La regulación de cruceros y las medidas sanitarias por la COVID impuestas por las navieras, ha hecho que este año el número de cruceristas se haya reducido en un 50 %, al pasar de los 2,2 millones de 2019 a 1,3 millones. «Los cruceros llegan en algunos casos al 40 % de ocupación y no se llegará a la normalidad absoluta en breve, de ahí que la estadística de turistas de este segmento en el puerto de Palma sea muy inferior a la prevista», indicaron representantes de las navieras internacionales.
En el acto de clausura del 150 aniversario de la Autoritat Portuària de Balears, antes Junta del Puerto, coincidieron el director de CLIA en España, Alfredo Serrano, así como el conseller de Turisme i Treball, Iago Negueruela, y la nueva directora normal de Turisme, Isabel Vidal. Todos ellos acordaron reunirse en breve para analizar la evolución de la escala de cruceros a corto y medio plazo.
«El interés es máximo por parte de CLIA de cumplir a rajatabla la regulación acordada, de ahí que las navieras tienen que actuar en consecuencia para no tener problemas en 2023 y 2024», indicaron desde el sector náutico balear. La plataforma antimegacruceros ya ha avisado en varias ocasiones que la regulación acordada entre CLIA y el Govern «es insuficiente y se tiene que reducir mucho más el número de escalas en el puerto».
Puerto refugio
El puerto de Palma, como así ha señalado en varias ocasiones la Autoritat Portuària de Balears, «es un puerto refugio y no podemos evitar la llegada de ningún buque a Palma, ni siquiera de los cruceros, pese a las regulaciones que se acuerden para limitar el número de escalas». Esta circunstancia es la que aprovechan muchas navieras para informar en el último momento a la Autoritat Portuària de la llegada de un crucero que no está controlado estadísticamente. Esta situación es la que se quiere corregir de raíz para evitar luego problemas y el impacto negativo del flujo de cruceristas por el Casc Antic de Palma.