El viaje por las costas griegas garantiza el disfrute de puertos acogedores, ruinas soleadas y playas de aguas claras que logran que el visitante se desconecte al instante del mundanal ruido. Entonces la imaginación empieza a volar a un pasado de relatos épicos y mitológicos. El reposo contemplativo que hoy se practica en muchos de los pequeños puertos de Grecia, nacidos de la belleza y la ubicación estratégica, se puede combinar con la visita a vestigios históricos y con actividades como rutas de senderismo, en bicicleta o en motocicleta que, a través de carreteras secundarias y caminos empedrados, culminan en calas secretas, trepan por extintos volcanes o se topan con acantilados y pueblos de pescadores a los que se asoman iglesias ortodoxas, mezquitas otomanas y palacios venecianos.
” Fuentes viajes.nationalgeographic.com.es ”