Pretend it till you make it (traducida al español como Finge lo suficiente hasta que consigas lo que quieres) es una nueva serie de Netflix que cuenta la historia de Anna Sorokin, una rusa de 30 años que logró alcanzó la fama debido a las millonarias estafas que hizo en la ciudad de Nueva York.
Existen rumores de que Sorokin es hija de un multimillonario alemán. También se cube que period hija de un oligarca ruso; otros decían que próxima a heredar US$ 26 millones de dólares de un fideicomiso. Estos datos continúan en el misterio y son ajenos a los delitos que cometió.
Su historia
Según el medio ‘Fotogramas’, Anna Sorokin nació a las afueras de Moscú, Rusia, en una familia de clase trabajadora. A los 16 años se mudó a Alemania y desde allí comenzó su proyecto para ingresar al mundo de la moda.
En 2011 ingresó a una de las escuelas de bellas artes y moda más prestigiosas del mundo, la Central Saint Martins en Londres. Allí se formaron alumnos como Alexander McQueen, Stella McCartney, entre otros íconos de la industria.
Posteriormente, Sorokin se mudó a París donde trabajó como becaria de la revista Purple y allí adquirió su nombre artístico de Anna Delvey.
En 2013, su empresa la envió a la Semana de la Moda en Nueva York. Al ver que le agradaba tanto este ambiente, decidió quedarse trabajando en una de las oficinas de Purple. Después de haberse relacionarse con personas de alcurnia, decidió renunciar a su trabajo y dedicarse a las estafas.
Anna Delvey soñaba con tener su propia fundación —The Anna Delvey Basis (ADF)— para abrirle las puertas a personas nuevas que quisieran incursionar en el mundo de la moda, ya que afirmaba que period un mundo demasiado elitista.
Para hacer despegar su empresa, la diseñadora quiso asegurar un monto de US$ 40 millones para invertirlos en las instalaciones de su fundación: un lodge, exhibiciones de arte, entre otros atractivos del lugar.
Para obtener dicha suma, Sorokin empezó a falsificar transferencias bancarias y estados de cuenta. Estos documentos eran presentados a los bancos para hacerles creer que ella tenía un aval económico en Europa y que recibiría una ganancia de US$ 60 millones de su padre en los próximos días.
Fue así como Sorokin comenzó una vida de lujos a costa de los fraudes. Solía ir a restaurantes y hoteles muy costosos, acumulando facturas que prometía pagar después, pero nunca lo hacía.
Varios hoteles donde ella solía hospedarse la expulsaron al ver cómo acumulaba deudas con cifras impagables. Sorokin se empezó a hacer conocida por sus estafas. Por tanto, su estadía duraba cada vez menos en los hoteles.
Una de las empresas de las que fue vetada fue The Customary, donde adquirió una deuda de US$ 30 mil. También debía US$ 11 mil en el lodge The Beekman. Así sucedió con otros establecimientos en los que nunca canceló sus cuentas.
A veces, para pagar en hoteles y restaurantes, Sorokin tenía la estrategia de pedirle préstamos a sus amigos con la excusa de que su tarjeta estaba siendo rechazada solo mientras ella estaba de vacaciones. De esta forma, logró adquirir hasta US$ 35 mil.
Anna Delvey estafó en varios lugares, no solo de Nueva York, sino del mundo para poder dormir en las mejores habitaciones y comer los platillos más costosos. Sin embargo, su suerte no duró tanto.
El fin de sus fraudes
En el año 2017, Sorokin fue acusada e investigada por seis delitos, entre los cuales estaban robo y fraude por haber falsificado documentos y acumular cuentas de miles de dólares bajo el dinero obtenido de dichas falsificaciones.
Posteriormente, la diseñadora obtuvo un préstamo de US$ 100 mil para pagar un anticipo de una deuda que había adquirido con Fortress Funding Group.
Sin embargo, Sorokin utilizó US$ 55 mil de dicho préstamo para continuar gastando en restaurantes y hoteles de lujo.
Una sus técnicas, period usar cheques sin fondos en sus cuentas bancarias para poder retirar una parte del dinero de los mismos antes de que rebotaran. De esta forma lograba pagar sus cuentas en efectivo.
A pesar de haber huido de la justicia, ese mismo año, Anna Sorokin fue arrestada y llevada a la prisión de Rikers Islands, donde esperaría la audiencia que definiría su condena.
Finalmente, Sorokin fue declarada culpable por seis de los ocho delitos de los que se le acusaron. Con esto, tendría una pena de cuatro a 12 años en prisión y una multa de US$ 24 mil, además de su deportación a Alemania cuando cumpliese su condena.
¿Y ahora dónde está?
Anna Sorokin fue liberada por buen comportamiento en febrero de 2021. Estuvo dos años en prisión después de su sentencia. Sin embargo, inmediatamente a que salió de prisión, Sorokin fue detenida por el Servicio de Inmigración y Management de Aduanas (ICE) para ser deportada a Alemania, ya que su visa había expirado y permanecía ilegalmente en Estados Unidos.
Sus miles de fraudes la catapultaron a la fama y, aún en prisión, dio varias entrevistas contando su vida y sus actos, aunque en ellas reiteraba que no se consideraba a sí misma como una estafadora.
Una de sus declaraciones que más revuelo causó fue cuando dijo: “Si alguien se impresiona por un billete de US$ 100, no sé qué decirles. (…) No tengo paciencia para la estupidez de la gente”, mencionó en una entrevista para el medio ‘60 Minutes’.
Netflix firmó un contrato por US$ 30 mil dólares por los derechos de los nombres Anna Sorokin y Ana Delvey para usarlos en la serie que representa su historia, cifra que ascendió después a US$ 320 mil en whole.
Aunque la diseñadora cantó victoria con estas ganancias, la ley “Son of Sam” (hijo de Sam) cambió su suerte.
La ley está vigente en el estado de Nueva York y surgió del caso del asesino David Berkowitz, también conocido como ‘Hijo de Sam”, ya que las autoridades no querían permitir que este hombre se lucrara por vender su historia a promotoras audiovisuales.
Es por esta razón que, tal como lo explica Janine Kava, una portavoz de ‘OVS’ (Oficina de Servicios para Víctimas) en el medio ‘BBC’, Metropolis Nationwide Financial institution interpuso una demanda de la cual obtuvo 170 mil dólares de los 320 mil dólares que Sorokin había obtenido de los derechos por su nombre.
” Fuentes www.elpais.com.uy ”