El primer paso será decidir conjuntamente, padres e hijos, el destino para evitar berrinches que trunquen el viaje. «Los viajes en familia son muy satisfactorios siempre y cuando se planifiquen teniendo en cuenta los gustos de todos sus miembros», señalan desde Evaneos, la plataforma de viajes a medida
Es hora de rescatar del fondo del armario las maletas, porque aprovechando que llega la Semana Santa en las siguientes líneas nos iremos de vacaciones. Llega la operación salida. Ese ansiado premio al esfuerzo en el trabajo que a veces -bueno, muchas veces- se pasa de forma tan efímera. De ahí que una de las claves para poder disfrutar completamente de este parón sea planificar el viaje con tiempo y teniendo varios aspectos en cuenta, sobre todo cuando en la aventura nos acompañan nuestros hijos. Debemos conseguir que la vuelta a casa deje en todos un sabor amargo y no de alegría por regresar por fin al hogar. Y el primer paso para conseguirlo es elegir bien el destino.
Las vacaciones no pueden ser una especie de moneda lanzada al aire. Por mucho que en las películas los globos terraqueos hayan decidido el lugar donde desconectar de la rutina -un dedo es el encargado de frenar los giros y fijar el destino- o una urna llena de papelitos con un mar de nombres saque el elegido, la elección debería ser más meditada. Y sobre todo, acordada entre todos. Mal empezamos si alguno de los miembros de la familia emprende el viaje a disgusto, no disfrutará de sus vacaciones y, muy probablemente, tampoco dejará disfrutar al resto.
«Los viajes en familia son muy satisfactorios que permiten estrechar relaciones entre padres e hijos y compartir experiencias inolvidables… siempre y cuando se planifiquen teniendo en cuenta los gustos de todos sus miembros», señalan desde Evaneos, la plataforma de viajes a medida. En este caso, web puede ser un gran aliado para mostrarnos un aperitivo de lo que nos encontraremos y decantar la balanza hacia uno u otro lado. Incluso podremos vivir un pequeño adelanto paseando por las calles o lugares más singulares con el Google maps. Eso sí, nada que ver con presenciarlo en persona.
La pandemia ha puesto de manifiesto que la gente necesita salir y despejar la mente. El pueblo siempre ha sido un destino fijo, pero en este caso cambiaremos de aires y probaremos con deshacer las maletas en nuevos destinos, de los que regresar con nuevas experiencias. Desde montarse en el coche -ya nada de esos inagotables Seat 600- y quemar ruedas para llegar a otras autonomías -qué bien sienta plantarse en alguna ciudad donde el sol está garantizado-, hasta un cambio radical que pasa por viajar a otros países. Por cierto, en este último caso desde la empresa comentan que los destinos más demandados por las familias españolas son Grecia, Italia, Costa Rica, Egipto y Escocia, por si desea apuntarlo en su cuaderno de bitácora.
Pensar en las actividades
Pero la tarea no termina ahí, una vez escogido el destino el siguiente paso será decidir qué tipo de viaje queremos, porque cada uno tiene sus preferencias y las actividades han de escogerse de forma conjunta, un ‘menú’ que guste a todos. «Es interesante plantearenos si queremos un viaje ‘de turistas’, en el que vayamos a los lugares típico o masificados. O por si el contrario optamos por una opción más auténtica, huyendo de las masas y buscando algo más respetuoso con el medio ambiente». Porque no es lo mismo conocer la magestuosidad de la Torre Eiffel de la mano de una multitud, que disfrutar del encanto de un paraje pure casi en soledad. «Los jóvenes suelen estar más concienciados con la sostenibilidad, por lo que esta segunda opción puede ser más atractiva para ellos», aconsejan desde Evaneos.
Bien, poco a poco vamos estrechando el cerco. Esa última elección determinará el contenido de las vacaciones, el meollo del éxito. Porque si la familia busca soltar adrenalina, lo supreme sería buscar un destino donde soltar adrenalina. Si el tiempo acompaña, un seguro podría ser las excursiones por la naturaleza, los paseos en caballo o lanzarse a las aventuras en el agua en una canoa. En la cresta de esta ola estaría también dar los primeros pinitos en el mundo del surf, lo que casaría de lleno con el plan de estirar la toalla en la playa, o lanzarse a la multiaventura completando esa telaraña de tirolinas.
Tiempo libre
Si por el contrario, los padres y los hijos prefieren planes más tranquilos, en la agenda también hay varias opciones. «Podemos localizar visitas a talleres de cultura, experiencias artísticas o actividades sostenibles como la limpieza de playas o bosques». Polos opuestos que ampliar el abanico para adecuarlo al gusto de cualquier familia. Y en caso de duda, siempre podremos «contar con el asesoramiento de un guía native que puede ser la pieza basic para vivir una experiencia diferente».
Al margen de ese programa, también es sumamente importante que cada uno tenga tiempo libre para dedicarse a sí mismo. «El ritmo de las vacaciones es importante. Lo mejor es alternar actividades conjuntas con otras de tiempo libre, en las que los padres puedan aprovechar para darse una vuelta o tomar algo, mientras los hijos descansan, juegan a algo juntos o dedican un tiempo al uso de sus dispositivos electrónicos». Es decir, no atosigarles, sino darles esa libertad para que cada uno pueda
La guinda al pastel se la pone el tipo alojamiento. No es lo más determinante, pero sí un aliciente que puede redondear las vacaciones. «Dependiendo del tipo de destino podemos optar por salir de la zona de confort y buscar cabañas, refugios, casas flotantes, autocaravanas o alguna clase de hospedaje vinculado a la cultura del lugar». Si por el contrario, el destino es una ciudad, «un alojamiento céntrico permitirá a los adolescentes salir a dar una vuelta sin riesgos mientras los padres descansan, o al revés. Ambas vivencias pueden ser muy instructivas», aconsejan a unos padres que cuentan las horas para abrir sus maletas.
” Fuentes www.elcorreo.com ”