La dieta tradicional de los africanos occidentales period esencialmente vegetariana y consistía sobre todo en verduras, tubérculos, guisantes de ojo negro, okra, semillas de benne (sésamo) y cereales como el mijo. Los africanos occidentales esclavizados trajeron consigo a América las semillas de sus alimentos autóctonos y entablaron intercambios culturales con los nativos americanos; ambos compartían algunas prácticas agrícolas y alimentos básicos similares. Por ejemplo, ambos cocinaban con maíz, boniatos y variedades locales de judías. El resultado fue una cocina combinada e innovadora, elaborada con ingredientes que favorecen la longevidad.
Por ejemplo, el plato básico Hoppin’ John (que se supone trae buena suerte si se come el día de Año Nuevo, según la tradición Gullah Geechee) combina ingredientes de África occidental, como guisantes de ojo negro, arroz y verduras, con ingredientes norteamericanos, como tomillo, apio y pan de maíz.
Según el libro de Herbert C. Covey What the Slaves Ate: Recollections of African American Meals and Foodways From the Slave Narratives (Lo que comían los esclavos: Recuerdos de la alimentación afroamericana a partir de los relatos de los esclavos), varias tendencias culinarias que viajaron con los esclavos de África a América son platos y técnicas emblemáticos en Estados Unidos, como los buñuelos, las verduras hervidas, los platos de arroz y el uso de quingombó, nueces y semillas como espesantes. Los africanos esclavizados y sus descendientes también tenían una merecida reputación por su comida picante y especiada. Su conocimiento de los condimentos y las especias transformaba los alimentos sencillos e insípidos en sabrosas comidas.
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