Es una de las principales aerolíneas de Latinoamérica. Fundada bajo el nombre de SCADTA, es la segunda línea aérea más antigua del mundo tras KLM. Sin embargo, tanta historia, parece haber quedado muy atrás en el tiempo. Y todo lo bueno que tiene Colombia como país, no se trasladó a lo que hoy es Avianca.
Por supuesto cada viajero vive experiencias distintas, aunque después de viajar durante años y años por distintas aerolíneas uno ya cuenta con un background para saber qué está bien y qué no está tan bueno o qué es realmente malo.
Este sábado 6 de mayo viajé por primera vez con Avianca, realizando el tramo Buenos Aires – Nueva York con escala en Bogotá. Originalmente era un vuelo que estaba destinado a realizar en 2022 a Costa Rica, pero por razones de fuerza mayor, tuve que suspender y lo utilicé para llegar a la Gran Manzana.
La compañía cambió en 2022 su forma de comercialización y su servicio abordo, quitando entre muchas comillas, su clase Business, y reconvirtiéndola en una aerolínea de bajo costo, quizás a un costo muy alto.
Lo mejor y peor de volar con Avianca
LO PEOR
Empecemos por el servicio a bordo. No hay. OK. No hay en el servicio tradicional. Me sorprendió previo a embarcar en el tramo de Buenos Aires – Bogotá (que tiene una duración de 6 horas), personas con bolsas que llevaban aguas, leches chocolatadas, sandwiches, turrones, alfajores, etc. Entonces, pregunté a uno de los miembros de Avianca: ¿Hay servicio de comida a bordo? Sí, pero es pago, me dijo.
La respuesta me sorprendió porque si bien no es una aerolínea premium (ni por cerca), en un vuelo de seis horas que no te den una botella de agua, me parecía ya no marginal. Es un atentando a la salud de un pasajero. Pero bien. Si ellos son felices y su modelo de negocios es ese… ok.
Una vez a bordo, efectivamente no hay botellas de agua, ni un snack, ni un vaso de jugo o un café o un té de cortesía en un vuelo -insisto- de seis horas. Todo se abona, aún pagando la tarifa más cara.
Y el promocionado Menú a Bordo, no incluye ninguna comida caliente. Sólo sandwiches o medialunas o snacks. Pedí un té negro, pero no había. (Wow, cuánta sofisticación!). Anyway.
Los precios son accesibles (unos 8 dólares un café y un sándwich), más allá de lo limitada y poco saludable oferta de comidas. Con este background, claramente tampoco hay un menú pensado para veganos.
En el tramo Buenos Aires – Bogotá hay una especie de clase Business de asientos, que permiten hacerse cama, pero cuesta unos 400 dólares. Si hacemos cuentas, conviene viajar con Aerolíneas Argentinas en Business o en un Premium Economy de American Airlines y volar directo, sin escalas.
Aquí también tenemos otro problema. Sólo American Airlines y Aerolíneas Argentinas (más algunos vuelos en temporada de Delta), ofrecen la ruta directa Buenos Aires – Nueva York o Buenos Aires – Miami. Todas las demás líneas áereas, pasando por United, Delta (en la mayoría de los vuelos), LATAM, Boliviana de Aviación, etc., tienen escalas, lo que hace más largo llegar a destino.
En este caso, el vuelo duró incluyendo la escala en Bogota, 13 horas, frente a las 10 horas que suele durar un vuelo directo.
La escala en Bogotá también es un tema de debate. El vuelo aterrizaba a las 06:00 hora local y el avión de Bogotá a Nueva York partía 06:55 AM, con el boarding arrancando 05:55 AM. Con lo cual, hay que bajarse del avión, recorrer la terminal casi de forma desesperada, pasar por los controles de seguridad, para intentar llegar sin perder el vuelo antes de que se cierren las puertas de embarque. ¿Se puede? Si. Pero no es la mejor experiencia. Hay que correr frenéticamente, tratar de eludir al resto de los pasajeros en una suerte de fitness boot Camp y pedir por favor en seguridad que nos dejen pasar, porque el vuelo va a partir.
Ni pensar si el vuelo de Buenos Aires se demora por alguna razón climática o técnica. Hasta aquí verán, no la pasé nada bien. ¿Quién la puede pasar bien?
Luego tenemos el tramo de Bolivia a Nueva York. Aquí el avión es más pequeño, los espacios entre asientos más ajustados. Y obviamente no hay nada de cortesía, excepto el saludo, que en cualquier momento, los directivos deciden ponerlo como opcional y cobrar un plus. Siempre se puede ir por más o por todo. (MMMM, esa frase me suena).
Y los tripulantes ofrecían la «comida» tres veces durante las seis horas de vuelo, interrumpiendo cualquier posibilidad de descanso. Tres veces. La última, hasta una hora antes de aterrizar. ¿Desesperados por vender? ¿O hay algo que no estaría funcionando? ¿O todo al mismo tiempo?
¿Recaudar 100 o 200 o 300 dólares vendiendo comida de bajo presupuesto es una estrategia de negocios sustentable en el tiempo?
Tampoco cuenta con una red WiFi para recibir o enviar mensajes ni siquiera abonandolo. ¿Qué raro para una aerolínea que quiere cobrar por todo, no?
LO BUENO
La tripulación es amable, tanto en el proceso de check-in como en el embarque. Con la situación planteada con VIVA, muchos pasajeros de esa aerolínea se acercaban de forma constante buscando un lugar y todos los miembros del staff, mostraron una gran empatía con la situación, tratando de ayudarlos de la mejor manera posible.
Los asientos cuentan con conectores USB-C y USB-A, para poder cargar celulares o tabletas.
Y hasta aquí llegó lo bueno de Avianca. ¿Esperaban más? Pues no.
Claramente hay muchas mejores opciones para viajar desde Argentina o Colombia a Estados Unidos u otro destino. Los precios no son lo suficientemente atractivos como para compensar la experiencia que ya deja de ser low-cost a OMG. No aprobado.
” Fuentes conocedores.com ”