El cosmopolitismo de Madrid se desvanece en cuanto uno toma la carretera. A tan solo una hora de la capital, la contaminación da paso a un aire más puro, a un cielo más estrellado y a un paisaje de lo más rural. No en vano, la Comunidad y las provincias anexas cuenta con algunos de los pueblos más bonitos de España, localidades entre ríos, montañas y lagos, rezuman historia por los cuatro costados. Destinos ideales por sus restaurantes remotos y por su encanto cultural y paisajístico que los convierten en un flechazo para parejas.
” Fuentes viajes.nationalgeographic.com.es ”