jueves 16 de marzo de 2023 – 12:00 a.m.
Aún ni sabemos cuántos somos, seguimos como en el 2010.
Estrujan el Estado con sus demonios sueltos. Ni la nación, ni la madre, ni Dios, ni la ley las detienen. Allí donde cube beneficio optan por el maleficio. Hienas.
Descubrieron los viajes cruceros, oportunidad nada desdeñable si se tiene en cuenta que muchos pasajeros optan por embarcarse en rutas sintonizadas con el Canal de Panamá, joya de la humanidad, si bien con su agua estancada y hedionda (no se lo digas a nadie).
Crucero, adjetivo o sustantivo, como prefieras, se origina en aquel instrumento símbolo del cristianismo que fue de tortura y que está hecho de palos cruzados. Esa palabra indica, por tanto, el lugar en que se cruzan los caminos. Una industria monumental se mueve en el mar, con personas que consumen sus tiempos y emociones en el mar, donde, aseguran los antiguos, la vida es más sabrosa.
Esa oportunidad y esa felicidad para la nación adopta un perfil particular person y diabólico. Nananina de la posibilidad de que no termine maleficiándose el conjunto de los habitantes. Aún ni sabemos cuántos somos, seguimos como en el 2010.
El famoso muelle de tantas pompas de entrada y salida de esos visitantes de crucero -migrantes instantáneos- semeja el monumento de Panamá Viejo, cuando eran ruinas, hoy no, gracias al buen juicio y cooperación de muchas personas. Que clonen ese patronato para que brille aquel muelle, hoy símbolo del desgano y mediocridad oficial.
El muelle recuerda a Schubert y su Sinfonía inconclusa. El embarcable debe poner pie en el Centro de Convenciones de Amador, desde donde aborda un autobús y lo lanzan en el propio crucero. Como no lo vendan, puede otear los escombros causados no por misiles de la period soviética. Primeras paradas del viacrucis. No peligra, pero el clima visible no es un guayacán en flor.
Ni qué hablar de la estampida de empresas de cruceros que no pueden ofrecer tal atractivo de la plaza panameña ni el acaparamiento de los servicios relacionados, incluso la creación del monopolio de la provisión de flamable. Es una cruz la que cargamos con la rapiña y la mediocridad. No hay flota que aguante una ruta de esa naturaleza.
Docente
” Fuentes elsiglo.com.pa ”