El reto parecía mayúsculo. «Si no tengo un plato de mi vida, ni tengo un sabor de mi vida, ni una película de mi vida, ¿cómo voy a tener un disco de mi vida?». Pero un maestro de cocina siempre tiene algún as en la manga -o bajo el gorro- para sacar adelante su menú. Y el que aquí nos presenta Andoni Luis Aduriz (San Sebastián, 1971) tiene el escozor picante del rock.
El chef de Mugaritz, que esta semana ha recibido el premio Icon de The World’s 50 Best Restaurants, dice que no le ocurre con otras cosas pero que, cuando se trata de la música, «siento que me desnudo. Es muy personal, parte de tu esencia, de tu alma, algo que es tuyo y que de repente lo compartes a todas luces. Es tan íntimo como el sexo, pero en la cama al menos apagas la luz». Así que tras «quince días» dándole «vueltas y vueltas y vueltas» y, tras plantear la situación a parte de su equipo del restaurante, Aduriz se decide a desnudarse. «Es que cuando más música he escuchado, es cuando más punky he sido», ríe.
Rescata el ‘Rock for Light’ de Bad Brains, de entre una amplia colección de siete álbumes que conserva de los estadounidenses. Se trata del segundo álbum de estudio de la banda, donde esa sinergia entre el reggae y el metal se termina asentando. Un cierto soplo punk de cultura rastafari para el que recuperaron algunas canciones antiguas como ‘Sailin On’, una de las favoritas del chef. Y, además, lo hicieron a velocidad de vértigo.
«Un amigo muy ‘hardcore’ que tengo me preguntó una vez: ‘¿Tú sabes por qué los Bad Brains crearon este estilo?’. Yo no tenía ni idea, así que me explicó que la realidad es que a los Bad Brains los conciertos se les hacían muy largos y querían terminarlos cuanto antes. ¿Solución? Tocaban más rápido», cuenta Aduriz. Una leyenda que subyace y justifica esa velocidad endiablada de sus canciones. «Además es algo que algún compañero practica en la cocina», bromea. «A veces nos ponemos ‘hardcore’ y metemos una velocidad más en la cocina, para que el servicio no se eternice… ¡Como los Bad Brains!».
Una vuelta de tuerca más
Resulta que un día comentando la anécdota sobre el grupo de Washington con el escritor Harkaitz Cano, a este se le encendió otra bombilla. «Aquello le recordó que hoy en día mucha gente joven ve las series y las películas en las plataformas digitales al doble de velocidad, es decir, las ‘hardcorizan’». Cuando el Aduriz de 14 años escuchaba a los Bad Brains, probablemente, sus progenitores pensarían «estos están chalados, ya no saben ni qué hacer…». Pero con 40 años de diferencia, «lo que nosotros vivíamos con naturalidad, quizá los jóvenes de hoy lo vivan con esa misma naturalidad, pese al espanto que me pueda producir a mí. Pero, claro, uno es hijo de su tiempo».
Otros clásicos
Rock: Hertzainak
‘Hertzainak’ (Soinua) 1984
Paso del tiempo. «Es parte de mi banda sonora local y tiene canciones que siguen sonando recurrentemente en la radio».
Punk: R.I.P.
‘No te muevas!’ (Basati Diskak) 1987
Reflejo de un tiempo. «Me recorrí todos los gaztetxes habidos y por haber siguiéndoles en mi adolescencia. Eran una actitud».
Punk: Bap!!
‘Bidehuts Eta Etxehuts’ (Basati Diskak) 1988
Profundidad. «Tenía unas letras diferentes. En aquel momento estaba el tema de la autovía, y eso es lo que representa la portada».
La rebeldía contra el ‘slow life’ y el hambre por abarcarlo todo puede estar detrás de esa actitud, aunque para Aduriz eso no genera ningún conflicto ya que, en gastronomía, «es totalmente compatible que un día comas un marmitako y cenes en un japonés, y al siguiente comas un bocadillo y cenes una ensalada…».
Una dieta equilibrada y variada en lo musical que en la cocina de Mugaritz pasa de la música clásica «para fregar, porque me relaja», a la bossa nova «para cocinar». «No podemos vivir siempre al doble de velocidad, aunque reconozco que hoy Bad Brains han envejecido como el buen vino».
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