La belleza los caballos frisones cautivó a Olga Durán ya hace muchos años, en un viaje de negocios a Ciudad de México. Al hablar con ella, una de las criadoras de equinos más importantes del país, es imposible no sentir la pasión y el cariño que tiene por estos animales, de crines gruesas y abundantes.
Los frisones, que pueden pesar hasta 900 kilos, son quizás los caballos más nobles y calmados, perfectos para los niños y para todos aquellos no muy familiarizados con estar cerca de animales tan imponentes.
Originarios de la región de Frisia, en los Países Bajos, los frisones son casi siempre negros como el azabache, sin ningún tipo de manchas. Sus crines son largas y sedosas, pudiendo ser trenzadas para un mejor cuidado y manejo a la hora de galopar. Pero a la hora de exhibirlos, bien sea en eventos, competiciones o en un paseo, estos equinos son dignos de espectáculo, lo que los ha convertido en uno de los favoritos de los colombianos y, en normal, de los latinoamericanos.
Para el médico veterinario y zootecnista de la Universidad CES, Tomás Vásquez, los frisones representan el emblema 100% hecho en Países Bajos, y su historia se remonta a que fueron utilizados para el trabajo en las tierras bajas, con forrajes de mala calidad y para el transporte de armamento y suministros durante la primera guerra mundial.
“Han tenido tanta versatilidad que ya hay frisones que son utilizados para cruzarlos con caballos de deporte, para adiestramiento, alta escuela, y tienen un temperamento muy noble, muy tranquilos, lo que les permite adaptarse a las actividades deportivas en la que destacan hoy en día”, explicó Vásquez.
La cartagenera Olga Durán se dedica a su crianza hace más de 20 años y es actualmente la mayor referencia en el país a la hora de hablar de frisones, raza que importa y reproduce para luego comercializarla en el país. Tal ha sido su éxito, que clientes chilenos, ecuatorianos, brasileros y norteamericanos la han contactado para llevarse los equinos a sus respectivos países.
A pesar de la pandemia del covid-19, de fuerte impacto en el sector equino colombiano, Durán ha reportado la venta de 40 ejemplares, entre razas frisón y gitano, en el primer semestre de 2021. ¿Su promedio de venta anual? Cerca de 70 animales, provenientes de sus dos criaderos: Santa Lucía y San Andrés, dos de los más importantes en toda Latinoamérica.
“El impacto generado por la pandemia redujo de forma significativa las ventas en todo el sector, ya que muchas ferias y espacios de exposición se cancelaron. Sin embargo, y aun con las restricciones actuales, 2021 representa importantes retos para la recuperación y desde los criaderos Santa Lucía y San Andrés nos hemos preparado para ello con diferentes estrategias”, señala Durán.
Pero la pandemia también trajo beneficios para Durán y sus colegas criadores, según contó. Muchas familias colombianas salieron de la ciudad y se radicaron en el campo durante las cuarentenas más estrictas, lo que, asegura, los “conectó nuevamente con la finca”, motivándolos a adquirir caballos como los frisones y gitanos.
“La pandemia ha sido una de mis mejores épocas en cuanto a venta de caballos, pero a mi lo que más me apasiona es la genética. En Colombia tenemos un campeón mundial, que se llama Da Vinci, y es muy gratificante ver en él todo el esfuerzo”, indicó Durán.
A futuro, la criadora anunció que trabaja para ampliar su operación a otros países de la región, aunque no precisó específicamente los destinos.
” Fuentes www.agronegocios.co ”