El turismo receptivo está en franca recuperación. El Perú recibe cada vez más viajeros extranjeros y el número de vuelos internacionales está en alza. En otras circunstancias, serían excelentes noticias. Sin embargo, viendo el panorama completo, las perspectivas para el turismo –y para el país– son realmente alarmantes.
Entre los países turísticos, somos los últimos de la fila. Los más alejados de alcanzar cifras prepandemia (estamos a un magro 30% del 2019). Crecemos puramente por rebote. No hay políticas de Estado que impulsen al sector. Tampoco hay inversión. El turismo requiere un enfoque multisectorial, no depende solo del Mincetur, sino del accionar conjunto con Transportes, Cultura, Ambiente, Inside. Pero en los ministerios se ha removido a profesionales competentes y se los ha reemplazado por personas sin ningún tipo de preparación ni escrúpulo. No hay continuidad. La ejecución presupuestal es ínfima. Y los pocos ministros que dan la cara, lejos de ocuparse de sus carteras, se dedican a defender lo indefendible. ¿Qué gestión puede haber en esas condiciones? Llevamos un año sin rumbo, viviendo la degradación generalizada del Estado.
Otros países muestran sus mejores destinos, su mejor rostro. ¿Nosotros qué mostramos? Nuestro patrimonio arqueológico desmoronándose, huelgas, bloqueos de carreteras, inseguridad, comunicados advirtiendo que no viajen a Perú. Estamos involucionando a niveles que no veíamos desde los 80, una época nefasta que literalmente nos dejó sin turismo. ¿A eso queremos volver?
Tema aparte, saludamos la reciente decisión de retornar el proyecto del Jorge Chávez a su concepción authentic, con un nuevo gran terminal. Lástima que el MTC siga sin mover un dedo para equipar la nueva torre de management y construir las vías de acceso que permitan usar la nueva infraestructura.
” Fuentes peru21.pe ”