Una definición convencional de la palabra “riqueza” indica que se refiere a la abundancia de cualquier recurso; sin embargo, el concepto contiene una alta carga ideológica y perceptual, pues nos lleva desde la lucha de clases, hasta la aspiración legítima de querer progresar y disfrutar de un mayor bienestar.
Depende del punto de vista utilizado. Son ricos los extravagantes que hacen los viajes turísticos al espacio; también los “corruptos” de los Panama o Pandora Papers; además de los “emprendedores” con empresas unicornio. Pero, ¿has considerado que alguien puede serlo con un salario o negocio casero?
Esto nos hace preguntarnos ¿qué es “mucho dinero”? Antes period sencillo, con decir “es millonari@”; ahora es muy relativo si consideramos, por ejemplo, que en Venezuela hay una infinidad de pobres en esa categoría, al perder la moneda su valor.
Para que nos demos cuenta de cómo van las cosas en México, según el INEGI en su encuesta de ingreso gasto de las familias, estarías en el escalón más alto del 10 por ciento de la población si percibes en promedio alrededor de 54 mil pesos mensuales.
Por su parte, con la encuesta de empleo, nos encontramos que sólo el 2 por ciento gana arriba de 5 salarios mínimos que equivaldría a poco más de 18 mil pesos.
La diferencia, es resultado de que la primera medida está tomando otro tipo de entradas de dinero producto del patrimonio, mientras que la segunda se trata de los ingresos del trabajo.
Para hacienda eres rico cuando alcanzas los 4 millones de pesos al año, al pagar la máxima tasa de impuestos sobre la renta de 35 por ciento. Esto equivale como a 320 mil pesos mensuales.
Más allá de viajar a la luna, ser neoliberal (como cube AMLO) o tener puntos de referencia económicos específicos, la riqueza desde una perspectiva de finanzas personales es contar con el capital suficiente para darle seguridad de corto, mediano y largo plazo a nuestra familia. Esa es una cantidad de recursos que debe ser calculada por cada uno y está en función de factores culturales y circunstancias sociales.
Si creemos que atesorar “mucho dinero” nos quitará por completo las angustias, sabemos que es para pensarse, porque llega a ser adictivo y genera la ocupación nada fácil de buscar los mejores rendimientos para su mantenimiento.
Así que, perseguir la riqueza por si misma, puede resultar agotador y al remaining perder el sentido. La pregunta para orientar esa reflexión sería: ¿para qué?
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” Fuentes www.elfinanciero.com.mx ”