Hace cinco meses, 270 indígenas viajaron en un vuelo de ayuda humanitaria de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) hasta un hospital de la ciudad de Pucallpa, en la región Ucayali. Sin embargo, nunca imaginaron que regresar a su pueblo de origen sería tan complicado.
Los indígenas de las etnias sharanahua, mastanahua, madija y cashinahua o huni kuin viven en Purús, una pequeña provincia de Ucayali que alberga a unas 4.000 personas y que no tiene un centro de salud implementado para atender emergencias, partos, fracturas, infecciones y otras enfermedades. Como máximo tiene un médico common, una obstetra, una psicóloga, algunos enfermeros y, durante la pandemia, un physician COVID-19. Por tal razón, los pacientes que padecen de diabetes, VIH o alguna afectación crónica necesitan ser trasladados frecuentemente a la capital del departamento para su revisión y abastecimiento de medicamentos.
No hay carretera, solo pueden viajar por vía aérea
Los ciudadanos solo pueden ingresar o salir de Purús por la vía aérea, ya que no cuentan con carreteras. ¿Por qué? El 20 de noviembre de 2004, su territorio fue establecido como una parte del área pure protegida por el Estado denominada Parque Nacional Alto Purús; es decir, que no puede ser afectada por construcciones.
En ese sentido, al no poder edificar una carretera ni tener un transporte fluvial, el Gobierno prometió brindar, cada mes, vuelos cívicos o humanitarios gratuitos de la FAP para que trasladen a las personas de Purús hacia otra localidad. Además, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones dio licencia a dos aerolíneas comerciales para que den el servicio. No obstante, un pasaje puede costar hasta 950 soles, según información obtenida por La República, un precio casi imposible de solventar por los indígenas.
Sin flamable ni presupuesto para unos, pero sí para otros
Entre febrero, marzo y abril, la FAP envió tres vuelos humanitarios a Purús. Los indígenas viajaron a Pucallpa para atenderse médicamente. Cuando quisieron retornar a su pueblo, ya no pudieron porque el Ministerio de Defensa alegó falta de presupuesto y dinero para el flamable. Desde esa fecha y hasta hoy, 2 de septiembre de 2022, diversas instituciones, entre ellas la Defensoría del Pueblo, intervienen para que el Gobierno de Pedro Castillo pueda tomar cartas en el asunto.
“A nosotros nos llegó la denuncia de que ningún ministerio atendía este caso. El 15 de agosto fuimos a un albergue en Pucallpa, donde la mayoría de indígenas de Purús se está quedando en espera de un vuelo. Constatamos que más de 50 personas estaban hacinadas en habitaciones pequeñas y con un solo baño. Incluso, vimos el caso de una familia con VIH y una indígena con diabetes, que, lamentablemente, el 30 de agosto falleció”, explicó Susana Huamán, jefa de la Oficina Defensorial de Ucayali a La República.
Lo irónico de este caso es que hace unas semanas, una investigación de Perú21 reveló que el presidente Pedro Castillo habría usado helicópteros del Ejército para intereses particulares y también construido un helipuerto; mientras que decenas de ciudadanos de Purús no pueden acceder a los viajes cívicos.
“La vida de indígenas no vale lo suficiente. Para ellos no hay combustible, pero sí para viajes del presidente y otros funcionarios”, expresó Elka Baldeón, presidenta de la asociación Desarrollo Ambiental y Social Perú.
Promesas
Hace unas horas, en una reunión entre autoridades regionales y nacionales, se acordó que los vuelos humanitarios se reiniciarán entre el 8 y 12 de septiembre para que los indígenas de Purús regresen a su hogar. Pero aún no es suficiente.
El problema de fondo es la falta de un hospital implementado para atender a estos pacientes. Hay un proyecto en curso, pero no tiene fecha de término, es un ‘elefante blanco’. Tampoco existe la inclusión en la atención de salud.
De acuerdo a Huamán, la mujer que padecía de diabetes falleció porque no había un intérprete de su lengua en el hospital de Pucallpa que pueda explicarle la importancia de la amputación de su pierna para salvarle la vida. “El esposo de la mujer creía que el suero que le ponían le estaba haciendo daño porque se ponía cada vez más morada. Decidió darse su alta voluntaria y murió”, contó.
” Fuentes larepublica.pe ”