pasaron por sus tierras y dejaron huella. Porque por aquí pasaron romanos, visigodos, musulmanes… y muchas corrientes artísticas. Todo eso enriquece el paseo por esta localidad toledana. De ese modo, si te acercas a la Casa la Tercia puedes encontrar un ábside, muestra de la mezquita que aquí se alzó siglos atrás, o admirar el deslumbrante mármol blanco con el que se levantó la fachada de la iglesia del Santísimo Cristo de la Veracruz, del siglo XVIII, barroco tardío por fuera, castellano-mudéjar por dentro y dos columnas salomónicas enmarcando la entrada.
La gastronomía: comer en una cueva
Consuegra huele a tradición, a Quijote, a caza menor. Sus mesas están llenas de sabores de antes: sus migas, sus gachas, duelos y quebrantos, pistos… Todos los pueblos que dejaron huella en las calles y monumentos de este rincón toledano también están presentes en sus recetas. Sentarse a reponer fuerzas en cualquier lugar es una experiencia en sí misma: vino de la tierra, pan y cuchara. Pero si buscas una aventura gastronómica a todos los niveles entonces tienes dos citas de tenedor y cuchillo, ineludibles. En los antiguos archivos y graneros del palacio prioral Casa La Tercia, se sirven los mejores platos de caza de Consuegra. Cenar en una cueva construida en el siglo XV, de la que dicen que se comunica con el castillo de La Muela, no será fácil de olvidar. Como tampoco lo será recalar en El Retorno para retornar al pasado en un viaje gastronómico con punto de partida en una casa manchega tradicional, recalando en sabores típicos como los duelos y quebrantos, las trompetas, las migas, o la caldereta de cordero, versionados con el toque diferencial de la mano del chef Pedro Rodríguez. También hay posibilidad de pasar la noche en La Vida de Antes. Bucólico y sugerente nombre que da una concept de la experiencia de alojamiento que ofrece esta casona del siglo XIX…
La huella del Imperio Romano
Cerrar los ojos e imaginarse la grandeza de esta tierra en tiempos del Imperio Romano. No en vano, a éste le debe su nombre romano: Consabura. Situarse en el medio de la Plaza de España, el alma comercial, festiva y tradicional de la localidad, es reconocer el antiguo foro romano. Más adelante, también en pleno centro histórico, está el Palacio Prioral, donde puedes admirar dos estatuas romanas perfectamente conservadas junto a restos de columnas y basas. La misma Casa La Tercia se levantó sobre las antiguas termas de la ciudad romana.
Fuera del casco urbano, en medio de un hermoso paisaje bañado de vides, olivares y campos de cereal, está la presa romana, que se abre paso por la llanura manchega como una inmensa culebra. Esta imponente construcción es prueba de la importancia que este enclave tuvo en el pasado. Si te acercas, estarás viendo la que fue la presa romana más grande de todo occidente. En sus instalaciones, contaba con tres canalizaciones: termas y baños, riego y consumo humano. Una majestuosa obra de ingeniería que sorprende a todo el que se acerca a Consuegra. Cerca de allí, el alfar (un horno romano y otro árabe) y la pista que despiertan los nombres de las calles que por allí se cruzan. Los estudios y trabajos de arqueología indican que un circo romano ocupada esas tierras siglos atrás. ¡Es la aventura de descubrir la Consuegra de los emperadores!
” Fuentes news.google.com ”